Qué es un roboadvisor y cómo puede ayudarte a ahorrar
La aparición de gestores automatizados (roboadvisors) en España cuyos servicios se basan en la gestión pasiva ha dado una vuelta de tuerca a la industria de gestión de activos en España en términos de costes, rentabilidades y competencia.
Los roboadvisors, también conocidos en España como roboasesores, wealthtech o gestores automatizados, son entidades que ofrecen una gestión del patrimonio -ya sea vía carteras de inversión, planes de ahorro o incluso planes de pensiones- basada en fondos cotizados (ETF) o indexados. En la práctica, esto supone para el inversor poder acceder a carteras compuestas por una cesta de fondos cotizados que les dan una alta diversificación, con la peculiaridad de cobrar unas comisiones radicalmente bajas y con la promesa de generar rentabilidades similares a las de los índices a las que están referenciadas.
En suma, esta clase de operadores del mercado -generalmente inscritos como Agencias de Valores en la CNMV- acercan al ciudadano medio un servicio de carteras discrecional como el prestado por las bancas privadas de antaño, pero en su versión low cost y con altas dosis de digitalización.
La paradoja, como se ha podido ver notablemente en 2020, es que muchos de estos gestores que operan con productos que imitan el comportamiento de los índices han sido capaces de mejorar los rendimientos de los fondos gestionados activamente a pesar -o precisamente gracias a- la fuerte volatilidad vista en los mercados.
Estamos hablando de un modelo de negocio relativamente joven, pues el primer roboadvisor de la historia apenas tiene diez años de vida. Su creador fue Jon Stein, un emprendedor de 30 años licenciado en Económicas por Harvard. Stein empezó en 2008 -en pleno comienzo de la Crisis Global Financiera- a investigar maneras de ayudar a las personas a invertir su dinero de una manera sencilla, comprensible y eficiente. El fruto de estos esfuerzos cristaliza en el lanzamiento en 2010 de Betterment, considerado el primer roboadvisor de la historia.
El primer roboadvisor fue ideado y lanzado por el emprendedor Jon Stein como respuesta a la crisis financiera de 2008, con el objetivo de ayudar a los ciudadanos a planificar su futuro financiero de manera barata y sencilla
La motivación de Stein para lanzar este producto -y, de paso, crear una floreciente industria a nivel global- partía de una serie de principios que se exponen en la página web de Betterment: “Todo el mundo debería tener acceso a un asesoramiento de calidad, no solo los más adinerados. La tecnología financiera, que ha ido por detrás del desarrollo en otras industrias, puede proporcionar ese acceso, al tiempo que permite ganar dinero de mejor modo. Y lo más importante, los servicios financieros deberían centrarse en las personas y construir soluciones para que vivan sus vidas”. Hoy, Betterment gestiona un patrimonio de más de 20.000 millones de dólares para sus más de 500.000 clientes.
Según un informe del Banco Mundial fechado en 2019, EE.UU. es el mercado donde más se ha desarrollado este modelo de negocio, al contar con un 57% de todos los roboadvisors que operan en el mundo (el Banco Mundial calcula unos 200, aunque esta cifra podría incrementarse hasta los 500 según la fuente que se consulte). La entidad calcula que, a cierre de 2018, los roboadvisors estadounidenses estarían gestionando un patrimonio superior a los 400.000 millones de dólares, y anticipa una tasa de crecimiento anual del 31% hasta rozar los 1,5 billones de dólares en 2023.
¿Qué roboadvisors operan en España?
Siguiendo el espíritu de Betterment, los primeros roboasesores que aterrizaron en España fueron Feelcapital e Indexa, el primero solo en la modalidad de asesoramiento y el segundo prestando servicios de gestión de activos. La irrupción de estos gestores automatizados en España se produjo hace tan solo un lustro, y hoy en día la penetración de estos agentes sigue siendo limitada en España. Según datos de la firma de consultoría Statista, el patrimonio conjunto de estos gestores automatizados en 2017 -primer año del que da cifras- se situaría en 708 millones, y habría experimentado un crecimiento exponencial desde entonces. La firma calcula que el negocio de los roboadvisors podría estar moviendo 5.335 millones de euros al cierre del ejercicio 2020, y según sus proyecciones de futuro el volumen de activos bajo gestión podría seguir aumentando hasta superar los 13.000 millones en 2024.
En la actualidad se pueden distinguir alrededor de una decena de entidades que proporcionan servicios de gestión patrimonial y asesoramiento en España con un modelo de roboadvisor. Debemos distinguir entre los grupos independientes y aquellos que dependen de una entidad financiera tradicional; en la primera categoría figuran Indexa, Finizens, inbestMe, Finanbest o Finletic, mientras que en la segunda nos encontramos a MyInvestor (Andbank), Popcoin (Bankinter), Invertimos por ti de Openbank o Smart Money de CaixaBank.
Entre los roboadvisors que operan en España figuran grupos independientes como Indexa o Finizens, y entidades impulsadas por bancos, como MyInvestor o Popcoin
Los argumentos que utilizan los roboadvisors españoles son los mismos que guiaron en su día a Jon Stein y a John C. Bogle a innovar: poner al servicio de los clientes soluciones de inversión, principalmente a través de carteras de inversión o planes de pensiones, con una diversificación muy alta y costes muy competitivos. Esta diversificación se consigue mediante la inversión en fondos indexados o ETF, que son productos también conocidos como de gestión pasiva porque su funcionamiento se basa en la réplica de índices, ya sean de bolsa, de renta fija o de otros activos como las materias primas, como por ejemplo el oro. Son productos con comisiones muy bajas, por norma general de entre el 0,3% al 0,02%, dependiendo del activo que repliquen, y que además están en constante decrecimiento, ya que los proveedores de ETF llevan revisando sus comisiones a la baja de forma secular año tras año.
Además, a los roboadvisors se les ubica en el espectro fintech, es decir, empresas que desarrollan tecnologías en el ámbito financiero con las que pretenden mejorar la calidad de los servicios que ofrecería una banca tradicional. Estas tecnologías van desde la propia manera de invertir de los roboadvisors, basada en algoritmos que van reequilibrando de manera automática y sistematizada las carteras, a la capacidad de ofrecer un servicio 100% digital, que permita al cliente acceder a la interfaz bancaria desde cualquier punto tan solo con una conexión de internet. De esta manera, hoy en día es posible contratar un plan de pensiones en España desde el móvil y con una aportación inicial de tan solo diez euros, o realizar aportaciones periódicas a un fondo de inversión desde un euro, dependiendo de la oferta de cada operador.