Nieves Herrero: «Tengo síndrome de Diógenes con la información»

Nieves Herrero (Madrid, 1957) es una de las periodistas más prolíficas de nuestro país. Su trayectoria en radio, televisión y prensa escrita está avalada por innumerables premios. Luna roja (Ediciones B, 2024) es el último de los trece libros que ha escrito, aunque ya está pensando en el siguiente.
Tras licenciarte en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid en 1980, arrancaste tu carrera profesional en el mundo de la prensa y la radio. Margot (la protagonista de Luna roja) debe empezar compaginando dos trabajos, el que le impone su familia (escribir sobre moda) y el que realmente le gusta (la investigación policial). ¿Te pasó a ti lo mismo, tuviste que compaginar varios trabajos en tus inicios?
Toda mi vida he compaginado trabajos, porque esa es la vida del periodista. Siempre tienes que tener dos o tres cosas a la vez porque no te fías de cuánto va a durar el trabajo que tienes en cada momento. Empecé con dos trabajos. Había empezado antes en un periódico, iba por la Sierra de Madrid, por Miraflores de la Sierra, pero nunca inicié mi carrera como Margot, hablando de moda. Y me encanta la moda, me gusta muchísimo, pero no fue el caso. Nada más salir de la facultad hice una entrevista con José María Íñigo, y lo primero que me dice es si quiero ser redactora jefe de una revista de aviones. “¿Cómo?”. “Sí, para esta revista que se llama Aviación y turismo”. Y le dije que sí. Entonces, sin tener ni idea de aviones, aquí me tienes entrevistando al presidente de Iberia y viajando mucho. Fue un bautismo realmente a lo bestia. Y al final me entusiasmé con los aviones. Verdaderamente soy una adicta al trabajo, te lo digo en serio. Para mí el trabajo es pasión, y como tengo pasión… Voy sumando, sumando. “Oye, ¿puedes venir al pueblo más recóndito a presentar un libro?”. “Sí”. Pero bueno, he dicho sí y no he meditado ni dónde está el pueblo. Y cuando llega la fecha digo: “¿Por qué dije sí?”.
Es verdad, dice uno a todo que sí y luego te agobias cuando se solapa.
Es algo intrínseco a nuestra profesión. Somos unos curiosos. Yo siempre voy buscando algo que no sé qué es. “Esto puede ser interesante para un libro”. “Oye, esto para la radio es fantástico”. “Esto para una entrevista…”. Tengo síndrome de Diógenes con la información, todo me vale [risas].
En 1987 llegas a TVE con el matinal Por la mañana de Jesús Hermida. ¿Fue el antes y el después aquello de ser una ‘chica Hermida’? ¿Cómo era el rol de una mujer periodista en aquella España de finales de los 80?
Cuando yo empiezo Periodismo ya hay mujeres en las redacciones. Aunque hay preguntas terribles, como si tienes novio. Estas cosas que decías: “Ahí va, ¿pero esto qué tiene que ver?”. En aquel momento quienes dirigían casi siempre eran hombres. Aunque tuve una directora fantástica en Radio Nacional y también pillé la época de Pilar Miró como presidenta de la corporación de RTVE, que es cuando yo empecé. Había mujeres que ocupaban puestos importantes, pero la tónica general es que siempre tuviera un jefe, y los jefes siempre me han apoyado mucho. Sí que es verdad que tenías que demostrar que tu comportamiento iba a ser masculino. Yo jamás puse una pega por horario, cosa que hoy creo que hay que decir: “Hasta aquí”.
“Los que nos emborrachamos de trabajo a veces descuidamos la faceta personal”
Ponerse unos límites.
Es muy necesario tener una vida personal plena. Los que nos emborrachamos de trabajo a veces descuidamos la faceta personal. Es una asignatura pendiente que yo tengo, la de frenarme y decir: “No. Tiempo libre, Nieves”. Pero me cuesta, y esto lo he aprendido de la gente más joven. Tienen las ideas en ese sentido más claras. Hay un momento en el que tú sabes que parando, cuando vuelves, recuperas con mucha más energía. Es necesario llenar tu tiempo libre para poder aportar luego más. Pero todo esto lo he aprendido con el tiempo. Cuando Jesús apareció, ya había tenido a Pepe Cabrero de director de informativos y Manuel Martín Ferrand, que montó una radio extraordinaria, Antena 3 Radio, creyó siempre muchísimo en mí y me dio muchas alas. Tuve también antes a José Luis Cebrián Boné, que fue director de ABC, pero luego fue director de Europa Press, que me enseñó el oficio. Como hacía mil cosas en un día, incluso con Tico Medina de madrugada hacía radio, llegó un momento que no dormía. Dormía poquísimo, y me dio el primer zarandeo la vida. Comprendí que necesitaba dormir, yo por mí no dormiría, lo llenaría de cosas. He aprendido con los años que nunca menos de seis horas, porque he llegado a dormir cuatro, tres… Cuando eres muy joven lo soportas, pero cuando ya tienes una edad es muy difícil aguantar ese ritmo. Yo siempre estoy aprendiendo. A vivir, a ser mejor persona y mejor profesional. Creo que la clave es no quedarte fijo en un punto, sino ir evolucionando. Esta ha sido la tónica de mi vida.
De hecho, te licencias en Derecho por la Universidad Europea de Madrid en 2010, y también has estudiado un año de Criminología en la Universidad Camilo José Cela. ¿No para una nunca de aprender?
Y si por mí fuera… Sí puedo estudiar, quitándome horas de sueño otra vez, pero lo que no puedo es hacer prácticas, entonces… Pero me hubiera encantado estudiar nutrición, psicología, filosofía, políticas… No es por sumar títulos, es porque soy curiosa.
