Skip to main content

Netflix cumple 25 años mirando a la televisión tradicional

Miguel Ángel Ossorio Vega| 31 de agosto de 2022

Netflix es la compañía líder en un sector de reciente creación, el de las plataformas de streaming. Quizás ella lo inventó, pero también es ella la que está sufriendo el desgaste de un modelo que parece empezar a agotarse. Repasamos la historia de quien destronó a la televisión tradicional y ahora baraja reconvertirse en un canal generalista más para sobrevivir.

Hubo un tiempo en el que las películas se veían en el cine o en casa, previo paso por el videoclub. Aquellos locales, convertidos en el paraíso de los cinéfilos, ofrecían la posibilidad de hacerse con los últimos estrenos y los grandes clásicos para disfrutarlos ‘de prestado’ en casa durante algunos días. Previo pago (el pay per view no inventó nada).

En Estados Unidos, dos empresarios eliminaron el acto de ir al videoclub a alquilar y devolver los DVD (antaño VHS, para los más jóvenes). Simplemente, crearon un sistema que permitía recibir en casa la película y devolverla en cualquier buzón de correos. Amazon no ha inventado nada…

Cuando Internet eclosionó definitivamente, los avezados empresarios reconvirtieron Netflix en un videoclub online. El proceso era el mismo: alquilabas la película y podías verla durante unos días. Aquí ya no había nada que devolver, ya que el sistema bloqueaba el acceso a la película cuando vencía el periodo de alquiler contratado. De ahí a rellenar la plataforma con millares de títulos solo hubo que dar un paso. Y de ahí a convertirse en una factoría de contenidos de producción propia… 25 años.

Ahora, más de 220 millones de suscriptores y 11.000 empleados después, Netflix cumple un cuarto de siglo convertida en líder del streaming. Pero su liderazgo está amenazado a partes iguales por Disney, Amazon y el propio modelo que contribuyó a crear.

 

LOS RIESGOS DE LA PLATAFORMA EN SU 25º ANIVERSARIO

La compañía es un gigante del streaming sin igual, pero acusa el desgaste de un sector que ha crecido a un ritmo tan vertiginoso como insostenible. La batalla por conseguir nuevos suscriptores ha llevado a la compañía a producir contenidos sin tino, hasta el punto de que la calidad de sus películas y series muchas veces es cuestionable. Su gran problema es que no está ligada a más marca que sí misma, un problema que también sufre Amazon, pero que ha suplido comprando estudios como MGM o los derechos de El Señor de los Anillos. Sin embargo, el gigante del comercio electrónico tiene su plataforma de streaming como complemento a ese negocio de venta de productos, mientras que Netflix… no tiene nada más allá de Netflix.

En paralelo, la compañía ha visto cómo su imparable crecimiento durante casi una década ha empezado a frenarse. Incluso se ha desacelerado, perdiendo casi un millón de suscriptores. Hay varias razones para ello. Por un lado, se ha descrito (o creado) un nuevo síndrome llamado ‘fatiga de la suscripción’. El término viene a definir el hastío que presentan algunos usuarios por tener que suscribirse a cada plataforma en función de la serie de moda que quieran ver. Lo que hacen muchas personas es darse de alta y de baja indistintamente cuando se emiten sus series favoritas, alterando de forma artificial e imprevisible las cifras que utilizan los inversores para evaluar el estado de salud de la compañía.

Debido a ello, muchos usuarios han optado por compartir cuentas de Netflix para ahorrar dinero en sus múltiples suscripciones a diferentes servicios. Algo que reduce de forma artificial el total de abonados y lo separa del número de espectadores potenciales. La compañía ha respondido tradicionalmente elevando el precio de las suscripciones, que entraron en España con una horquilla de entre 7,99 y 11,99 euros y ahora roza los 20 euros mensuales en su plan premium. Curiosamente, el precio más bajo se ha mantenido invariable.

 

NETFLIX CON ANUNCIOS EN ESPAÑA

La pequeña sangría de suscriptores se ha saldado con un brusco cambio de planes para la compañía: ahora baraja introducir un nuevo plan de suscripción con anuncios. Será más barato que los planes actuales, aunque se habla de un mínimo de 7 euros (apenas un euro menos que el plan básico actual, que no tiene anuncios). Esto lleva a pensar que el plan de 7,99 euros está en clara extinción y que, posiblemente, veremos cómo desaparece para separarlo de esos supuestos 7 euros que costaría el plan de Netflix con anuncios.

Detrás de la introducción de publicidad en Netflix (todo apunta a que serán cuatro minutos de anuncios por hora, antes y durante los contenidos) no solo hay una estrategia para mantener a los usuarios con mayor riesgo de baja, sino la búsqueda de nuevos ingresos para seguir alimentando una factoría que no puede dejar de producir nuevos contenidos cada semana. Ya se ha visto que la calidad necesariamente se compromete cuando hay que dar luz verde a tantos contenidos en tan poco tiempo. Pero los rivales empujan y vienen avalados por poderosas marcas contra las que es difícil luchar.

Además, Netflix necesita incrementar su base de usuarios y frenar la sangría de bajas. Es cuestión de supervivencia. La compañía se ha dejado un tercio de su valor en bolsa en apenas un año, pasando sus acciones de alrededor de 600 dólares en noviembre de 2021, a poco más de 200 en la actualidad. Wall Street duda del futuro de Netflix, hasta el punto de que es frecuente que se rumoree una potencial compra de la compañía por parte de algún gigante como Apple. El problema (o la virtud) es que Netflix se ha convertido en un gigante por sí misma. Uno que vaga por un terreno ahora pantanoso, pero que ella misma ha construido durante 25 años. ¿En qué situación estará Netflix dentro de 25 años? Solo el tiempo, y nuestra tele, lo dirán.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO