Nachter: “Nunca pensé que esto iba a ser mi trabajo”
Ignacio Gil Conesa (Valencia, 1990), más conocido como Nachter, es una de las figuras más influyentes del entretenimiento digital en España. Nacho (como prefiere que le llamen) dejó atrás su carrera en una cadena de restaurantes para dedicarse por completo a las redes sociales, una apuesta que muchos considerarían arriesgada, pero que para él resultó ser el movimiento perfecto.
Con más de 20 millones de seguidores en sus redes, Nachter (o Nacho, tanto monta, monta tanto…) ha conquistado a jóvenes y adultos de todas las edades gracias a su humor blanco, basado en situaciones familiares con las que todos podemos identificarnos.
Como no podía ser de otra manera, disfrutamos de una divertida sesión de fotos con él en el Parque de la Quinta de los Molinos, un rincón histórico de Madrid conocido por sus paisajes llenos de almendros y su ambiente tranquilo. Un espacio que, con su aire relajado y familiar, guarda cierta conexión con el perfil que Nachter ha construido: cercano, desenfadado y apto para todo tipo de público. Además, hemos grabado un vídeo durante la sesión, ya disponible en nuestras redes sociales, y que recomiendo no perderse.
Más allá de su éxito en redes, Nacho no es solo un creador de contenido. Su experiencia empresarial le otorga una visión única sobre la industria digital, desde la creación de contenido hasta la monetización de la fama online. Hemos quedado con él para que nos desvele cómo ha logrado esta transición, mantenerse relevante en un entorno tan competitivo y qué podemos esperar del futuro del fenómeno viral que ha creado. Y nos ha correspondido con una gran exclusiva para nuestros lectores.
Te soy sincero, voy a intentar encontrar algún paralelismo entre tu familia real y la plasmada en tus redes sociales. Pero me tengo que remontar a tu infancia. ¿Cómo fue?
Recuerdo una infancia muy bonita, a pesar de que puedas pensar, viendo los vídeos, que debí tener un trauma con mi madre en algún momento [risas]. Mis padres siempre estuvieron volcados en mí y fue muy divertida. En mi casa siempre hay mucho humor por parte de mi hermano y de mi padre; mi madre es más estricta, pero en general hay mucho humor.
¿No serás el hermano mediano?
No, soy el hermano mayor, pero mucha gente me dice que seguro que soy el mediano. De hecho, apenas me meto con el hermano mayor. Lo hago más con el mediano y con el pequeño.
Comentas que tu madre es más estricta. ¿Se parece mucho a la que vemos en los vídeos?
Nada, nada. De hecho, mi madre me ha desheredado cinco o seis veces. Me dice que cuándo la he visto yo con esos pelos, con esa bata y con la chancla que lleva la madre en los vídeos… Mi madre es muy coqueta y va siempre muy arreglada. Yo le respondo que, en mi cabeza, más o menos, sonaba y era así en la forma de ser, aunque está exagerada; pero estéticamente no, no es así.
¿Cómo eras en los estudios?
En la universidad sí que me apliqué bastante, pero en el colegio era un poco ‘payasete’ y bastante disperso. No tenía las mejores notas ni era un alumno ejemplar, para nada. Pero bueno, por lo menos los profesores y los alumnos se reían conmigo y hacíamos muchas bromas.
Tengo entendido que tuviste una experiencia traumática en aquella época con el fútbol. ¿Qué sucedió?
No sé cómo te has enterado de eso, pero sí. A mi hermano le dieron un balonazo cuando éramos muy pequeños, y tuvimos que ir a Urgencias porque se desmayó y tuvo un problema en el cerebro. Por eso está como está: medio tonto [risas]. Estuvimos muy preocupados porque estuvo en Urgencias durante dos o tres días, y le cogí miedo al fútbol.
Entonces, ¿no te puedo preguntar si eres más de Cristiano o de Messi?
Me pones en una situación difícil. Sin que me guste mucho el fútbol, cuando he visto jugar al Madrid lo he apoyado porque mis mejores amigos son de ese equipo, así que apoyé más a Cristiano. Pero, como persona, Messi me parece un diez.
Estudiaste Administración y Dirección de Empresas en la universidad y, a partir de ahí, ¿cuál fue tu primer trabajo y cómo fuiste progresando hasta llegar aquí?
Comencé en una empresa de iluminación LED, en labores comerciales. Luego estuve en la Fundación Mainel dando muchas charlas, y de ahí me fui como director de compras a Restaurantes Saona.
Tus inicios en el mundo de la restauración no se quedaron ahí. He oído hablar de un proyecto que tienes…
Sí, acabamos de abrir un local de take away donde puedes llevar te la comida o, si lo prefieres, tomártela en el local. En cuanto a calidad-precio, ¿qué voy a decir yo? Es espectacular. Lo hemos abierto en el centro comercial Caleido, al lado de las cuatro torres, y es el primero que hemos abierto en Madrid. Se llama Lassal.
¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de las redes sociales?
