Impacto de la Alta Velocidad en la sociedad española.
El 21 de abril de 1992, Madrid y Sevilla se convirtieron en las primeras ciudades españolas en tener una conexión de tren de Alta Velocidad. Coincidiendo con la celebración de la Exposición Universal (Expo’ 92) en la capital andaluza, RENFE lanzó un servicio AVE que recorría los 471 kilómetros que separan ambas ciudades en tan solo 2 horas y 45 minutos en la primera fase y 2 horas y 30 minutos en la segunda.
Al trayecto inaugural le han seguido muchos otros destinos, hasta dar cobertura a más del 67% de la población española. El desarrollo de la Alta Velocidad en España no solo ha supuesto una revolución en el transporte de pasajeros, sino también una mejora de la productividad de los trabajadores, un importante desarrollo económico en los lugares origen y destino de estos trenes, con principal atención al turismo, o una reducción de emisiones contaminantes.
La Alta Velocidad ha acortado tanto los tiempos de viaje en la Península Ibérica, que ahora es posible que una persona se desplace diariamente a otra localidad donde tiene su puesto de trabajo o en la que residen sus clientes. En estos trayectos el usuario no solo ha ganado en tiempo, sino también en seguridad, fiabilidad, confortabilidad y puntualidad, consideraciones que aportan un valor añadido al ferrocarril del siglo XXI. Trabajadores y turistas ya sitúan al tren como su medio de transporte colectivo favorito para viajar por territorio peninsular. Los números así lo corroboran: en 2016, 30,2 millones de personas viajaron en ferrocarril en distancias largas, frente a los 13,8 millones de viajeros que prefirieron el avión.
La sociedad española en su conjunto también se ha visto beneficiada por el uso de la Alta Velocidad durante el último cuarto de siglo. La actividad de transporte de RENFE en los servicios de media y larga distancia (346 millones de viajeros), ha permitido un ahorro para la sociedad estimado en 4.286 millones de euros si se evalúa en términos económicos el impacto sobre el cambio climático, la contaminación y la tasa de accidentes que habría conllevado realizar estos desplazamientos en otros medios. Este supuesto además habría conducido a un aumento de las emisiones de CO2 (gas de efecto invernadero) de más de 12,9 millones de toneladas y un incremento en el consumo energético de más de 2,6 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Teps).
El sector ferroviario español destaca en desarrollo tecnológico, diseño y gestión de proyectos o mantenimiento de infraestructuras eficientes a precios competitivos. Esta experiencia ha convertido a España en un referente para otros países occidentales que planean introducir la Alta Velocidad en su transporte, como Reino Unido y Estados Unidos.
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