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Día 2: El día más difícil

Ian Allovertheworld| 20 de noviembre de 2020

7 segundos discos que mejoraron grandes debuts

Como podéis imaginar, y podréis ir viendo a lo largo de este diario, las opiniones son personales, salvo que, en algún momento, hable de datos concretos e irrefutables. Creo que lo más importante es salirse de las clásicas listas, fáciles de encontrar y de averiguar su contenido, y descubrir, comentar o discutir sobre música, qué es a lo que hemos venido. #musicislife

Voy a hablar, por ahora, de 7 fantásticos segundos álbumes que no deberías dejar de escuchar. Hay más que podrían estar en esta lista, pero de esos hablaremos otro día.

Nirvana – Nevermind (1991)

Hace unos años, de vez en cuando, en Televisión, nos sorprendían con unos espacios llamados “Minutos Musicales”. Sin previo aviso, nos sorprendían con varios videos de diferentes artistas que servían para descubrir “cosas nuevas”, que en casa, mi hermano y yo, aprovechábamos para grabar en VHS y hacíamos cintas recopilatorias de videos maravillosos que veíamos una y otra vez.

Un día, comenzó el espacio, pulsamos el REC y empezó el video Smells Like Teen Spirit. No puedo contar las veces que me puse en bucle ese video, me fascinó; como lo hizo con la mayoría de la gente en el momento en el que el tema empezó a sonar en todas las radios y programas musicales de las diferentes televisiones.

Poco nuevo puedo decir que no se sepa de Nevermind (1991), pero es verdad que fue el disco que catapultó a Nirvana y uno de los discos de referencia de una generación, pues el antecesor, Bleach (1989), que es fantástico, no tuvo el éxito que merecía y pudo ser conocido a raíz del éxito del segundo.

 

 

The Smashing Pumpkins – Siamese Dream (1993)

Corría el año 1993. Yo estaba estudiando en la universidad y devoraba todos los vinilos, cds o casetes que, por unas razones u otras, acababan en mis manos. Tenía walkman, discman… todos los aparatos que por aquella época me permitía escuchar música en el metro o en el bus.

Éramos varios los que amábamos la música y nos intercambiábamos material o, simplemente, comentábamos «he escuchado este o aquel grupo o esta canción…» Un día, una amiga y yo coincidimos y -casi a la vez- hablamos de Today, una canción que no sabíamos muy bien quien tocaba, el nombre era muy raro, ni de dónde había salido, pero que nos hipnotizó (seguramente la escuchamos en el mismo programa de radio el día anterior). Con los pocos recursos que teníamos entonces, averiguamos el grupo y el álbum, un maravilloso álbum que, con el tiempo, descubrimos que era la continuación de otro ‘discazo’ –Gish (1991)-, pero que lo mejoró con mucho.

The Cranberries – No Need To Argue (1994)

En esa época universitaria, en la que la música era una parte fundamental en mi día a día -y ya no ha dejado de serlo-, me atraían mucho los grupos que, con guitarras contundentes y sonido más o menos duro, tenían una vocalista femenina. Había varios, muy buenos y, en un principio, The Cranberries no me llamó especialmente la atención con Linger o Dreams, las primeras canciones que escuché de su primer álbum Everybody Else Is Doing It, So Why Can’t We? (1992). Fue más tarde, escuchando un CD recopilatorio, de los que regalaban algunas revistas; sonó el tema Daffodil Lament y creo que lo puse 3 o 4 veces seguidas, pensé: “qué temazo». Al día siguiente, creo que fue, escuché ese himno llamado Zombie y, desde ese momento, los discos del grupo pasaron a formar una parte importante de mi colección.

Chucho – Tejido de Felicidad (1999)

Siempre me ha gustado Fernando Alfaro. Lo conocí con el primer álbum de Surfin’ Bichos La luz de tus entrañas (1989), que le tocó a mi hermano, junto con otros discos de la época, en un concurso de la radio. Participábamos en todo lo que podíamos, y nos tocaba, de vez en cuando, alguna cosa más que interesante.

En 1997, Fernando, junto a su pareja de entonces, Isabel León, lanzó 78, bajo el nombre de Chucho, un fantástico álbum que tuvo cierta repercusión ya que uno de sus temas (El Detonador EMX-3) fue parte de la BSO de la película Abre los Ojos (1997), de Alejandro Amenábar.

Parecía difícil de superar el debut, pero en 1999 lanzaron Tejido de Felicidad, duro y contundente de principio a fin y con el maravilloso hit Magic, un tema que te hace bailar, sonreír….

En 2019, Intromusica, lanzó un EP conmemorativo de los 20 años de la canción, titulado Magic+, con 4 versiones interpretados por diferentes artistas. Una pieza de colección, maravillosa.

 

Amy Winehouse – Back To Black (2006)

Toca hablar del segundo y último álbum de una artista con mayúsculas, que, por desgracia, no supo digerir el éxito.

Tras el lanzamiento en 2003 de Frank, que no tuvo especial repercusión en su momento, pero que, después de escucharlo tranquilamente, descubres que es un disco fabuloso, en 2006 salió Back to Black, uno de los mejores discos de los 90. Desde el primer y maravilloso single Rehab, que es también el primer tema del álbum, el disco te atrapa y no puedes dejar de escucharlo hasta el final. Temas como el que da título al álbum, Back to Black, o You Know I’m No Good descubren el maravilloso nivel vocal de la grandísima Amy.

Posteriormente salió una edición especial, con un bonus disc, con varias versiones, entre las que destaco Valerie de The Zutons, o la divertida canción de The Maytals, Monkey Man.

 

 

The Killers – Sam’s Town (2006)

The Killers, una formación original de Las Vegas, rompió muchos moldes en 2004 con el lanzamiento de su primer álbum, Hot Fuss, un auténtico arsenal de temazos capitaneados por el pegadizo Somebody Told Me, que no paraba de escuchar una y otra vez. Para muchos es su mejor disco hasta la fecha. En 2006 lanzaron Sam’s Town, que (efectivamente) lo tenía muy difícil con su predecesor pero, para mi, lo superó y con creces.

When You Where Young o Read My Mind son himnos que no te cansas de tararear, pero la primera vez que escuché Bones y vi el fantástico video que dirigió mi admirado Tim Burton, supe que este disco entraría en el Top de mis discos favoritos.

 

 

León Benavente – 2 (2016)

Si tengo que nombrar el grupo español que más me ha sorprendido en los últimos años, sin duda es León Benavente.

De su homónimo primer álbum (2013) me sorprendió su sonido, era muy ochentero, pero a su vez súper fresco, sin duda, un grupo muy maduro.

Tenían un reto, y con 2 (2016), consiguieron consolidar y mejorar el rumbo que habían marcado.

El disco son 9 hits, con grandes letras, que te aprendes rápidamente y cuando los escuchas en el coche, en casa, haciendo deporte o, por supuesto, en un concierto, no puedes dejar de cantar y saltar…” Aún podemos resistir, Aún no ha salido el sol”.

Y, parece ser, que el segundo puede ser mejor que el primero.

Por supuesto, hay muchos segundos a un nivel parecido al primero, que no creo que merezcan estar en esta lista (ya hablaré de ellos más adelante).

Como comentaba al inicio, puedes estar o no de acuerdo en la selección, pero lo innegable es que estos 7 discos son auténticas joyas y que deberían formar parte de cualquier colección medianamente decente.

Y, como decían Joy Division en Disorder: «¿Quién tiene razón, quién puede decirlo y a quién le importa en este momento?»

#godsavethemusic

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