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Memoria magnética, el poder de la atracción pese al paso de los años

Redaccion| 10 de marzo de 2020

Cómo funciona un disco duro. La memoria magnética, o el desarrollo de unidades de almacenamiento de datos en formato digital aprovechando las propiedades del magnetismo sobre algunos materiales, es un concepto que permanece en constante evolución desde hace ya varias décadas. El transcurso del tiempo y la aparición de otras tecnologías de almacenamiento no han menoscabado en absoluto su singular y atractivo protagonismo.

Información binaria y magnetismo

Cualquier información en formato texto, números, imágenes y sonidos puede ser transformada en una sucesión de bits, o dígitos binarios, cada uno de los cuales tiene un valor de 1 o 0.

La memoria magnética, en sus diferentes versiones de soportes y dispositivos, usa diferentes patrones de magnetización sobre una superficie cubierta con una capa magnetizada para almacenar información en forma de combinaciones de puntos.

Cintas, disquetes, discos, CD’s, DVD’s son ejemplos cotidianos y sucesivos de lo que la investigación tecnológica en materia de memoria magnética ha conseguido brindarnos en estas últimas décadas de lo que han dado en llamarse era digital.

 

El código Binario

 

Discos duros

El disco duro ha sido el soporte de memoria magnética que mejor ha aguantado el paso del tiempo pese a la aparición de otros sistemas de almacenamiento de información (pendrives, nube) alternativos, frente a los que ha sabido pervivir y complementarse.

Está formado por uno o varios platos rígidos introducidos en una caja hermética y unidos por eje común que gira a gran velocidad. Sendos cabezales de lectura/escritura se sitúan sobre cada uno de los platos, que normalmente tienen sus dos caras destinadas al almacenamiento. Permite mantener la información grabada permanentemente por lo que constituye una parte fundamental de todo tipo de ordenadores.

 

Cómo funciona un disco duro

 

El futuro de la memoria magnética

Los ordenadores personales actuales tienen que armonizar un complicado baile de intercambio de información continua entre los dispositivos semiconductores y los dispositivos magnéticos que la almacenan, memoria RAM y el disco duro. Lo mismo sucede en otros aparatos electrónicos e informáticos, que se basan en una o en ambas de estas dos tecnologías, hasta ahora separadas.

Las pautas que marca la investigación actual en ese campo se dirigen a encontrar un material semiconductor que sea también magnético. De esta forma, la permanencia y el nulo consumo de la imanación combinaría espectacularmente con la velocidad a la que funcionan los volátiles y consumistas transistores.

Estos dispositivos de almacenamiento de información, una vez masificados, sin límites de rescritura, serían más económicos y ágiles que las mejores memorias flash actuales. Sin límite de reescritura, ya que no hay desgaste, y podrían alcanzar densidades mucho mayores a las memorias flash.

 

 

 

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