Emilio Morenatti: «‘Loneliness’ es la necesidad de ponerle imágenes y rostros a una pandemia global»
Los mejores retratos de una pandemia gráficamente silenciada. Las mejores estampas de los rostros de las periferias sociales. Aquí, y fuera. Donde la actualidad y su pasión por contar lo que pasa le llevan desde hace tres décadas. Emilio Morenatti es fotoperiodista de la agencia The Associated Press y, en su carrera por documentar el siglo que vivimos, se ha acercado tanto al fuego que ha sido secuestrado, ha perdido un pie, ha sufrido heridas. Afganistán, Jerusalén, Gaza, Pakistán, conflictos, pandemias… Guerras, sangre, sudor, lágrimas y esperanzas. Sus ojos son anteojos sin filtros para las portadas de los periódicos más potentes de todo el mundo. Es el primer español galardonado con la mítica distinción en la categoría de reportaje gráfico por su relato sobre cómo han sufrido la pandemia los más veteranos de España.
Dice Julia Pananon que “ser un fotógrafo de The Associated Press (AP) no es para los débiles de corazón”. Y lo dice mostrando una fotografía de Emilio Morenatti sobre una moto, en mitad del asfalto, disparando instantáneas de la actualidad, con sus bermudas, y su prótesis, porque este fotógrafo de las trincheras sociales perdió su pie izquierdo en agosto de 2009, cuando documentaba la guerra de Afganistán empotrado en una patrulla militar estadounidense a su paso por Kandahar. Una bomba. Un desastre.
Dejarse la piel, los huesos, la extremidad entera y un punto de apoyo importante es un daño colateral de una vocación arrolladora por contarle al mundo entero lo que pasa desde donde pasa, especialmente los dramas sociales que salpican, también, el mundo real.
Pero él dice que más allá de la amputación del pie, de las heridas sufridas en el epicentro de la tensión mundial, o de aquel secuestro en Gaza de 2006, lo más difícil que le ha tocado vivir en sus treinta años de profesión ha sido retratar la pandemia de coronavirus en España, un país que decidió dar parte oficial del desastre y esconder la realidad devastadora del virus a los medios dificultando el acceso a las fuentes, poniendo muros ante el sufrimiento, consintiendo así, quizá, el despliegue de negacionistas.
«Un fotógrafo de AP no se arruga», dice Pananon. Por eso Morenatti salió a la calle durante la pandemia paralizante a contar con su cámara lo que estaba pasando en las residencias de ancianos del país. Ese tesón, esa valentía, esa sensibilidad, ese servicio y ese trabajo han sido galardonados con el Premio Pulitzer al mejor reportaje gráfico del mundo en 2021. Es la primera vez que un fotoperiodista español se coloca en este podio con trascendencia internacional. El jurado considera que su serie es “conmovedora” y “adentra al público en las vidas de los mayores en España” en esta coyuntura histórica que acabamos de sufrir. Soledad, frío, sábanas blancas, miedos, incertidumbre, manos temblorosas, cadáveres, sanitarios cubiertos por epis, tanatorios, duelo, silencio, oscuridad y gris.
La fotografía más icónica de la serie Loneliness es la que protagonizan Agustina Cañamero, de 82 años, y Pascual Pérez, de 85. Marido y mujer. Les disparó en son de paz Morenatti el 22 de junio de 2020 en una residencia de ancianos de Barcelona. La foto cuenta al mundo el beso que se da el matrimonio -seis décadas desde la boda- con mascarillas y con la profilaxis de un plástico separatista al reencontrarse después de cien días alejados por las circunstancias. Y es una fotografía espectacular, elocuente y bella, que expresa, también, hasta dónde ha llegado este fotoperiodista y hasta dónde alcanzan los ecos de sus obras en la opinión pública.
Cuenta Morenatti que Loneliness es la consecuencia de su necesidad “de ponerle imágenes y rostros a una pandemia global”. Pero el fotógrafo no es solo un documentalista: es también un hombre comprometido con las causas que embellecen de humanidad el planeta. Por eso, detrás de cada foto hay un alma en vilo, una mano que se le agarra, una conversación interior, una pequeña catarsis que después acaba conmoviendo al mundo entero cuando aparecen, a seis columnas, en los tabloides más influyentes de Occidente. Y todo eso se palpa como en tres dimensiones, porque su objetivo tiene corazón.
30 AÑOS DE FOTOPERIODISMO EJEMPLAR
El Pulitzer reconoce una serie, pero, en el fondo, avala una trayectoria consolidada y aplaudida. Tres décadas. Miles de personas. Mucha metralla. Muchos días fuera de casa.
Ha sido capaz de “poner en primer plano lo que sucede y, en segundo, la integridad propia”
“Todo empezó cuando era un inconsciente y un follonero”. Él quería ser el primero y quería estar donde había que estar. Y hacía el pino por estar en primera línea, arrimándose a los eventos que sacudían los pilares de la actualidad, la mayoría de las veces en forma de violencia o de catástrofes. Solo cerca de los hechos que claman al cielo se pueden retratar las injusticias. Y ahí estaba Morenatti, disparando historia contemporánea, “poniendo en primer plano lo que sucede y, en segundo, la integridad propia”. Y ahí sigue, aunque ahora que está entrenado tiene que recordarse más de una vez que tiene dos hijos.
El Pulitzer español no ha surfeado la historia. Se ha empapado, se ha comprometido, se ha dejado la piel, ha atrapado los sucesos en la retina de su cámara, ha puesto el altavoz de un trabajo bien hecho y del eco universal de AP, y sus fotografías, seguramente, habrán tocado conciencias, promovido la solidaridad, interferido en decisiones políticas, y habrán desterrado del olvido y la marginación el pisoteo de los derechos humanos sin fronteras. Y, a pesar de todo lo vivido, él ha logrado no convertirse en una persona cínica ni observar el drama con frivolidad.
Se ve en sus últimas fotos alrededor del volcán de La Palma: su corazón bombea sentido y sensibilidad, oficio y conciencia, influencia y profesionalidad.
PUEDES LEER LA ENTREVISTA COMPLETA EN EL NÚMERO DE NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2021 DE LA REVISTA INFLUENCERS O REGISTRÁNDOTE GRATIS AQUÍ.
Imágenes cedidas por Emilio Morenatti
Foto de portada: Joan Monfort