Peligro: Armas inteligentes y baratas
Las armas inteligentes o de precisión son activos militares muy valiosos. Poder golpear al enemigo con el acierto de un bisturí es algo que, militarmente hablando, no tiene precio. O sí.
Con un coste de más de un millón de euros por unidad, el misil de crucero Tomahawk (utilizado en el pasado abril contra el ejército sirio) no es un arma barata. Su elevado precio hace que los militares restrinjan su uso a objetivos valiosos. Simplemente no es rentable eliminar a un terrorista a pie con un sofisticado misil de crucero. Esto deja la mayor parte de las operaciones militares en manos de armas tontas (no guiadas), que lamentablemente elevan la cifra de daños colaterales .
Eso es lo que quiere cambiar Frank Fresconi, quien trabaja para el ejército de los Estados Unidos en el programa CCOE (Collaborative Cooperative Engagement). Este proyecto aspira a ofrecer las ventajas de las armas inteligentes a un precio muy inferior. La idea de este concepto consiste en crear una plataforma maestra, con el hardware adecuado para ofrecer datos del enemigo y guiar municiones más simples hacia él. Estas submuniciones simples no llevarían todo el paquete electrónico de guía y control (como llevan individualmente cada uno de los Tomahawk), sino que solo seguirían las órdenes del arma «madre». Con esta tecnología se podría disparar un misil cargado con misiles más pequeños capaces de atacar a todas las fuerzas enemigas con precisión en un área densamente poblada.
Fresconi no está creando un misil en concreto. Su trabajo consiste en crear los sistemas de guía y comunicación para ser instalados en cualquier plataforma; ya sea un misil, una bomba, un obús, etc.
El sistema de guía elegido es el reconocimiento óptico. Dejando atrás antiguos sistemas como el láser o el GPS, este tipo de guía está inspirado en el mundo comercial. Facebook, seguridad en aeropuertos y muchos otros utilizan el reconocimiento facial. La única diferencia consiste en reducir los varios segundos que necesitan los sistemas comerciales a las milésimas de segundo necesarias en el entorno del campo de batalla.
Si Fresconi lleva a buen puerto esta tecnología (que asegura que tiene más de una década de desarrollo por delante) el ejército de Estados Unidos puede aspirar a tener un arsenal de armas baratas e inteligentes. El poder de poner una bomba en cualquier sitio a voluntad puede evitar víctimas civiles, pero también es un poder terrible en malas manos.