Pedro Baños: «Estados Unidos busca conflictividad: otra crisis con la que lavar su imagen»
Coronel del Ejército de Tierra —actualmente en reserva—, Jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Ejército Europeo en Estrasburgo, Pedro Baños (León, 1960) es uno de los mayores especialistas en geopolítica, estrategia, defensa, seguridad, terrorismo, inteligencia y relaciones internacionales del mundo.
¿Cuáles diría que son las claves a tener en cuenta en el conflicto de Ucrania?
Sobre todo, tenemos que entender que se trata de la gran rivalidad entre Estados Unidos y Rusia. A Estados Unidos le ha surgido, prácticamente de repente, dos grandes rivales geopolíticos, y también en cierto modo geoeconómicos —sobre todo uno de ellos—, que son China y Rusia. Y parte de este enfrentamiento ahora mismo está reflejado en lo que está sucediendo en Ucrania. Este intento de desgajar la influencia de Rusia sobre Ucrania viene ya desde 1991. Una vez que desaparece la Unión Soviética, se producen distintos intentos de atraer a Ucrania tanto hacia la Unión Europea como hacia la OTAN; en cierto modo, también en detrimento de esa influencia que hasta ese momento había estado ejerciendo la Unión Soviética / Rusia sobre esta parte. Además de que, incluso, tiene un componente sentimental muy importante para Rusia, porque el Rus de Kiev es donde ellos sienten que nació su ‘madre patria’.
Entonces hay muchos componentes, pero sobre todo, hay una rivalidad entre esas dos grandes potencias que emplean a Ucrania, en cierto modo, como una pelota de tenis con la que ellos estuvieran jugando un partido. Porque esto va mucho más allá de un interés soberano de Ucrania por ingresar o no ingresar en la OTAN, sino que estamos en un gran juego geopolítico que ahora mismo, en cierto modo, le interesa a Estados Unidos, porque ve que está perdiendo esa influencia absoluta que ha tenido en el mundo durante tantos años, desde que desaparece la Unión Soviética, y que intenta recuperar o, por lo menos, no perder mucho más. Y esto es parte de ese juego.
«Esto va mucho más allá de un interés soberano de Ucrania por ingresar o no ingresar en la OTAN, sino que estamos en un gran juego geopolítico que ahora mismo, en cierto modo, le interesa a Estados Unidos»
El hecho de que Estados Unidos haya salido de Afganistán, y de la manera en la que salió, ¿tiene algo que ver en lo que está sucediendo con Ucrania?
Sí, sobre todo creo que está intentando recuperar su prestigio, porque es cierto que la salida de Afganistán ha dejado muchísimo que desear. Después de 20 años, la situación es prácticamente la misma que en 2001. La prueba está en que los talibanes han vuelto al poder otra vez en Afganistán, precisamente algo que se pretendía que no sucediera nunca más, y la imagen de Estados Unidos ha quedado muy deteriorada. Probablemente, lo que está intentando Estados Unidos ahora es buscar conflictividad: otra crisis en la que pueda quedar mejor su prestigio o salvar un poco la cara.
Lo que pasa es que lo tiene complicado, porque esto ya no es Afganistán. Estamos hablando de Rusia, y Rusia sabe jugar muy bien sus cartas. Lo que le sobra es astucia y la capacidad que adquirieron precisamente durante la época soviética para utilizar la propaganda o la influencia. Desde luego, a la hora de ejercer esa influencia que había tenido absolutamente omnímoda en todo el planeta, lo va a tener mucho más complicado.
¿Cree que la información que recibimos en Europa, y en concreto en España, está en gran medida sesgada en favor de Estados Unidos?
Sin lugar a dudas. Hay que tener en cuenta que la información que recibimos, básicamente, procede del mundo anglosajón. Hoy en día, el periodismo, además, no es que esté en su momento histórico más boyante, ni muchísimo menos, con lo cual las grandes noticias, sobre todo internacionales, proceden básicamente de las grandes agencias de noticias y las más importantes pertenecen al mundo anglosajón. Y por supuesto que muchas de esas noticias vienen totalmente condicionadas. O, si hablamos de prensa, pueden ser el New York Times, el Washington Post o el Times. Pero al final es lo mismo, proceden del mundo anglosajón.
Es cierto cuando decimos que Rusia ejerce también una gran desinformación, no tengo ninguna duda, pero como cualquier otro país. El problema que tiene Rusia es que a sus mensajes les cuesta mucho más llegar, porque la prueba está: ¿Cuántas personas ven en España todos los días RT, que emite en español? Probablemente muy pocas personas, casi contadas con los dedos de una mano. En cambio, la información que recibimos de manera mayoritaria la inmensa mayoría de los españoles y de los europeos, en general, procede del mundo anglosajón. Con lo cual es verdad que también una de las guerras que se libran actualmente es la guerra informativa, la guerra de la narrativa, que es muy importante porque, al final, de lo que se trata es de condicionar las mentes de las personas, de los ciudadanos, de todos nosotros en un sentido o en otro, pretendiendo conseguir objetivos geopolíticos a través de utilizar precisamente nuestras mentes.
