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Oslo y Hamburgo declaran la guerra a los coches

Redaccion| 16 de junio de 2017

Imaginemos una ciudad sin coches. Una ciudad sin ruidos de bocinas, sin humos contaminantes y libre para caminar. El automóvil es el medio que más energía consume: cuatro veces más que el autobús para el mismo número de viajeros. Se sitúa así como el principal emisor y responsable de la contaminación del aire en las ciudades. Los automóviles son responsables del 80% de emisiones de NO2 debidas al tráfico y del 60% de emisiones de partículas.

Contra esto, muchas ciudades han decidido comenzar programas para reducir la invasión de coches en las zonas urbanas y, con el tiempo, hacerlos desaparecer. Dos de las ciudades que se han unido a esta tendencia con el objetivo de combatir la contaminación ambiental, acústica y el estrés, son Oslo y Hamburgo.

En Oslo, desde los años 90 se están llevando a cabo políticas ambientales que buscan la reducción de un 95% de las emisiones de gases de efecto invernadero. La ciudad, que cuenta con casi 650.000 habitantes —según el último censo— y cerca de 350.000 vehículos, el Parlamento Municipal aprobó la medida el mes pasado gracias a un acuerdo entre legisladores de izquierda y verdes. Oslo quiere producir toda su energía a través de energías renovables, además, es una de las ciudades más avanzadas en lo que se refiere a coches eléctricos: están exentos de IVA y del impuesto a los bienes personales, no pagan estacionamiento público ni peajes y tienen recarga gratis de batería.

Otras de las medidas será el fomento del transporte público. Oslo planea invertir 11.000 millones de euros en este tipo de transporte, reforzándolo y mejorando su fuente de energía. Si en un principio se recurrirá a los biocombustibles, hacia 2020 se invertirá en nuevos modelos de buses eléctricos y, a la vez, se potenciarán los desplazamientos en bicicleta.

Por su parte, Hamburgo planea eliminar todos los coches de sus calles para el 2034. Gracias al plan urbano Red Verde (Grünes Netz en alemán) se prevé dotar a la ciudad de una gran red de caminos peatonales y para bicicletas para poder enlazar todos los espacios verdes existentes. Según Angelika Fritsch, portavoz de la oficina municipal de Planeamiento Urbano y Medio Ambiente, la intención del Plan es crear un “sistema integral de circulación libre de autos” que permita, para el año 2034, moverse por la ciudad sin la necesidad de usarlos.

En España existe ya el caso de alguna ciudad que haya eliminado por completo los automóviles de su centro. Para los 83.000 habitantes de Pontevedra, en Galicia, es ya una realidad: el centro es completamente peatonal y en toda la superficie urbana se permite conducir hasta un límite máximo de 30 kilómetros por hora. La medida ha funcionado, en quince años, los 27.000 vehículos que recorrían las calles de Pontevedra se han reducido en un 90%, con una consecuente disminución de la contaminación del 65%. El número de accidentes ha pasado de los 1.203 registrados en 2000 a los 484 de 2014, con cero muertos por atropello o accidente de tráfico.

Las ciudades sin automóviles no son tan idílicas como parecen, en algunos años si estos programas continúan siendo adoptados por ciudades de todo el mundo, además de contribuir al medio ambiente, lograríamos vivir en ciudades con menos estrés, mejor eficiencia y más salud.

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