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Mina El Hammani: «Siempre supe que sería actriz, lo que nunca imaginé es el boom»

Coche Echarren| 17 de agosto de 2021

La actriz de moda sabe de ‘tiempos complicados’ porque pasó de ocupar las pantallas televisivas con la serie El Príncipe a “recoger copas” en una terraza de Madrid. Y porque creció como hija de inmigrantes marroquíes, sin acceso a muchos de los privilegios del español medio de hace 30 años. Hablamos con Mina El Hammani.

Hoy Mina es una de las actrices más valoradas por su talento y más buscadas por su belleza -la serie Élite lo cambió todo y ahora ha llegado El Internado: Las Cumbres-. Hay en ella una dignidad y una sabiduría que no abundan mucho por ahí. Tal vez eso es parte de lo que ha conquistado a la mítica firma francesa Guerlain, que la ha elegido como embajadora. Hoy hablamos de esto y de aquello, y reconocemos en ella lo que es, de verdad y en el mejor sentido, tener clase.

Este año se ha estrenado la vuelta de El Internado: Las Cumbres, ¿qué ha sido lo mejor de este trabajo?

Siempre, cuando empiezo un proyecto nuevo me pongo nerviosa… pero ha pasado algo muy bonito entre los compañeros. Estuvimos mucho tiempo rodando y, al final, llegamos a ser familia. Ellas y ellos son lo mejor que me ha podido pasar. Eso ha sido el privilegio: encontrar a gente con una energía superbonita.

Entre ellos el actor Gonzalo Díez, que estuvo en estas páginas hace muy poco.

Sí. Es buena persona, muy profesional… para mí es mi ‘bebecito’.

¿Cuando eras niña creías que este sueño sería posible?

Sí, soñaba con ello y sabía que iba a conseguir trabajar en esto. Yo siempre decía que iba a pagar mi piso y mi comida con mi trabajo de actriz. Lo que no imaginaba es el boom, el hecho de que el público me reconozca por la calle… toda esa parte no me la había imaginado nunca.

¿Cuándo notaste el cambio?

El día que se estrenó Élite. En Netflix se estrena a las 9h. Yo me levanté a las 8h, supernerviosa, lo vi y, de repente, empezó a ‘sonar’ mi Instagram sin parar. A las 13h tenía tal aluvión de nuevos seguidores y de comentarios que me sentí desbordada. No sabía cómo gestionar eso, si tenía que responder, si no… Quedé con un amigo para calmarme y pasear y, mientras íbamos por la calle, ya me reconocieron. Ese fin de semana todo el mundo lo vio y el lunes ya fue un cante.

¿Te cuesta llevar bien esta parte del éxito?

Sí, porque desaparece el anonimato y de repente vives con el radar puesto. Estás pendiente de si alguien te está grabando… ya no puedes relajarte por la calle.

«Mis padres no me han apoyado siempre»

Dices que eres tímida, pero no lo pareces en las presentaciones de Guerlain.

Sí, pues te diré que me pongo siempre antes muy nerviosa. Me relajo cuando hay un feedback. Pero me inquieta tener muchos ojos pendientes de mí. En escena es distinto, me olvido de mí misma porque pienso que no es a mí a quien juzgan, sino al personaje. Y todos somos temerosos del juicio ajeno. Al final, antes de dormir, no hay nadie que no le dé vueltas a eso.

¿Un truco para soportar esas situaciones?

Yo tengo uno, el mismo que mi amigo Ramiro. Lo que hacemos es imaginarnos a las personas con las que hablamos, ‘de vientre’. Es una manera de no poner en el altar a nadie. Lo hago sobre todo cuando me reúno con directivos… humana o humano tú, humana yo [risas].

«Tuve que trabajar de camarera después de El Príncipe, pero nunca se me caerán los anillos por eso»

¿Tus padres te han apoyado en todo este camino?

No, no me han apoyado todo el tiempo. Hay una parte de vértigo en ellos. Les hubiese gustado que tuviera una profesión más estable, aunque ahora mismo nada lo es. Pero es que en esta profesión estás un año trabajando y luego un año y medio de camarera. Como me pasó a mí tras estar en El Príncipe. Había gente que me reconocía cuando recogía sus copas. Me preguntaban y yo les decía que sí, que era yo. A mí nunca se me caerán los anillos por estas cosas. Me pasó con 21 años y, en realidad, fue maravilloso porque fue un aprendizaje fundamental. Yo no sé qué pasará conmigo en el futuro.

Has creado una productora y has dirigido un corto, ¿cuándo lo veremos?

Estoy terminando el proceso de montaje. No tenemos prisa, así que puede que ya no lo estrenemos hasta el año que viene. Es una historia que surgió con un amigo. Él quería llevar una obra de teatro a Mérida, leí su texto, y lo quise convertir en corto. Luego conocí a mi socia, Candela. Unirme a ella ha sido genial. Es maravillosa, y tiene muchas ganas de prosperar y de avanzar.

«Me gustaría tratar el tema de la doble cultura -árabe y española-«

¿Escribirás alguna vez?

Sí, de hecho tengo alguna cosa a medias. Y es que quiero hablar de mis cosas. Por ejemplo, me gustaría tratar el tema de la doble cultura -árabe y española-, que ya he tocado con mi personaje de Élite, pero más a fondo, con más matices.

Eres embajadora de Guerlain, ¿es otro sueño cumplido?

No conocía la marca cuando era pequeña. Pero la adoro. Estoy enamorada del Aceite de Abeille Royaile. Lo uso para todo, incluso para dar luz al maquillaje.

¿Pero te interesaba el mundo de la belleza de pequeña?

Mucho. Y usaba lo que estaba a mi alcance: los productos naturales. Mi madre y yo nos poníamos miel en la cara 30 minutos, o yema de huevo, o el líquido que quedaba tras hervir el arroz.

Un deseo.

Que se haya acabado el covid para cuando se publique esta entrevista. Mucha salud para todos.

 

Foto: Antonio Terrón

 

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