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Rocío Carrasco: «Mi marca cosmética es mi historia»

Coche Echarren| 19 de septiembre de 2024

La vida profesional de Rocío Carrasco inició un nuevo comienzo después de protagonizar un documental que mostró, una vez más, la polarización de los españoles (en este caso entre cómplices de las mentiras construidas y amantes de la verdad), en el que narraba su propia vida y se liberaba de un silencio que le había llegado a costar muy caro. Y la que ya fue portada nada más nacer recuperó su lugar y su voz. Ha perdido mucho en un camino duro, pero la resiliencia corre por sus venas. Uno de sus nuevos proyectos y el que nos trae aquí va de eso: su nueva línea cosmética, Rć·skincare, ha sido creada para devolver a su sitio a las pieles más sensibles. Y es un proyecto tan personal como el propio documental.

¿Cómo surgió la creación de esta marca cosmética? 

Esto nace de una necesidad. Porque yo he tenido siempre la piel delicada, no me puedo aplicar cualquier crema hidratante, ni contorno de ojos, ni el típico sérum de vitamina C. He probado todo y siempre he acabado con rojeces. Los dermatólogos me dicen que tengo la piel muy sensible y que a eso se ha unido el estrés, los factores emocionales… He tenido ese problema desde los 18 años. Justo después de grabar el documental tenía la piel fatal porque habían sido muchos días de maquillaje. Y un día me llamó un amigo contándome que ahora es CEO de un laboratorio cosmético. Fidel aprovechó para decirle “pues ahora que estás con eso, a ver si das con algo que a Rocío no le dé reacción”. Se lo tomó muy en serio. Era difícil porque yo lo había probado todo, de alta gama, media y baja… Me propusieron que me tratara con algo que no tenía nadie, el extracto del alerce, y empecé a usarlo… A la semana pude ver un cambio muy muy notable. Entonces le pedí que me hiciera la rutina completa con el alerce: sérum, contorno de ojos… Y así nació la marca. 

¿Cómo decidisteis el nombre? 

Queríamos una nomenclatura que saliera de la palabra alerce. Y bueno, coincide con mis iniciales. Pero a mí me hubiera gustado que la imagen de la marca fuera otra persona, quedarme detrás. Tenía pudor… Al final accedí porque la verdad es que es mi historia. 

¿En qué consiste tu rutina diaria de cuidado personal? 

He pasado de no oler una crema a que sea lo primero que hago nada más desayunar: me lavo, me pongo el contorno de ojos, el sérum y el gel. Nuestra hidratante está en crema y en gel, que es la que yo prefiero. La piel queda jugosa, y con mucho ‘lustre’ [risas].

¿Y en los centros de belleza? 

No te puedo mentir: como todo me daba reacción, no voy casi nunca. Como mucho, me hago una limpieza. 

¿Te enseñó algún truco tu madre? 

Mi madre se cuidaba la piel, pero si te digo lo que usaba te puedes revolcar por el suelo: su rutina consistía en lavarse la cara con el jabón amarillo de Clinique, darse un tónico compuesto prácticamente por alcohol —el mismo que yo usaba si un día me salía un grano, que me quemaba la piel— y luego se ponía la crema de Pond´s de toda la vida de Dios. Esa era la rutina de ‘la Jurado’, no había más. Y es que le daba alergia todo, esas eran las únicas cosas que le iban bien. Como base de maquillaje solo se ponía uno en stick que se vende en los supermercados. 

Eres muy valiente para los cambios de look… Has llevado mil cortes de pelo. 

Sí, es que hay cosas que no entiendo: tengo amigas que no se atreven a cortárselo y les digo “pero alma de cántaro, si el pelo crece, si no te van a cortar la cabeza”. También es cierto que a mí me crece de una manera voraz. Pero aparte es que me divierte mucho cambiar. Hay quien dice que eso es síntoma de inseguridad, que se hace buscando la forma de verte bien… Pero yo creo que es lo contrario, es un síntoma de seguridad. A mí no me da miedo porque, aunque esté mal que lo diga yo, creo que voy a estar bien de cualquier forma. Si por mí fuera, cambiaría de pelo como se cambia de color de uñas. 

¿Nunca te arrepientes? 

No. Y además no creas que me tiro pensándolo tres meses… Un día me levanto y digo: “¿Qué me apetece? Raparme la cabeza”. Y me la rapo [risas]. Bueno, ahora estoy en un momento en que sí me lo planteo más, por cuestiones profesionales. Pero una de las veces que me lo rapé, salí de casa con la melena casi llegando al culo, diciéndole a Fidel “gordo, voy a darme mechas”. Y luego me vio llegar como la teniente O´Neill [risas]. 

¿Y qué pasa por tu mente en el momento en que lo decides? 

Es diversión, es como ir al parque de atracciones. Me da sensación de júbilo. El pobre Fidel tiene ganado el cielo. Cuando voy a la peluquería ya no me pregunta qué me voy a hacer. 

¿Tienes nuevos proyectos de televisión? 

Hay cosas, sí, hay proyectos, pero no puedo adelantar nada concreto. Sí te puedo decir que está la serie de mis padres, un documental sobre mi madre y que seguimos con el musical. Ahora, el 10 de octubre nos vamos al Teatro Principal de Alicante. 

¿Cuál es el secreto para formar una pareja tan sólida, amistosa y apasionada como la vuestra? 

Yo soy mucho de energías y creo que la suya es maravillosa, que irradia luz. Si hubiera un secreto, diría que es la admiración y el respeto mutuos. 

Después de haber estado en una relación de maltrato y usurpación, no debías de estar muy preparada para una relación sólida… 

Yo creo que me encontró en un momento clave, en el que yo necesitaba ser receptora de esa energía buena y bonita que tiene. Y me dejé cuidar. 

¿Cómo os divertís juntos? 

Como casi todo el mundo. Hacemos reuniones con nuestra gente y disfrutamos mucho de hacer cosas. Te diré que acabamos de empezar a ver Juego de Tronos por cuarta vez juntos. Nos encanta y según la vas viendo sacas distintas conclusiones o te fijas en algo que te había pasado inadvertido… 

¿Qué tema de tu madre te da subidón? 

No te voy a mentir, me gusta mucho oír a mi madre y a veces me ves gritando por la casa ‘ole’ porque la tengo en los auriculares. Me gusta ponérmela en directo porque mi madre no sabía cantar dos veces de igual forma la misma canción. En los directos siempre descubro algo. Pero eso es un subidón espiritual, como que me hace el alma grande. Subidón de darme marcha y actividad terrena, me lo dan dos canciones de Paulina Rubio: Casanova y El último adiós

Un deseo para este nuevo curso. 

Poder seguir disfrutando de los míos, de mis perros, de mi gente…

Foto © Juanlu Real

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