«Si Ucrania en algún momento llegara a entrar en la OTAN, ahí se podrían establecer bases de la OTAN, se podrían montar sistemas de armas estratégicas que no darían tiempo a Rusia a reaccionar en caso de que esas armas se lanzaran contra ella»
Entonces, ¿existen fuentes de información que sean imparciales y fiables?
Sobre todo, lo que hay que intentar es obtener datos de fuentes muy diversas, pero no los análisis ya hechos. Datos que tenemos que intentar contrastar de la mejor manera posible, que no es sencillo, y más hoy en día, que efectivamente estamos tan sumamente inmersos en esta desinformación.
Es muy complicado, incluso para los profesionales, para los que nos dedicamos prácticamente en exclusiva a ello, y entiendo que una persona que llega a su casa cansada por la noche de su trabajo no se va a poner a mirar o a leer veinte periódicos de todo el mundo o noticias de páginas web de todas partes para contrastar datos.
Lo más importante es que el análisis final lo hagamos nosotros mismos, que no nos lo den ya hecho, porque si nos lo dan hecho, desde luego tenemos un problema porque seguramente nos están manipulando, y más hoy en día que la información llega de una manera tan sumamente abrumadora en cuanto a cantidad. La sobreinformación también es una manera de manipulación, porque al final no te ha dado tiempo a madurar, reflexionar y hacer un análisis propio sobre lo que te llega cuando ya tienes otra avalancha de información encima.
Además de los motivos que ha comentado, ¿hay otros intereses ocultos en unos y otros que se escapan a la opinión pública?
Así es. Parafraseando a Lenin, “al final, después de todo, la política no es ni más ni menos que la expresión concentrada de la economía”. Estados Unidos tiene un interés muy claro: que Europa no le compre los recursos naturales, empezando por la energía, a Rusia; y que sea el propio Estados Unidos el que nos los venda. En el caso del gas, clarísimamente el ruso es un gas que nos llega mucho más barato porque puede venir por canalizaciones terrestres o bien por los famosos gasoductos de Nord Stream 2. Si, en cambio, nos lo manda Estados Unidos en buques metaneros, aunque en origen sea más barato, este proceso lo encarece, y al final el gas es mucho más caro. Es decir, claro que hay muchos intereses económicos.
Cuando hablamos de geopolítica, no solamente son veleidades de poder, que también, o de estas ambiciones personales o de personas muy megalómanas; nos estamos refiriendo a que, además, siempre hay un interés más tangible, mucho más pragmático, que es el interés económico.
«Lamentablemente han buscado un campo de batalla que está en Europa; y eso es lo que nos debería preocupar de verdad a los europeos, y dejar de defender muchas veces los postulados estadounidenses porque hay veces que no tienen nada que ver con los nuestros, y en muchos casos nos perjudican»
En cuanto a las razones de Rusia para sentirse amenazada, ¿son razonables?
Claro. Si nos ‘ponemos’ el típico sombrero ruso de astracán, efectivamente. Ellos argumentan que desde el año 1991, cuando desaparece la Unión Soviética, y al margen de que se hubiera prometido a Gorbachov o no que la OTAN no se iba ampliar, la realidad es que se ha ido ampliando, y ha pasado de 16 países miembros en 1991 a 30. Pero es que ha pasado de estar a 2.500 kilómetros de la frontera rusa a estar en sus inmediaciones. Y, obviamente, eso le preocupa mucho a Rusia. Por otro lado, tenemos que buscar cuál es la justificación de la existencia actualmente de la OTAN. Una vez que desapareció el Pacto de Varsovia, lo lógico es que la OTAN hubiera desaparecido también; pero no, lógicamente Rusia teme que si existe, y se sigue ampliando, es para actuar contra ella, para cercarla estratégicamente. Y además, los últimos colchones que le quedan desde el punto de vista terrestre son Ucrania y Georgia. Y, en el caso concreto de Ucrania, por todo el significado que antes comentábamos de carácter sentimental y porque prácticamente la mitad de la población de Ucrania o son rusos o son prorrusos.
Entonces, si Ucrania en algún momento llegara a entrar en la OTAN, ahí se podrían establecer bases de la OTAN, se podían montar sistemas de armas estratégicas que no darían tiempo a Rusia a reaccionar en caso de que esas armas se lanzaran contra ella. Hay que pensar que Moscú debe estar como a unos 500 kilómetros de la frontera con Ucrania. No daría tiempo a reaccionar en caso de que la capital fuese atacada. Cuando abordemos estos problemas, tenemos que ver todas las posiciones, tenemos que ponernos en el lugar de todos y no solamente entrar en ese maniqueísmo de decir “Rusia es mala” y “Estados Unidos es bueno”, porque este es un juego en el que juegan todos y en el que lamentablemente han buscado un campo de batalla que está en Europa; y eso es lo que nos debería preocupar de verdad a los europeos, y dejar de defender muchas veces los postulados estadounidenses porque hay veces que no tienen nada que ver con los nuestros, y en muchos casos nos perjudican.