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Emilio Ontiveros consigue el reto más difícil para un economista

Pedro Ruiz| 2 de agosto de 2022

La muerte trae consigo una serie de constataciones acerca de todo lo ocurrido anteriormente. Para muchos grandes personajes ha significado, finalmente, el despegue de su valía, que antes no era suficientemente valorada. Quizás por aquello de que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Por otro lado, las muestras de cariño o el tamaño de la despedida reflejan, además, que su vida en sí misma fue un éxito en lo personal y en la erudito. Y eso mismo, que es lo que ha ocurrido con Emilio Ontiveros (que nos dejó ayer día 1 de agosto), es lo más difícil.

En especial, para un economista. Una profesión que todavía vive instalada en las trincheras. Karl Marx, una de las figuras más reconocidas murió solo y sin mayor reconocimiento. Pero hay casos excepcionales. Por ejemplo, el genial John Maynard Keyness fue uno de ellos. Tras su repentina muerte, en 1946, se le enterró con todos los honores posibles en la Abadía de Westminster, donde ahora descansa junto a gigantes de la historia como Charles Dickens, Charles Darwing, o los grandes monarcas de Inglaterra entre otros. Además, su adiós congregó a las grandes personalidades de aquella época.

Otra de esas excepciones será la de Ontiveros. De hecho, su desafortunada muerte ha despertado reacciones de cariño, agradecimiento, respeto, admiración y otros tantos adjetivos en todos los estamentos de la sociedad que dan buena muestra de la talla personal e intelectual de su figura. Un tipo de respuesta que no solo suele ser lo normal, mucho menos en los tiempos convulsos y de gatillo fácil (en especial en redes sociales) en los que vivimos. Pero es que el legado del economista español es uno de los más representativos de nuestra historia.

 

ONTIVEROS, EL PROFESOR DIVULGATIVO

Ontiveros ha sido una figura clave para la economía española desde muchos ámbitos. Aunque sin lugar a dudas, el más importante fue el de dar a conocer los mercados financieros a la población, en general, y a una futura camada de economistas, en particular. Su carrera meteórica pronto le llevó a alcanzar la cátedra de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid. Allí, se convirtió en inspiración para aquellos que estarían llamados a relevarle cuando, como ha pasado ahora, nos dejase.

Pero la grandeza de Ontiveros, y lo que le ha granjeado tanto cariño y admiración, es que siempre entendió que la economía no debe solo estudiarse, sino que debe comunicarse y explicarse. No importa el público, ya que era capaz de trasladar cualquier tema al lenguaje adecuado para que llegase su mensaje. Así, nos legó desde manuales que han sido imprescindibles hasta obras recientes como El ahorrador inteligente o Excesos. Además de aparecer en revistas especializadas y en la prensa donde no solo colaboraba a título propio, sino también como referencia bibliográfica para los propios periodistas.

 

UN ECONOMISTA QUE TRIUNFÓ EN EL SECTOR PRIVADO

Como profesor, divulgador y comunicador Ontiveros prácticamente no tuvo rival en España durante el siglo XX. Pero su carrera, como no podía ser de otra manera, fue mucho más allá. También sobresalió en el sector privado y como consejero en el público. En cuanto al primero, su mayor creación fue la de fundar Analistas Financieros Internacionales (AFI) que ha terminado creciendo hasta ser una referencia a nivel nacional e internacional. Además, también fue miembro de los consejos de administración de importantes empresas como Iberdrola, Mutua Madrileña o Torreal.

En el ámbito público no solo destacó por la importancia de sus publicaciones, sino también por bajar al barro a trabajar desde dentro. Una proactividad que para figuras de su calado no es tan sencillo. Se convirtió en presidente del consejo social de la Universidad de Castilla-La Mancha y, desde julio de 2020, en miembro del consejo asesor de asuntos económicos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. También trabajó en la Universidad de Harvard, como miembro del Grupo de Investigación Avanzada en Economía Internacional en 2005.

En definitiva, Ontiveros se ha ganado por derecho propio a ser nombrado, o al menos estar entre los dos o tres candidatos, como mejor economista español del Siglo XX. Quizás los honores incluso debieran ser mayor. Pero a falta de unos premios que solo el paso del tiempo otorgará a sus familiares, amigos y para él (allí desde donde este mirando) siempre le quedará haber logrado el cariño y la admiración de todos.

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