Descubre a Sergei Polunin, mejor conocido como el ‘bad boy’ de la danza, en Dancer, un documental dirigido por el cineasta Steven Cantor. La historia sobre la vida y ascenso a la fama de este bailarín, así como el declive y su autodestrucción te cautivarán tanto como su enigmático protagonista. La película se proyectará en el marco del Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi (BCN Film Fest) y se estrena comercialmente el próximo 19 de mayo.
Sergei Polunin nació en un barrio pobre de una ciudad al este de Ucrania. Cuando su don para la danza comenzó a florecer, su familia decidió separarse con el objetivo de ganar dinero para poder financiar sus estudios artísticos. Su padre desde Portugal y su abuela desde Grecia trabajaban duramente para sustentar a Sergei y a su madre, que se encontraban en Kiev. A la temprana edad de 13 años, Sergei fue admitido en The Royal Ballet School y gracias a su tenacidad y virtuosismo, a los 19 años, Polunin se convertía en el Primer Bailarín más joven de la historia de The Royal Ballet. El joven cautivó tanto al público como a la crítica, fue comparado incluso con Rudolf Nureyev, la pasión y la técnica que emanaba de su cuerpo en cada pieza dejaba al mundo sin habla.
Sin embargo, la cara oscura de la fama se apoderó poco a poco de Sergei. El shock por el divorcio de sus padres, la falta de cariño, una vida dedicada en su totalidad a la danza y el hecho de haberse hecho hombre demasiado pronto, hizo caer al bailarín en una depresión de la que se evadía gracias a la fiesta y el consumo de drogas. Su fibrado y alargado cuerpo comenzó a llenarse de tatuajes, declaró que la cocaína y los analgésicos le ayudaban a bailar y no tardó en aparecer en las portadas de todo tipo de publicaciones y en consagrarse como el enfant terrible de la danza, una especie de James Dean en mayas.
En 2012, The Royal Ballet perdía a su estrella principal: Polunin anunciaba su abandono declarando que la danza ya no le hacía feliz y concluyó: “el artista que llevo dentro está muriendo”. El bailarín queda reflejado en Dancer como humano, como una persona extremadamente ambiciosa y trabajadora, pero también sensible y atormentado por un amor-odio hacia su mayor pasión. La “bestia elegante” – tal y como lo llamaban sus compañeros en la Compañía- comenzaba a amansarse.
Polunin intentó recuperar su ilusión por la danza en Rusia. La imposibilidad de volver a ser el mismo le llevó a tomar la decisión de abandonar la danza por completo, pero de una manera especial. Polunin filmó con la ayuda del director David LaChapelle su último baile: una potente coreografía con el tema Take Me To Chruch, de Hozier, de fondo. El videoclip se hizo viral de inmediato, llegando a sobrepasar las 18 millones de visitas en YouTube y sirviendo de inspiración a miles de bailarines de todo el mundo. Estas imágenes nos muestran a un bailarín desatándose, a un Sergei que expresa dolor, pero también una pasión desmesurada.
En la actualidad, Polunin se encuentra comprometido con la bailarina rusa Natalia Osipova, la cual le ha ayudado a volver a recuperar su pasión por la danza. Sin embargo, esta información queda fuera del documental. Dancer se estrena comercialmente el 19 de mayo y se proyectará en el marco del Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi (BCN Film Fest), una ocasión excepcional para dejarte hipnotizar por uno de los personajes más enigmáticos e interesantes del mundo de la danza.
Patricia Lajara Camacho
0 comentarios