Qué es Mica, la cerveza en la que ha invertido Pascual
Si hay un producto que caracteriza a Pascual, ese es la leche. Sin embargo, en los últimos tiempos, la compañía ha decidido dar un paso más allá e invertir, por primera vez en su historia, en bebidas alcohólicas. La afortunada ha sido Cerveza Mica, una vieja conocida de la empresa alimenticia.
Por primera vez, Pascual se ha decidido a entrar de forma directa en un grupo cervecero. Hace unos días, la compañía cervecera confirmaba que había adquirido el 8% del capital de Mica a través de su vehículo inversor en empresas emergentes, Pascual Innoventures, por un precio no revelado.
Uno de los motivos por los que Pascual ha podido decantarse por Mica es porque también se trata de una marca burgalesa, radicada en Aranda de Duero. Ambas compañías comparten sede principal en la misma localidad.
Aunque es la primera vez que Pascual se mete de lleno en el mundo de la cerveza, lo cierto es que lleva manteniendo relación con Mica desde 2019. De hecho, esta relación ya dio sus frutos con el lanzamiento y la distribución «SR. Mendrugo», una cerveza elaborada con excedentes de pan que lucha contra el desperdicio alimentario, cuenta el grupo en un comunicado.
Con esta adquisición, Pascual Innoventures comercializará todos los productos de Mica, contribuyendo al crecimiento de la marca en una operación que garantiza el compromiso y visión conjunta sobre las posibilidades que ofrece el mercado de bebidas, tanto en cervezas, como vinos y bebidas de nueva generación.
«Pascual tiene una larga relación con Cerveza Mica y estamos muy ilusionados por esta nueva vía de colaboración que hemos abierto, reforzando nuestro compromiso con la innovación y ampliando nuestra propuesta de valor en el mercado«, afirma en un comunicado el consejero delegado de Pascual Innoventures, Gabriel Torres.
Por su parte, el consejero delegado de Cerveza Mica, Juan Cereijo, ha explicado que cerrar este acuerdo «significa reforzar más aún» su apuesta por el I+D.
Los hitos de la cervecera en su década de historia
Mica ha sabido abrirse un camino dentro del mundo no solo de la cerveza, sino de la alimentación en general, gracias a los pasos firmes y seguros que ha dado. Esta cerveza nació en 2013 de manos de Juan Cereijo y en menos de una década no ha parado de obtener premios.
Burgos es una de las zonas en las que mayor tradición de cerveza existe. De hecho, tal y como expone Mica en su web, en el siglo II, los primeros pobladores de origen celta empezaron a ocupar estas tierras junto al Duero e impulsaron los brebajes que preparaban, que principalmente eran la hidromiel y la cerveza.
Con esta tradición por bandera, Cereijo decidió montar su propia cerveza en un entorno rural en el que se ha combinado la tradición con la irrupción de las nuevas tecnologías y la innovación. Sin embargo, su encanto reside en la utilización de materias primas únicas en el mundo, como la mica (la región es uno de los pocos lugares donde se pueden encontrar mineral este mineral que da nombre a la empresa) y una elaboración artesanal.
Las cervezas se elaboran con productos locales y naturales como la cebada fresca, cultivada en tierras donde predominan minerales como la mica o el cuarzo, acompañada de cítricos, aromas a campo y tierra mojada, connotaciones florales y un estilo mediterráneo original.
Desde 2014 hasta la actualidad, Cervezas Mica no ha parado de obtener premios. Quizás uno de los más importantes fue el que consiguió en 2016, cuando fue elegida como una de las 10 mejores cerveceras del mundo en el World Beer Challenge, uno de los certámenes más exclusivos del sector.
El milagro de Mica durante la pandemia
Mica se comercializa en establecimientos de hostelería, tiendas delicatesen y espacios gourmet de los grandes centros de distribución. Sin embargo, también lo podemos encontrar en restaurantes tan exclusivos como El Ermitaño o Tierra, ambos premiados con Estrella Michelín. Además, también se puede consumir en varias cadenas hoteleras.
Pero conseguir todo esto no ha sido fácil. Además de un trabajo incansable, la dedicación del equipo, una materia prima única y de cercanía y una tradición cervecera como no hay otra igual, desde Mica también han tenido que hacer grandes esfuerzos económicos.
En 2020, en plena pandemia, Cerveza Mica consiguió algo extraordinario: levantar 325.000 euros en una campaña de crowdfunding. Lo lanzaron el 31 de marzo, con muchas dudas y pensado solo para grandes inversores, ya que el ticket mínimo de participación inicial era de 5.500 euros. La campaña la realizaron con Fellow Funders.
Según explicaron en su momento, estos 325.000 euros, casi 65.000 euros más que el objetivo propuesto, lo iban a utilizar a profesionalizar la comercialización a través de un equipo de expertos y a consolidar el proceso de internacionalización. En aquel momento, ya vendían en China, Rusia, Estados Unidos, Francia, Suiza o Suecia, entre otros.
En tan solo una década, las cuentas de Mica no han flaqueado. Entre otras causas se debe a que son capaces de elaborar más de un millón de litros de cerveza artesana al año. En estos 10 años, se ha consolidado como un producto premium para los clientes, que se reparte casi al 50% entre el canal de la restauración y el de los supermercados.
Sobre su margen de crecimiento, Juan Cereijo afirmaba que «la ventaja que tenemos los pequeños es que somos más flexibles y más ágiles para adaptarnos a las circunstancias. Podemos hacer eventos en espacios abiertos con menos gente o procurar nuevas experiencias en el canal online pensando siempre en los consumidores de ahora, no en los de antes».
Viendo estos datos, es normal que Pascual se haya decantado por ellos para iniciarse en el mundo de las bebidas alcohólicas.