Skip to main content

La guerra que esconde el metaverso y por qué es importante

Pedro Ruiz| 18 de noviembre de 2021

A nadie le sorprende la frase: el futuro de internet se escribió en 1984. Una afirmación que traería a la mente la icónica novela escrita por George Orwell, pero (conspiraciones aparte) nada más lejos de la realidad. El nombre propio de este vaticinio es el de Neal Stephenson, su obra es Snow Crash y ese futuro profético que describiría sería el del metaverso.

 

La palabra de moda en Silicon Valley

De aquello han pasado casi tres décadas -se publicó en 1992-, pero nunca se había hablado tanto de ello. De hecho, el término se ha convertido en el nuevo dorado en el lugar de las ideas millonarias: Silicon Valley. Pero, ¿en qué consiste el concepto? El primer problema que aparece es que no se sabe con exactitud, aunque hay unos patrones comunes. En la obra de Stephenson, el metaverso es una realidad virtual aumentada a la que se conecta el protagonista, Hiro Protagonist, y en la que las personas aparecen como avatares creados por ellos mismos participando en infinitud de actividades.

En otra novela de ciencia ficción denominada Ready Player One también aparece otro ejemplo más o menos práctico de lo que podría significar el metaverso. Así, en un mundo postapocalíptico, las personas pueden vivir en un universo paralelo virtual denominado Oasis, de nuevo, con la identidad que elige cada usuario. En definitiva, las ideas literarias y las actuales tienen rasgos comunes como el de un mundo inmersivo, en red, tridimensional (con realidad aumentada) y sin límites. El problema es que todavía no existe la tecnología necesaria para algo así, ni está siquiera cerca, por lo que hay demasiadas incógnitas.

Sea como fuere, la llegada de una realidad virtual aumentada, avatares e imágenes de computación realistas, borrará todavía más la ya delgada línea que separa la vida real de la virtual. Además, con la capacidad de atrapar a las personas todavía más. Un par de características que hacen salivar a las grandes tecnológicas. De hecho, algunas ya han dado el paso adelante. Una de las más ambiciosas es Facebook. La firma compró hace años la empresa de realidad aumentada Oculus y está creando un ecosistema a su alrededor. Así, Mark Zuckerberg, el fundador del gigante de las redes sociales, cree firmemente que sus auriculares Oculus Quest serán una parte esencial en la creación de un metaverso futuro.

En efecto, el pasado mes de agosto introdujo Horizon Workrooms en sus auriculares, lo que permitió a sus empleados asistir a reuniones virtuales como avatares. Microsoft, por su parte, también quiere su parte del pastel, aunque para el director ejecutivo de la multinacional, Satya Nadella, su metaverso será del tipo “empresarial”. Para ello debe superar los desarrollos de Facebook. Algo que no será fácil, pero en lo que ya está invirtiendo una cantidad muy importante de dinero.

Una de las aplicaciones a superar es, precisamente, la función Horizon que añadió Facebook a sus auriculares. El desarrollo del equipo que lidera Zuckerberg es ciertamente revolucionario, pero adolece de los mismos fallos que se le pueden presuponer: una multitud de personas con una especie de caja en la cabeza y mirando en todas direcciones sin sentido. Microsoft ha intentado solucionar este problema a través del modo ‘juntos’ para su aplicación Teams. La idea, diseñada por Jaron Lanier, es sencilla pero efectiva, y consiste en colocar a todos los asistentes en un espacio virtual compartido, denominado auditorio, en el que los participantes ven a todo el grupo a la vez. Para el propio Lanier, eso permite que las funciones de conciencia social y espacial en el cerebro funcionen de manera más natural.

 

Una batalla por liberar el metaverso

Aunque también hay espacio para una pequeña resistencia, que considera que el metaverso debe ser algo universal, como lo es internet. En esa lista aparece, entre los primeros firmantes, el nombre de Tim Sweeney, el mandamás de Epic Games, la firma que diseñó Fortnite. La cruzada de Sweeney va más allá de las intenciones de Facebook o Microsoft, puesto que apunta directamente a otros monopolistas como Apple y Google. Más en concreto, a sus plataformas de descargas de aplicaciones donde no existe competencia.

Los desarrolladores de videojuegos como Fortnite o Minecraft están más cerca de crear un metaverso libre de monopolios

Pero la disputa legal entre Fortnite y Apple (más tarde será con Google) también está muy ligada al metaverso futuro. De hecho, el propio Sweeney explicó ante el juez que el caso contra la firma de Cupertino es “existencial” para la creación del metaverso. «Con Apple tomando un 30% de descuento en la parte superior, hacen que sea difícil, muy difícil, para Epic y los creadores existir en este mundo futuro», prosiguió ante el magistrado. Finalmente, invocó a un ideal utópico con su creación al señalar que Fortnite “trasciende los juegos” y que el objetivo es “construir algo parecido a un metaverso de la ciencia ficción”.

La realidad es que Sweeney no está solo. El ejecutivo jefe de Nvidia, Jensen Huang, señaló que “quiere crear un mundo virtual que sea nuestro gemelo digital”. Y tampoco sus ideales están más alejados de lo que buscan las grandes tecnológicas: su parte del pastel. Aunque quizás su visión esté más cerca del concepto de competencia que se ha desvanecido a medida que un puñado de gigantes tecnológicos copaban la vida de las personas. Por suerte para todos, en esta ocasión, los desarrolladores de videojuegos como Fortnite o Minecraft están más cerca de desarrollar ese futuro. Aun así, la batalla será larga.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO