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Por qué la sostenibilidad ha llegado a los fondos para quedarse

Influencers| 2 de diciembre de 2020

Los fondos que invierten con criterios ASG (Medio Ambiente, Social y Gobierno Corporativo) han superado el billón de euros en patrimonio global. Detrás de este crecimiento está la preocupación de los inversores por contribuir a un mundo más sostenible, pero también su buen comportamiento en bolsa.

El efecto pernicioso de fenómenos como el cambio climático, el creciente fenómeno de la desigualdad o el expolio de los recursos naturales han hecho concienciarse a cada vez más ciudadanos de que es hora de sumarse al bando de la sostenibilidad, porque, como hemos podido ver en múltiples pancartas, “no hay un planeta B”. El movimiento ha calado en la sociedad, pero también a nivel empresarial y financiero, al querer unirse cada vez más compañías a prácticas más verdes.

2020 empezó con una poderosa comunicación. Larry Fink, consejero delegado de BlackRock, a la sazón la mayor gestora de fondos del mundo, escribió una carta abierta en la que declaraba que la gestora llevaba tiempo desarrollando una serie de prácticas sostenibles y trasladando peticiones de actuación en este ámbito a las miles de empresas en las que invierte en todo el mundo. Ahora, había llegado el momento de dar un paso más: “Vamos a estar cada vez más inclinados a votar en contra de directivos cuando las empresas no hayan tenido el avance necesario (en sostenibilidad)”.

En un informe publicado el pasado mes de julio, la consultora Morningstar destacaba que los fondos que invierten con criterios ASG (Medio Ambiente, Sociedad y Gobierno Corporativo) habían superado por primera vez, de manera global, el billón de dólares en activos bajo gestión. El crecimiento ha sido continuado en los últimos tres años, principalmente en Europa, que acapara el 86% del patrimonio de estos productos “gracias a su larga tradición en inversión responsable y al entorno regulatorio favorable”.

Lo notable es que, en el año de la pandemia, los países y empresas que mejor han sabido capear la crisis sanitaria han sido aquellos con prácticas más sostenibles, y viceversa: los países y empresas que no han tenido en cuenta o no han implementado adecuadamente la sostenibilidad han sido los más golpeados por el coronavirus.

En el terreno de las finanzas el impacto se puede distinguir, más que por clases de activo (acciones, bonos), entre sectores más y menos afectados y entre fondos y ETF que invierten con criterios ESG y los que no incorporan este tipo de criterios, englobados asimismo con la etiqueta de análisis extrafinanciero. Sebastián Redondo, director de inversiones de Bankia AM, analiza el caso de la tecnología: “Los valores tecnológicos que también son los primeros en cualquier índice ASG han tenido un comportamiento espectacular y son valores cuyo impacto ambiental es mínimo”. Sin embargo, Redondo cita como excepción a Facebook, por descuidar los criterios sociales: “Al no condenar tajantemente el tema del racismo (en referencia al boicot efectuado en junio por una serie de empresas a la red social al considerar que no estaba actuando contra la difusión de mensajes de odio) está perdiendo muchos clientes de publicidad”.

SU BUEN COMPORTAMIENTO HA PUESTO EN EVIDENCIA QUE SER SOSTENIBLE ES RENTABLE, PERO TAMBIÉN QUE LOS INVERSORES DEMANDAN UN MUNDO MÁS SOSTENIBLE.

 

LA SOSTENIBILIDAD ES RENTABLE

Así, este 2020 ha confirmado que la sostenibilidad no es solo marketing ni depende de la ética de los inversores, sino que funciona y sirve para mitigar riesgos de forma efectiva. Su buen comportamiento ha puesto en evidencia que ser sostenible es rentable, pero también que los inversores demandan un mundo más sostenible y así lo reflejan a través de la demanda de productos que incorporan los ASG en su selección de activos.

La gestora Amundi, en su informe ESG resilience during the Covid Crisis: is Green the new gold?, ha encontrado cuatro razones para justificar la resiliencia de estos vehículos durante la pandemia, particularmente entre los meses de marzo y abril.

La primera, la percepción de que los fondos ASG son resistentes a la pandemia por la propia naturaleza de sus carteras, pues “tienden a sobreponderar sectores que han capeado mejor la crisis, como la tecnología o la salud, mientras que infraponderan los sectores que han salido más impactados, como el transporte, la energía o los materiales industriales”.

La segunda razón tiene que ver con la tendencia de los inversores a separar ASG de estrategias convencionales: “Los inversores con horizontes de inversión de más corto plazo y necesidad de mayor liquidez se posicionarán en ETF convencionales, que presentan mayores volúmenes de negociación y liquidez, lo que explicaría la fuerte desinversión en estos productos durante la crisis, mientras que los inversores que invierten a más largo plazo habrían mantenido sus inversiones ASG”. De hecho, el tercer argumento es el mayor grado de fidelidad a estrategias ASG: “Los inversores ya consideran positivo el hecho de invertir de manera responsable, lo que compensa la falta de utilidad asociada con rentabilidades negativas, y los lleva a mantener su inversión durante fases de crisis”.

Para los expertos de Aberdeen Standard Investments, el siguiente paso debe ser la eliminación de la dicotomía ASG/convencional: “La inversión responsable que canaliza el capital privado hacia estrategias de inversión sostenible ha dejado de ser algo bueno de tener. El análisis ASG necesita ser una parte integral de todas las decisiones de inversión. Las generaciones más jóvenes de inversores quieren ver algo que genere un resultado positivo, y un retorno financiero”.

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