¿Sabía Renault del asalto a Ucrania? Así maniobró con un oligarca ruso semanas antes de las sanciones
Sergei Chemezov se convirtió en el nombre del día. Un oligarca ruso poco conocido en España al que el Gobierno intervino su yate, Valerie, en Barcelona. Pero eso solo es una parte de la historia. En realidad, Chemezov es bastante conocido para algunas personas, al fin y al cabo, es conocido como el ‘Señor de la Guerra’ en suelo ruso. También lo es para empresas muy importantes en el país, especialmente una: Renault. De hecho, ambos son socios en Rusia y curiosamente maniobraron juntos en diciembre para eludir las sanciones que vendrían más adelante.
Rusia ha sido durante muchos años un mercado muy importante para Renault. La firma gala es el mayor fabricante y vendedor de coches del país, con una cuota de mercado cercana al 30%. Una cifra que en condiciones normales presupone casi un monopolio. En la región, además, produce y vende uno de los modelos más rentables del grupo, como es el Duster. Y, además, posee hasta tres fábricas que dan cabida a cerca de 40.000 trabajadores. Aunque en realidad, gran parte de esas cifras se deben a Avtovaz, el fabricante de los coches Lada, participada en 67,69% por la compañía francesa.
Precisamente, Avtovaz también es el nexo en común más fácil de rastrear entre Renault y Chemezov. La relación entre ambos se remonta al año 2008, cuando el grupo galo decide comprar una participación del fabricante ruso al grupo Rostec, dirigido por el propio oligarca. Un grupo que parece tenerlo todo. Y es que no solo es el mayor contratista y conseguidor de armas para el Kremlin, sino que su líder, Chemezov, es un íntimo amigo de Vladímir Putin. De hecho, ambos formaban parte de la KGB e incluso han llegado a vivir prácticamente juntos.
Si los activos de Rostec siguieran en territorio europeo habrían sido congelados, pero de esta forma la empresa puede continuar su funcionamiento en el país sin interferencias extranjeras
RENAULT MOVIÓ LAS ACCIONES DE AVTOVAZ DE HOLANDA A RUSIA EN DICIEMBRE
En otras palabras, el principal socio de Renault en Rusia (uno de sus grandes mercados) es un antiguo espía, íntimo amigo de Putin y al que se le conoce como el ‘Señor de la Guerra’. Pero la historia no acaba ahí, ya que ambas partes han estado ejecutando movimientos extraños en los últimos meses. Unas operaciones, además, que se han ejecutado a través de paraísos fiscales y que han acabado en Rusia. En concreto, durante la segunda mitad de 2021, el grupo galo incrementó su posición en la firma conjunta que mantenían en Países Bajos, denominada Alliance Rostec Auto, del 67,61 al 67,69%.
Más tarde, se movería todo el conglomerado a Rusia. De hecho, la propia Renault reconoce que “se transfirieron todas las acciones de la empresa holandesa Alliance Rostec Auto en Avtovaz a la Lada Auto Holding OOO, una empresa con sede en Rusia creada en septiembre de 2021”. La operación se llevó a cabo en diciembre, apenas 40 días antes de la invasión del ejército ruso sobre Ucrania. Una operación que levanta todo tipo de sospechas tanto por la forma, cómo por el tiempo y la figura de Chemezov.
Pero la pregunta es: ¿Cuál puede ser la intención de esa operación? En el momento de ejecutarla, en realidad, ninguna. De hecho, sería contraproducente para Renault tanto impositiva como legalmente, ya que Países Bajos es mucho más seguro que Rusia. Aunque tras la sucesión de acontecimientos es una forma muy efectiva de evitar las sanciones de occidente a Rusia. Al fin y al cabo, si los activos de Rostec siguieran en territorio europeo habrían sido congelados, pero de esta forma la empresa puede continuar su funcionamiento en el país sin interferencias extranjeras.
DE HUIR DE LAS SANCIONES EUROPEAS AL MIEDO A LA EXPROPIACIÓN
Además, la operación se hizo a través de la capitalización de la partida de ‘Cuentas por cobrar’, que es mucho menos rastreable. Pese a todo, desde Renault señalan que la transferencia “no tiene consecuencias para los estados financieros consolidados” y que la sociedad holandesa ahora está en un proceso de liquidación. Al final, las operaciones parecen llevar la historia a un punto de no retorno: ¿Conocía Renault lo que iba a pasar en Ucrania semanas antes? La pregunta probablemente nunca tenga respuesta, al menos, oficial. Pero la sucesión de movimientos da lugar a la duda.
A lo que hay que añadir, obviamente, la figura de Chemezov y su capacidad para acceder a información de primera mano en la más altas instancias del Gobierno ruso. De hecho, resultaría extraño que el oligarca de mayor confianza de Putin y ligado íntimamente (también en materia de negocios) con el ejército fuese ajeno a lo que estaba gestando el Kremlin. Y ya no solo el oligarca, sino todo el entorno de Rostec, pues hay que recordar que es la gran conseguidora en materia de defensa de Rusia. Pero este asunto puede terminar siendo un verdadero quebradero de cabeza para Renault.
En primer lugar, porque esos movimientos podrían implicar una investigación al respecto. En segundo lugar, porque al llevar el conglomerado a territorio ruso Renault podría enfrentarse a una expropiación de la compañía. De hecho, el Gobierno ruso amenaza con tomar el control de las empresas con más de un 25% en propiedad de “extranjeros de Estados no amigos” si amenazan con cerrar sus operaciones locales. Y, además, ya lo hizo con la propia Avtovaz en el año 2000.
En definitiva, la situación de Renault pende de un hilo. El mercado ya le ha castigado por su exposición rusa, pero el siguiente podría correr a cargo de las propias autoridades.