Te gusta aprender, pero también te gusta enseñar.
Es el máster de radio y televisión de la Universidad Complutense de Madrid. Siempre, de alguna manera, aunque sean muy poquitas clases, me gusta estar en contacto con la gente joven. Por ejemplo, dentro de dos semanas me voy a la Universidad de Huelva. Está muy bien que tú les hables de tu experiencia, pero me interesan muchísimo sus ilusiones. Ahí me reconozco: “¡Ah! Por esto hice yo también periodismo”. La gente joven tiene unos ojos que ya no tienen las personas mayores, y yo no quiero perder esa mirada.
Has hecho todo tipo de programas en privadas, autonómicas, radios… Esto te ha valido numerosos premios periodísticos: Premio Ondas, Antena de Oro, TP de Oro, Micrófono de oro y de plata, periodista del año 2023 por la Asociación de Prensa de Madrid… ¿Qué suponen para ti estos reconocimientos?
A mí me hacía feliz ver a mis padres felices cuando me daban un premio, me llenaba. Ahora no los tengo, estoy huérfana, aunque tengo hermanos que me sacan muchos años y los considero personas cuyos consejos me son útiles. Me pasaba igual con Jesús Hermida, que le llamaba para preguntar, era mi quinto hermano. Para mí es algo precioso, son trocitos de corazón y de amor que recibo, me sirven para decir: “Jo, venga, no queda otra que seguir peleando”. Considero que la vida es lucha, aprender de los errores, tirar hacia delante. Para mí lo interesante de los premios es decir: “Caray, entonces esto que hice este año es que estuvo bien”. Porque yo siempre soy muy crítica conmigo misma, no hace falta que nadie me diga nada, yo sé perfectamente cuándo algo está bien y cuándo no. Pero siempre conviene que haya alguien que te quiera y te diga: “Esto sí, te ha quedado bien”. Porque cuando te queda mal te lo van a decir también.
Además, has escrito trece libros: novelas históricas, novelas biográficas y hasta un libro infantil, Nico y los animales (2024).
Y para que no sea quedarme en doce más un libro infantil, estoy ya a punto de empezar la siguiente novela. Tener un proyecto nuevo entre manos siempre me gusta.
Pero ahora estás presentando Luna roja, ambientado en el Madrid de los años 50. ¿Era el escenario idóneo para una novela negra?
Más que novela negra, déjame que te la encaje en policíaca, que es como un punto más bajo. Aunque es verdad que este año voy a participar en el Tenerife Negro y en muchas convocatorias que se hacen para autores de novela negra. Pero yo estoy iniciándome, es policíaca pura y dura, a la antigua usanza, mis referentes son Agatha Christie y Conan Doyle. O sea, Hércules Poirot y Sherlock Holmes. Por ahí es por donde he querido ir. También es un homenaje a mi padre, porque era un gran consumidor de novela policíaca y siempre nos tenía con alguna en la cabeza. Nos iba contando lo que iba leyendo, y luego ya de mayor me he hecho consumidora de muchísimo género. Yo no me puedo sentar a ver la televisión con mi marido porque no coincidimos absolutamente en nada en gustos, y en lo único que podemos estar juntitos viendo algo es en lo policíaco. A mí me gusta mucho el documental y los biopics, y a él le gusta la ciencia ficción. Pero he visto tanto The Walking Dead con él que ya no puedo más [risas]. Pero eso no quita para que una de las novelas que yo hice, Corazón indio, tenga un punto de ciencia ficción. Un chico joven que recibe un corazón y empieza a sentir lo que sentía la otra persona.
Mi madre me ha hablado alguna vez de que cuando las mujeres empezaron a usar pantalones ella se los tenía que poner a escondidas de sus jefes, como se comenta en el libro. Y es que Margot Sanz Peters, aunque sea un personaje inventado, está inspirado en mujeres reales.
Sí, está inspirado en Margarita Landi, a la que yo tuve la suerte de conocer. Y también en otras periodistas que se salieron del carrilito inicial, donde nos dejaban escribir, que era en la moda y en los ecos de sociedad. Ya Margarita impuso su propio camino, haciendo doblete, trabajando en la moda y en sucesos, sin que mucha gente lo supiera. Pero yo he conocido a otras mujeres que nos abrieron camino. Por ejemplo, Mari Carmen Izquierdo, que para mí fue muy inspiradora. De las primeras corresponsales que yo vi en América Latina, ponía voz siempre a los que no tenían voz. Y eso a mí me marcó.
Otra de tus novelas, Lo que escondían sus ojos, se adaptó en formato miniserie con gran éxito. ¿Ves Luna roja llevada a la pantalla? De ser así, ¿a qué actriz pondrías tú de Margot?
La gente está apoyando la novela, la han comprado mucho esta Navidad, sí que la veo en cualquier formato audiovisual. Margot tiene el carácter de Maribel Verdú, y a la vez puede ser tan encantadora como Cayetana Guillén Cuervo. Tiene una mezcla de caracteres muy interesante. También veo a Paz Vega, por ejemplo. Hay una actriz que me parece muy completa, que es Carmen Conesa. Soñar es gratis. Me encantan las actrices, las admiro muchísimo. Yo he hecho varios cameos, el último en el que voy a salir es uno de Santiago Segura este verano… ¡Es complicadísimo! Me dijo Santiago: “Para que sepas la enorme dificultad que tiene ponerse delante de una cámara”.
Fotos © Luis Malibrán y Amaya Aznar