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El plan de Vincent Bolloré: el “asesino sonriente” que pretende asaltar Prisa

Pedro Ruiz| 27 de octubre de 2021

Pocos nombres como el de Vincent Bolloré, el hombre que controla Vivendi, causan tanto pánico en los círculos empresariales europeos. En Francia, su territorio, directamente nadie se atreve a hacerle frente. Hasta el punto de que la propia prensa gala no duda en describirle como “un especulador despiadado y un asesino sonriente”. Y es que su tenacidad, su arrogancia y sus métodos brutales, para muchos, hacen que prácticamente nadie escape a sus deseos. Ahora, el turno podría haberle llegado a Prisa.

No es ni mucho menos el primer gran grupo de comunicación sobre el que se abalanza Bolloré. En 2016 se enfrentó al propio Silvio Berlusconi para arrebatarle Mediaset Italia. En el caso de Vivendi, la firma que controla, esa experiencia es más dilatada. De hecho, hace exactamente dos décadas, el grupo, controlado por aquel entonces por Jean Marie-Messier, ejecutaba una oleada de compras en Estados Unidos que, primero, casi le dejan en la bancarrota; y segundo, le permitió adquirir la joya de la corona del grupo: el sello discográfico Universal Music.

Aunque no lo parezca, el asalto a Prisa (o antes a Mediaset) tiene un cierto paralelismo con la evolución del gigante de la música. Y es que ocho años atrás, Vivendi rechazó una oferta (más que generosa para los tiempos que corrían) de 7.000 millones de euros de Softbank para adquirir Universal Music. En aquel momento, muchos pensarían que Bolloré no se lo pensaría. Al fin y al cabo, la industria de la música grabada estaba de rodillas, pues los ingresos se redujeron casi a la mitad por la piratería en línea.

 

¿DEL RENACER DEL SECTOR DE LA MÚSICA AL DE MEDIOS?

Ahora la historia es diferente. Internet está impulsando un renacimiento, a medida que firmas como Spotify atraen suscriptores y, lo más importante, cobros por los derechos. Universal registró un aumento del 5% en los ingresos, año tras año, a lo largo del 2020. Incluso las ventas de la industria llegaron a superar su pico de 1999. El renacer de la industria musical se cristalizó cuando los grandes grupos dieron el paso de sacar sus discográficas a bolsa para inyectarles más capital.

La primera fue Warner Music Group, que debutó en junio de 2020. Desde entonces sube un 55% y su valoración se acerca a los 25.000 millones. Por su parte, Universal hizo su aparición en el parqué de Ámsterdam hace algo más de un mes apuntándose una de las mayores subidas del año. En concreto, el sello discográfico se disparó hasta un 30% en esa primera sesión. Ahora, tras una senda alcista en las pocas semanas de periplo bursátil, su valor supera los 45.000 millones.

La resurrección del sector de la música es una buena lección para el de los medios. Y es que Prisa va más allá de su fuerte presencia en España con cabeceras como El País, Cinco Días o La Ser. De hecho, su presencia es casi mayor en Latinoamérica. La intención de Bolloré sería beneficiarse del precio tan bajo de las acciones del grupo, tras años muy difíciles cercado por las deudas, para multiplicar su inversión en un hipotético renacimiento de su negocio a medida que la venta por suscripción se vuelve madura.

 

PRISA SUBE UN 20% EN BOLSA

Y en mitad de toda esa trama, y con Bolloré por detrás, Prisa cerró ayer una de sus mejores sesiones bursátiles en años con una subida cercana al 20%. Así, la noticia conocida ayer de que el grupo pretende elevar su participación hasta el 29,9% y así no lanzar una opa, ha entusiasmado a los inversores. El siguiente paso será el de recibir la pertinente autorización del Gobierno para llevar a cabo su estrategia. Aunque no todas las aristas son tan fáciles. Detrás del interés del gigante francés podría estar el de ejecutar un cambio en la línea editorial de sus cabeceras, según apuntan distintas fuentes.

Aunque probablemente esa decisión pueda ir en contra de los intereses económicos de Vivendi y del propio Bolloré. Por lo que no queda más que rumores que se irán desgranando próximamente. El grupo galo entró en la compañía a comienzos del año, al adquirir la participación (de un 7%) que detentaba el banco británico HSBC. Un primer acercamiento que, por ejemplo, se ha saldado sin interferencias visibles en la línea editorial de los medios de Prisa.

Aun así, no hay respuestas sencillas. La ambición y las formas de Bolloré deberían poner en alerta a muchos sobre qué podría pasar en un futuro. Y es que nunca hay nada seguro cuando el “asesino sonriente” está de por medio.

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