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Repsol exprime el puente: el 90% de sus estaciones tienen los precios más altos de la historia

Pedro Ruiz| 3 de diciembre de 2021

Repsol vive cómodamente en una realidad paralela al resto de los españoles. Incluso, casi, de los mercados. Que los consumidores se ven ahogados por unos precios de los combustibles desorbitados, la compañía anuncia suculentas retribuciones para sus accionistas. En un mes, dos enormes recompras de acciones, que supone una remuneración evitando el pago de impuestos, y un aumento del 5% del efectivo. ¿Que la nueva variante, Ómicron, tumba el precio del petróleo? La firma que lidera Antonio Brufau mantiene sus precios históricamente altos en el 90% de sus gasolineras.

Y todavía el consejero delegado, Jozu Jon Imaz, saca pecho por el “flujo de efectivo extra” generado. Un margen extra que proviene, principalmente, del precio de los carburantes en sus estaciones de servicios. La prueba del algodón no falla, aunque hay que tener cuidado porque los números tienen trampa. El directivo reconoce que el barril de crudo Brent, la principal referencia, ha aumento en torno a un 70% respecto al año anterior. Ese crecimiento implica que la gasolina, y el gasóleo, debería haber aumentado en un 35%, dado que la mitad del precio que se paga son impuestos.

El cálculo arroja, evidentemente, esa cifra. Así, el precio medio para la gasolina 95 ha aumentado en algo más de un 34%, al pasar de los 1,16 euros por litro hasta casi los 1,51 euros, según el Boletín Petrolero de la Unión Europea. Algo similar ha ocurrido con el gasóleo. Pero esa aparente normalidad entre la subida del petróleo y la de los carburantes esconde un truco ‘made in Repsol’. Y es que la compañía petrolera española apenas ofrece los combustibles a un precio similar al de la media, sino que lo vende bastante más caro.

 

EL PODER DE CASIMONOPOLIO DE REPSOL EN ESPAÑA

Esa capacidad se conoce como ‘poder de fijación de precios’ y es muy valorado por los inversores. La idea es sencilla: la empresa en cuestión, en este caso Repsol, puede poner precios más altos sistemáticamente que los consumidores no tienen más remedio que aceptar, dado que es uno de los pocos actores (o el único) que vende esos productos. Esa autoridad se puede conseguir por el desarrollo de un bien específico y novedoso como Apple con el iPhone o las farmacéuticas que sacan en exclusiva algún medicamento. También porque hay un oligopolio, como ocurre con la OPEP y el petróleo.

Repsol, Brufau Imaz
Jozu Jon Imaz y Antonio Brufau, CEO y presidente de Repsol

 

En el caso de Repsol, se trata de lo segundo. La compañía todavía mantiene una extensa red de gasolineras por toda España como herencia de su antiguo monopolio. De hecho, la firma petrolera tiene una posición dominante, con una cuota de mercado superior al 30%, en hasta 36 de las 55 provincias españolas. Eso la permite exprimir al alza el precio de sus carburantes, gracias a que las estaciones de servicio son prácticamente una commodity. En pocas palabras, apenas hay diferencia entre unas y otras, por lo que los consumidores aceptan (sin ser conscientes) esos precios más altos.

Pero Repsol ha logrado llevar aun más lejos ese poder. Así, los organismos de la competencia, como la CNMC, se fijan en las provincias, pero dan cierta libertad a las empresas respecto a los municipios. Al fin y al cabo, la gran mayoría son tan pequeños que incluso solo tienen una. Esa facilidad en el caso de las grandes ciudades termina siendo un chollo, como demuestra la firma petrolera en la capital del país. Sin ir más lejos, la petrolera vasca mantiene algo más de 80 estaciones de un total de 213 en el municipio de Madrid, según los datos del geoportal de gasolineras del Ministerio para la Transición Ecológica.

 

EL 95% DE LAS ESTACIONES DE REPSOL EN MADRID TIENEN PRECIOS RÉCORD

Esas cifras suponen que Repsol controla hasta un 38% de las gasolineras del municipio de Madrid. Por lo que ese poder de fijación de precios que los consumidores deben aceptar (aunque no es de forma directa) es terrible. De ahí, las contundentes cifras que se pueden extraer de un estudio minucioso de cada una de esas 213 estaciones madrileñas. Una de las más reseñables es que solo tres de las más de ochenta que posee en la capital ofrece un precio de los carburantes por debajo del precio medio en España. Y pese a que hasta un total sesenta estaciones, un 30% de todas ellas, sí tienen ofertas por debajo.

En concreto, las pocas excepciones son la de la Avenida de Carabanchel Alto y las situadas en la calle de Antonio López y Hulla. El resto sobrepasan el precio medio actual de 1,509 euros por litro. Aunque Repsol todavía deja alguna ‘travesura’ todavía más llamativa. Y es que más del 90% de sus estaciones de servicio venden los carburantes al precio más caro de la historia. Esa cota se alcanzó en septiembre de 2012 al llegar hasta los 1,522 euros el litro de gasolina. Un apunte más: por aquel entonces, el barril de Brent superaba ampliamente los 100 dólares.

 

Una vez superado ese precio, luego se produce como una sistematización en función de escalones. Por ejemplo, a un precio de 1,529 euros por litro encontramos hasta 18 gasolineras. Entre los 1,53 y los 1,54, Repsol tiene otras 11 estaciones de servicio. Sin embargo, es en los 1,549 euros donde la firma vasca tiene situados más puntos de recarga de combustible con un total de 19. Finalmente, alcanza el máximo en los 1,579 euros en las estaciones que mantiene en la calle Silvano y en Avenida Ventisquero de la Condesa.

 

ÓMICRON TUMBA EL PETRÓLEO, PERO NO LA GASOLINA

Aunque quizás, el último punto que resulta más cargante, desde el punto de vista del consumidor, es que esos precios apenas han variado pese a la llegada de Ómicron. El descubrimiento de la nueva variante, que podría ser más contagiosa, hizo saltar las alarmas de todo el mundo, lo que supuso una caída generalizada de los mercados. Un derrumbe al que no solo no escapó el petróleo, sino que más bien lo lideró. Hasta el punto, de que a principios de diciembre había perdido la barrera de los 70 dólares por barril.

Sin embargo, eso no ha sido excusa para que las petroleras como Repsol, también BP o Cepsa, hayan presionado a la baja sus precios. De hecho, en algunas estaciones concretas se ha subido el precio. La razón evidente es que las compañías están esperando a hacer caja con el puente, antes de repercutir en sus precios la fuerte caída del petróleo. Una decisión que, además, se sostiene por el hecho de que se han empezado a cancelar vuelos previstos, por lo que la movilidad terrestre será todavía mayor a la esperada. Un gran momento para seguir sacando réditos para los accionistas.

Imaz, recientemente, reconoció que pese a que el aumento del precio del barril era del 71%, el rendimiento que le estaba sacando Repsol era del 110%. Ahora, la compañía podría incluso mejorar esas cifras. Una gran noticia para los accionistas de la compañía, que de nuevo verán incrementados sus retornos, pero de nuevo una mala noticia para los consumidores.

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