El futuro de Netflix, ¿está cerca de hacerse un Nokia?
Siempre se dice, debido a que es una realidad, que la historia se repite. No de una forma exacta, pero sí que en la forma en la que suceden las cosas. Un ejemplo es lo que se intuye que puede pasarle a Netflix: su futuro de color de rosas hasta hace apenas un año está cambiado de una manera que para algunos era inesperada. Pero, lo cierto, es que los pasos que se han ido dando hacen que las previsiones no sean especialmente positivas y se empiezan a vislumbrar grietas donde antes no existían.
Lo cierto es que lo que está ocurriendo se debe a diferentes factores que ha llevado a algo que era absolutamente impensable hace poco tiempo: las cifras de Netflix en lo que tiene que ver con los suscriptores no son especialmente buenas, y esto puede deberse a una desgaste del modo de actuar de la plataforma de vídeo en streaming que no ha visto -o, quizá, no ha querido ver lo que se le venía encima.
Bien es cierto que las cifras de personas que tienen una cuenta de Netflix son casi impactantes: dispone de nada menos que 150 millones de suscriptores en todo el mundo. Esto, en principio, debería de ser suficiente para tener confianza en el futuro de la compañía… pero actualmente estos datos no son suficientes debido a la fuerte competencia que tiene el servicio VOD a los que, todo hay que decirlo, no se ha prestado la debida atención. Además, no hay que olvidar las inversiones millonarias que se han realizado en creaciones como películas o series con actores de renombre que se tienen que amortizar… Y, esto, no siempre se consigue.
¿CUÁL HA SIDO LA SEÑAL DE ALARMA?
De nuevo, tenemos que hablar de cifras. Y, estas, sin ser demoledoras sí que marcan un punto de inflexión, algo quizá más preocupante: una tendencia. Hablamos de la pérdida, por primera vez en su en una década, de abonados. No es una cifra imponente, solo 20.000 cuentas en el primer trimestre de 2022, pero ya es algo significativo. Y, ojo, que las estimaciones apuntan a que el resto del año puede ser incluso peor. Y, esto, es lo realmente grave.
Esto, junto a un crecimiento que no llega ni de lejos al conseguido en años anteriores, ha llevado a que los inversores no sean muy optimistas (ya se sabe, cuando los tiburones huelen sangre…). Así, una vez que los datos anteriores se conocieron, el valor bursátil de Netflix cayó un 25% nada menos. Bien es cierto que posteriormente se amortiguó el golpe, pero no se ha recuperado lo perdido por completo. Una de las consecuencias de esto es que se dispone de un menor músculo financiero y, por lo tanto, no se pueden realizar inversiones a la ligera -lo que afecta directamente a los contenidos, claro-. Es decir, que es la pescadilla que se muerde la cola.
¿Y qué ha hecho Netflix ante este panorama? Pues las decisiones a tomar son cuando menos discutibles porque, algunas de ellas pueden ser contraproducentes incluso a corto plazo.
LO QUE NETFLIX HA PENSADO HACER, POR AHORA….
Pues teniendo sentido, que lo tiene, no son precisamente movimientos que lleven a modificar lo que opinan tanto inversiones como usuarios. Por un lado, se busca ofrecer nuevas suscripciones más económicas que incluyan anuncios. Evidentemente, se lograrán unos ingresos antes inexistentes, pero, eso sí, la imagen queda algo tocada de cara al público y habrá que ver la cantidad de cortes que se emitirán a los que se abonen de esta forma.
La idea, al menos eso parece, es llegar a personas que previamente no daban el paso de suscribirse por el precio. Bien, eso está bien. Pero no es descartable que exista un efecto rebote: algunos de los que tienen una cuenta ya en Netflix, si la publicidad no es muy intrusiva, pasen al nuevo plan y de esta manera conseguir ahorrarse unos cuantos euros. Mucho ojo con esto.
Otra de las cosas que se buscan es acabar con las cuentas compartidas, otra buena idea sí. Pero, habrá que ver cómo se controla esto y el precio que se pondrá a los usuarios adicionales que se añadirán en las suscripciones (siempre menor que un acceso completo, claro). Esto es bastante confuso… pero, eso sí, puede ser efectivo.
No parecen malas ideas, la verdad. Pero hay algo que queda muy claro: se intenta optimizar lo que ya tiene la compañía, no se sorprenden u ofrecen opciones novedosas y diferenciales (y., como hemos dicho, la competencia es dura ahora mismo con plataformas como HBO Max; Prime Video; o Disney+). Es decir, que se seguirá ofreciendo lo mismo… pero buscando ganar más dinero con ello. Pasos como comprar catálogos tipo Warner o MGM como ha hecho la competencia, algo que desde Netflix no se valora. Y, posiblemente, este no sea el camino.
Es decir, que se parece -y mucho- a lo que en su día pasó entre Nokia y Apple: la primera gobernaba el mercado con mano de hierro y llegó a ridiculizar la llegada del iPhone en varias ocasiones. No quiso ver que el futuro estaba en los smartphones, tal y como la compañía de Cupertino pensó. Pudo reaccionar en su momento, ya que tenía músculo para ello, pero no lo hizo… y, el resto, es historia.
EL CATÁLOGO, UNA DE LAS LOSAS DE LA PLATAFORMA
Esto era impensable hace un par de años, pero las cosas se le han vuelto a Netflix. Eso de lanzar series y películas en cantidades industriales ya no vale, ni mucho menos. Pese al imponente catálogo que tiene la plataforma, la sensación que tienen los usuarios (yo mismo, por ejemplo) es que no hay nada bueno que ver durante mucho tiempo. Sí, existen estrenos, pero son de medio pelo en la mayoría de los casos. Es decir, que falta calidad.
Y ahí, es donde radica el problema. Otros servicios han apostado por creaciones muy cuidadas que no son tan numerosas… pero que merece mucho la pena. Ahora que existen muchas plataformas en España y que una buena cantidad de usuario tiene cuestas en varias de ellas, lo que se prioriza es la calidad y no la cantidad. Es decir, que el modelo de Netflix se ha quedado obsoleto. Y, esto, es justo lo que no parece que la compañía esté dispuesta a cambiar, lo que puede significar que está cavando su propia tumba.
Un claro ejemplo de lo que decimos es que cada vez son menos las franquicias que tiene Netflix que son potentes y diferenciales para los usuarios. Si quitas a Stranger Things o Los Bridgerton, el resto están en otros lugares (un ejemplo es Juego de Tronos; James Bond; El Señor de los Anillos; Harry Potter; cualquier título de Marvel; y así un largo etcétera). Las cosas, no pintan bien, la verdad.
Bien es cierto que la compañía debe y puede reaccionar, todavía tiene un mercado imponente en suscripciones, pero cada día que pasa sin cambio en su forma de trabajar las cosas se ponen más complicadas. Por eso, podemos estar ante otra de esas sonoras caídas en el mundo de la tecnología que siempre acaban sucediendo… por mucho que la plataforma ahora apueste por los juegos (donde necesita mucho tiempo para saber cómo se trabaja en este segmento del mercado). ¿Saldrá de esta Netflix? Puede ser que sí, pero como mínimo habrá muchos rotos por remendar.