Miles de espías campan a sus anchas en Estados Unidos.
La guerra fría acabó, pero los operativos de inteligencia extranjeros se cuentan por miles en EEUU.
Más de 170 países mantienen presencia diplomática en Estados Unidos. Desde los enemigos tradicionales y futuros (como Rusia y China) a países aparentemente insignificantes para la administración Trump, pasando por naciones amigas como Francia y Reino Unido.
Todos ellos tienen algo en común; todos saben que la información es poder, y todos se esfuerzan por conseguirla. Mediante un vasto espectro de tipos de espía, la lucha por la información toma muchas formas.
Los agentes más habituales, los que tienen tapadera oficial, son agregados extranjeros a embajadas y consulados, normalmente con un título profesional que nada tiene que ver con sus labores verdaderas. Este tipo de espía es el más fácil de tener controlado, pues las agencias de la sopa de letras (FBI, CIA, NSA, etc) dan por hecho que un porcentaje del personal diplomático no es quien dice ser. Aunque hacen su trabajo «oficial» lo suficiente para no levantar sospechas, su tiempo libre es dedicado a la recolección de inteligencia.
Los que lo ponen más difícil a la hora de seguirles el rastro son aquellos que llegan al país como ciudadanos extranjeros, aparentemente para buscarse la vida o hacer turismo. Son conocidos cono NOCs (sin tapadera oficial, por sus siglas en inglés) y aunque es imposible tener una cifra exacta de estos agentes, las autoridades norteamericanas asumen que un buen puñado de ellos entran y salen cada día del país.
Otros ciudadanos extranjeros, cuya prioridad no es el espionaje y utilizan sus identidades reales, podrían pasar, si tienen oportunidad, secretos industriales o de Estado a sus gobiernos mientras realizan su carrera profesional. Finalmente, ciudadanos americanos descontentos y en posiciones de poder dentro del ejército o la administración, podrían echarse en los brazos del enemigo y otorgarles esa información sensible tan valiosa en la partida de ajedrez geopolítica.
Sea como sea, cuando un país como EEUU tiene intereses en todo el mundo, es normal que todo el mundo tenga intereses en él, lo que significa, siendo optimistas, miles de espías sobre el terreno.