Empecé como un hobby. Me gustaba hacer payasadas con amigos o en clase, con gente de confianza. Cuando vi las redes, me di cuenta de que había contenido de humor, pero no para todos los públicos. Yo quería hacer un humor blanco, para todos los públicos, como el de José Mota en la televisión, que lo hace muy bien y que en general puede ver todo el mundo. Pero nunca pensé que esto iba a ser mi trabajo en un futuro. Durante los primeros cinco años lo compaginaba con el trabajo. Entonces llegó la pandemia y, al estar en ERTE, porque los restaurantes estaban cerrados, decidí hacer cinco vídeos al día en lugar de uno o dos a la semana, que es lo que venía haciendo. Fue cuando saqué el personaje de la madre, el del hermano mediano… y fue un éxito. Desde ahí hemos ido creciendo hasta ahora.
¿En qué momento te diste cuenta de que tu contenido tenía potencial para llegar a millones de personas?
Cuando llegué a los 700.000 seguidores en Instagram. Durante cinco años estuve estancado en torno a los 200.000, pero al alcanzar ese nivel empecé a darme cuenta de que esto podía ser muy grande: se compartían mis vídeos por todos lados y fue el año de mi boom en redes. Hicimos unos capítulos, Academia de madres, y fuimos pioneros en hacer capítulos con continuación en Instagram. Fueron unos treinta capítulos y la gente estaba esperando el siguiente, lo que me hizo crecer en torno a veinte mil seguidores diarios. Esto era una barbaridad en Instagram (donde hemos llegado a los 5,2 millones de seguidores), pero es que en TikTok, donde ahora somos unos 12 millones, había incluso días de cien mil nuevos seguidores diarios.
¿Qué vino después?
Luego saqué unos capítulos sobre el covid-19 que se llamaban Clases de historia en el año 2300, otros sobre El traductor de generación Z con mi hermano, Los que inventaron el idioma español y ahora estoy con Cómo se originó la humanidad. Son capítulos muy míos, muy de mi estilo, y a la gente le gustan.
Debe de ser difícil tener ideas para generar contenido diario para las redes sociales.
Desde pequeño, y en mis anteriores trabajos lo saben, una de las cosas que se me dan bien, a pesar de mis muchos defectos, es la creatividad. Por eso, en todos mis trabajos anteriores acabé ayudando en marketing. Aun así, hoy en día, sin mi equipo no podría hacer lo que hago. Ahora ya no subo cinco vídeos al día, subo uno o dos.
¿Llega a ‘quemar’ esa presión de tener que generar un vídeo o dos de humor todos los días?
Por supuesto, tengo meses malos, incluso muy malos. Llevo nueve años subiendo vídeos y pensando en nuevas ideas todos los días y, aunque tengo la suerte de vivir de esto, es fácil caer en la rutina. Llega un punto en el que te acostumbras y empiezas a centrarte en lo negativo. Por eso, ahora estoy respetándome mucho mi salud mental. Grabo vídeos para dos semanas y después trato de desconectar por completo. La semana siguiente me la tomo para mí, me voy a algún lugar con bosque, camino por el campo e intento no pensar en nada relacionado con los vídeos.
“He tenido momentos malos en los que pensé que no podía más”
¿Has llegado a pensar en dejarlo?
Hasta el punto de dejarlo no, pero sí he tenido ganas de parar durante unos meses. Me considero una persona muy positiva y optimista, pero he tenido momentos malos en los que pensé que no podía más, porque no todo vale. También porque me pongo metas como no dejar pasar un día sin publicar un vídeo. Es cierto que también participo en otros proyectos que no son de redes sociales, pero el problema de las redes es que dependen de mi cara, y entonces tengo que ser yo quien lo haga. Esa parte no la puedes delegar y genera mucho estrés.
¿Cómo es trabajar en un entorno tan hostil, como es el de las redes sociales, donde mucha gente ‘vomita odio’, a menudo escondida detrás de un perfil falso?
Dentro de las redes sociales hay mucha destrucción, pero hay que construir. Si quieres emprender y hacer cosas, los comentarios negativos te van a llegar. La única forma de que no te lleguen es quedarte en casa sin hacer nada. Entonces, es algo que tienes que asumir. No voy a mentir: me ha sido muy difícil llevarlos, sobre todo durante los primeros cinco años, y ahora intento ignorarlos porque toda la energía que pierda en atender a esos comentarios es energía que dejo de poner en mis planes para crecer. Y la gente que está ‘vomitando’ esas tonterías está perdiendo su energía en algo que creo que no le va a aportar absolutamente nada.
¿Qué te consideras: actor, artista, cómico…?
Mi sueño era ser actor desde pequeño. Se lo decía a mis padres y me respondían que era dificilísimo conseguir un trabajo ahí. Así que estudié. Pero cuando vi la posibilidad de las redes, quise meterme como actor, porque me encanta actuar.
Nachter: «Hay un proyecto en el que llevo trabajando más de año y medio, que me ha llevado muchas horas de trabajo y, obviamente, un gran esfuerzo económico».
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Fotos (c) Fernando Bosch