Repsol vacía el pantano de Riaño, mientras sus vecinos no pueden ni beber agua
“La falta de agua es un tema que se nos viene encima y no vamos a tener margen de reacción”, alertaba recientemente Fernando Moreno, alcalde de Riaño. “Tenemos que mentalizarnos que el agua es un bien que hay que controlar su consumo”, reiteraba Senén Presa, teniente alcalde de la localidad leonesa. Y es que el municipio ve como la disponibilidad de dicho elemento es cada vez más limitado, por la sequía que azota la región. Una circunstancia que choca con lo que ocurre a tan solo 20 kilómetros. Allí, Repsol está vaciando el pantano para generar electricidad barata que después cobra a precio de oro.
Y es que el embalse, que lleva el nombre de la localidad, se ha convertido en un foco imprescindible para ambos actores. Para los vecinos del municipio es un refuerzo indispensable para atajar los problemas de abastecimiento de agua por los que atraviesan. Especialmente, durante el verano cuando la sequía y los turistas ponen al límite el manantial que surte de agua potable a la población. De hecho, el propio alcalde está promoviendo la utilización de bombas especiales para llevar agua del pantano hasta los depósitos del pueblo. Pero ese plan todavía no se ha conseguido.
Para Repsol, sin embargo, el llamado salto eléctrico del Riaño es un bien demasiado preciado para darle otro uso que no sea la generación eléctrica. La firma que preside Antonio Brufau adquirió la gestión del pantano, junto con otros cinco, tras pagar 750 millones a Viesgo. Con aquella operación, la firma energética entró de lleno en el negocio de la electricidad y dicho embalse se convirtió en uno de sus grandes activos. Aunque también adquirió otros como distintas centrales eléctricas de ciclos combinados.
REPSOL TIRA AGUA POR 13.000 PISCINAS OLÍMPICAS PESE A LOS PROBLEMAS EN RIAÑO
Con el paso del tiempo, y el cambio de la situación energética en España, los activos hidroeléctricos se han apreciado notablemente. Para Repsol ahora ese salto eléctrico del Riaño se ha convertido en fundamental todavía más. De hecho, sirve ver su utilización intensiva para darse cuenta de ello. Así, el del Riaño ha sido uno de los embalses que más agua ha tirado de España. En concreto, la firma ha soltado más de 13 hectómetros cúbicos (Hm3) de su capacidad en apenas 72 horas. La cifra asciende a 31 Hm3 en la última semana. Eso equivale a más de 13.000 piscinas olímpicas.
Aunque no solo ha sido esta semana. En realidad, Repsol ha intensificado la utilización del agua del Riaño en el último mes coincidiendo con el fuerte aumento de las temperaturas. También con la entrada en vigor de la llamada excepcionalidad ibérica, o tope del gas, que se introdujo en España a mediados de junio. La estrategia parece clara: maximizar los beneficios. Y es que mientras que con el agua abastece una gran parte de su demanda eléctrica de forma barata la puede cobrar más cara. Por último, los ciclos hacen de refuerzo tienen un sobre remuneración por el mecanismo de ajuste.
Pero antes incluso de estos ajustes, Repsol ya había incrementado notablemente los beneficios en la generación de electricidad. En concreto, la propia compañía señala que durante el primer trimestre el resultado “en Renovables y Generación Baja en Carbono” fue superior “en 24 millones de euros respecto al del mismo trimestre del año anterior debido principalmente a una mayor contribución de los ciclos combinados, así como de las plantas hidroeléctricas”. Un incremento que supone aumentar las ganancias de dicha área en dos dígitos.
EL EMBALSE DE LA DISCORDIA: TRES DÉCADAS DE LUCHAS
A cambio, la capacidad el embalse se ha reducido notablemente. Así, durante las últimas cuatro semanas de vaciado intensivo su volumen ha caído en casi un 10%, hasta situarse un 8% por debajo de su capacidad hace un año. Una situación anómala, ya que su nivel en 2021 coincidía con el de la media de los últimos 10 años. Además, curiosamente, el del Riaño es uno de los pocos pantanos que había conseguido acumular más agua en este 2022 que durante el 2021, incluso superando ligeramente el del 2020, una oportunidad que no ha dejado pasar Repsol.
Mientras a apenas 20 kilómetros los vecinos de la localidad se esfuerzan por recuperar un agua que, en cierto sentido, era suya. De hecho, una de las razones por las que el manantial que surte de agua potable al municipio no da abasto es porque el pantano, al que no tienen acceso, se lleva los recursos. «Si este embalse se dedica a la producción hidroeléctrica no podrá destinarse nunca al regadío. Ambas cosas son incompatibles«, afirmaba hace más de 35 años la organización Coordinadora para la Defensa de los Valles (CDV).
Aunque lo que no se llegaban a imaginar en dicha asociación, que nació para denunciar ese uso para su agua, es que terminaría afectando al propio consumo. Al final, las sequías y la afluencia masiva de turistas han agravado un problema que ya se denunciaba en 1986. También la ambición de Repsol de aumentar los beneficios utilizando el agua que ahora necesita una localidad. Y que probablemente no tenga acceso a ella pese a los intentos, como ocurrió hace un año. En definitiva, en León (como en otros muchos lugares de España) se pone de manifiesto la nueva realidad que deja el uso del agua: beneficios para unos y sed para otros.