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Nacho Dean cruza a nado el Estrecho de Bering, que une América con Asia

Marketing| 16 de diciembre de 2018

El aventurero avanza en su Expedición Nemo que unirá los 5 continentes nadando y nos relata la tercera etapa de su hazaña: desde la isla Little Diomede (Alaska) hasta cruzar la línea fronteriza con la isla Big Diomede (Rusia).

Dice que, en su primera noche en Nome (Alaska), le recibió el gran espectáculo de la aurora boreal. «No sólo resultó complicado llegar hasta allí. La travesía imponía mucho psicológicamente. Es una región del planeta muy aislada, con fuertes corrientes en las inmediaciones del océano Ártico, meteorología inestable, una fauna marina peligrosa y viajo con poco más que un cámara y un traje de neopreno».

Realizaste la travesía en septiembre. ¿Cómo era la climatología?

Esas fechas deberían ser ya tardías para intentar cruzar nadando. Debería estar todo congelado, pero no fue así. El cambio climático hacía que la temperatura exterior rondara los 8ºC de día y el agua los 3-5ºC, temperaturas inusualmente altas para la época del año.

Cuenta alguna vivencia que tuvieras en la isla Little Diomede antes de iniciar el cruce a nado.

Fui testigo de una tradición ancestral cuando unos cazadores despellejaron y despiezaron una morsa repartiendo la grasa, los colmillos y los órganos entre los que habían participado en la caza, mientras los niños correteaban alrededor y se llenaban las manos de sangre tibia jugando con absoluta naturalidad. Otro día vimos pasar varias ballenas jorobadas justo entre las dos islas, rumbo al Ártico.

¿Alguien había realizado ese cruce antes que tú?

Exceptuando Lynne Cox, que en 1987 nadó desde la isla Little Diomede a la Big Diomede en plena Guerra Fría para apaciguar la tensión entre ambos países, los demás nadadores de los que tengo constancia solo han hecho la mitad del recorrido, como yo.

¿Cuál fue el momento más difícil ?

En una ocasión, saqué la cabeza del agua y la embarcación de apoyo estaba muy lejos, más de cien metros por delante de mí. Me entró una sensación de soledad y vulnerabilidad que daba mucho miedo y pegué un grito para que se acercaran inmediatamente. Los animales que más temía eran las morsas y las orcas. Estaba nadando en el fin del mundo, había llegado desde España a un lugar remoto del planeta donde ni siquiera los locales se meten en el mar a nadar.

¿Qué se te pasa por la cabeza en una situación así?

Nadaba inmerso en mis pensamientos, acordándome de los míos, preguntándome cuánto quedaría para llegar a la frontera hasta que escuché una voz desde la barca avisándome de que había alcanzado la Dateline, ¡la línea que separa Asia de América!. Nadé unos metros más para hacer el cruce de la frontera y comenzar el regreso. No quise adentrarme demasiado en aguas rusas porque sabía por otros testimonios que puede ser peligroso.

¿Y al culminar?

Tras 1 hora y 11 minutos cubriendo los 4 kilómetros que distan desde la isla hasta la frontera y vuelta, ya me podía relajar y comenzar a disfrutar. Acababa de rebasar el ecuador de la Expedición Nemo y de los cinco estrechos, acometido tres con éxito.

El estrecho de Bering es una de las travesías a nado más difíciles del planeta y, sin duda, la más imponente de la expedición.

¿La próxima será…?

Unir Asia con Oceanía, en Papúa. En breve espero poder contárosla para Influencers. Muchas gracias por vuestro apoyo.

 

 

 

 

Por J.C. de L.

 

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