Se han encontrado más de 50 especies de peces que consumen plástico. Con las enormes cantidades de este tipo de residuo presentes en el mar no es de extrañar que esto pase. Pero además de ser nocivo para las especies marinas, es perjudicial para las personas que incorporan los productos del mar a su dieta.
¿Pero por qué un pez querría comer plástico? Todavía no se tiene del todo claro cual es el motivo por el que la vida marina ha decidido incorporar estos desechos a su dieta. La razón típicamente aceptada es que los animales marinos confundían el plástico con comida, consumiéndolo por error. Pero la respuesta puede ser más simple que una simple equivocación visual. Parece que simplemente les gusta.
Recientes estudios han concluido que el olor del plástico es atractivo tanto para las gaviotas como para diversos peces, como las anchoas, que por otra parte son cruciales en la cadena alimenticia del mar. Un experimento demostró que las anchoas se comportaban igual ante el olor del de kril (del que usualmente se alimentan) que ante el olor del plástico.
Si bien los peces no «suelen» morir directamente por la ingesta de plástico, sí que sufren diversos problemas; fallos hepáticos y comportamientos atípicos solo son algunos de ellos. El problema para los humanos viene cuando los productos tóxicos derivados de la ingesta de plástico se acumulan en los tejidos de los peces. Esta acumulación pasa a los tejidos de las personas que consumen peces que han comido plástico.
Viendo que los peces se sienten tentados de comer plástico, está claro que la enorme cantidad de contaminación producida por la humanidad se ha vuelto contra nosotros, ya que hemos puesto en jaque nuestras fuentes de alimento, lo cual es un daño directo a las personas y no «solo» al entorno.
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