La red social ha sufrido una caída del 20% en lo que va de año. Instagram sube un 11%.

Las redes sociales son la oficina de los llamados ‘influencers’, en la acepción más restringida del término. Allí es donde ganan verdaderas fortunas por compartir una foto o subir un vídeo promocionando productos. Snapchat es una de ellas, con la ventaja de su enorme popularidad entre los más jóvenes. Sin embargo, las propias características de esta red social han provocado una fuga de ‘influencers’ hacia otras plataformas.

Las publicaciones de Snapchat se borran a las 24 horas, por lo que ese periodo de tiempo es el único del que disponen influencers y marcas para consultar las estadísticas de impacto y engagement. Tiempo insuficiente para unas acciones que requieren planificación y evaluación para lograr el éxito. En Instagram, por el contrario, disponen de 14 días para ello, más que suficiente para analizar con detenimiento los datos.

Estas características han restado a Snapchat un 20% en el número de influencers, mientras Instagram crecía un 11% en paralelo. De fondo, la guerra entre ambas aplicaciones, prácticamente iguales respecto a las opciones más populares, las ‘Stories’.

El conflicto, en realidad estratégico y empresarial, surgió a raíz de la negativa de Evan Spiegel a vender Snapchat a Mark Zuckerberg en 2013, cuando el fundador de Facebook le puso sobre la mesa 3.000 millones de dólares. Cuatro años después, Spiegel sacó a bolsa su creación, por entonces valorada en más de 20.000 millones. Pero ya era demasiado tarde: Zuckerberg había decidido convertir Instragram en su propio Snapchat, y encima mejorarlo. Lo ha conseguido: mientras que Snapchat consiguió en agosto 173 millones de usuarios activos, Intragam superó los 500 millones. Jaque mate.