Conocemos las siglas de ACNUR por efectivos anuncios que reclaman nuestra ayuda y tocan el corazón, pero sabemos poco de esta organización. Su representante en España nos aclara sus objetivos y alcance.
¿Qué es el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados?
El organismo de Naciones Unidas encargado de monitorear la implementación de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Nació para encontrar soluciones a los refugiados de la Segunda Guerra Mundial pero ese mandato de la Asamblea General se ha extendido en tiempo y materias hasta hoy, cuando ya es una organización muy grande, presente en 134 países. Por decirlo brevemente, se considera persona refugiada a aquella que ha tenido que huir de su país por razones de guerra o persecución por motivos de raza, género o pertenencia a determinado grupo social, que también puede ser un partido político. El ACNUR busca soluciones duraderas a estas personas para proteger sus derechos en el país de acogida.
¿Cuáles son esas soluciones?
Hay tres tipos. El retorno voluntario a su país de origen cuando la situación se arregla, la integración social económica en el país donde la persona ha sido reconocida como refugiada, y el reasentamiento, que es cuando hay que buscar la solución en un tercer país porque las necesidades de protección de esa persona no se cumplen en el primer país de asilo.
La asociación nacional ‘España con ACNUR’ se dedica a captar fondos privados y es el octavo mayor donante a nuestra organización en todo el mundo
¿Cómo se financia ACNUR?
No tenemos una cantidad fija en los presupuestos de los estados, como el Secretario de Naciones Unidas, sino quede pendemos de la buena voluntad de los estados que nos financian y, cada vez más, de la sociedad civil, de individuos y empresas que ven en nosotros un trabajo concreto, profesional y neutral de valor humanitario. En ese sentido, España es el mejor ejemplo mundial, porque además de la organización internacional de la que soy representante, existe la asociación nacional ‘España con ACNUR’, cuyo objetivo es la captación de fondos de personas, empresas privadas y comunidades autónomas. España con ACNUR’ es el octavo mayor donante en el mundo a nuestra organización. El 14 de diciembre empezamos a conmemorar nuestro 70 aniversario y mi primer acto fue dar las gracias a ese medio millón de socios de ‘España con ACNUR’, que financian cada mes a la organización. Cuando llegué a España hace un año me hizo muchísima ilusión comprobar este apoyo tan personalizado a la labor de nuestros equipos en todo el mundo.
¿Qué lugar ocupa España como país de acogida?
Durante mucho tiempo fue un país de tránsito, pero desde 2015 muchas personas buscan asilo en España porque no tiene alrededor países en conflicto y se considera segura. En 2019 han solicitado España como primer país de asilo 128.000 personas. Trabajamos con España como país de integración para los refugiados reconocidos y también de reasentamiento, con un objetivo difícil de conseguir de 1.200 personas al año. Este año quizá lleguemos a las 500.
¿Todas las personas que llegan en pateras a Canarias son migrantes económicos?
No, se trata de un flujo mixto, como suele pasar en Europa. Por eso es importante que puedan informarse sobre lo que es el asilo. Cuando fui a Canarias en julio, por primera vez, me llamó la atención la cantidad de personas que llegaban de Mali, del Sahel, de Costa de Marfil y de Guinea. En agosto hicimos un trabajo de profiling y vimos que el 40% de 137 habían vivido situaciones de guerra, persecución o violencia. Cuando vemos que llegan de países que han tenido conflictos como Mali y Costa de Marfil, sabemos que estos países generan situaciones que para nosotros pueden ser de personas necesitadas de protección y refugio. Para no ponerles a todos los que llegan la misma etiqueta de ‘migrantes económicos’, hay que darles la posibilidad de explicarse, porque muchos saben que han huido de su país porque su vida corría peligro y se han subido a una embarcación hacia un país seguro, pero desconocen lo que es un refugiado, que podrían cumplir esos requisitos y tal vez quedarse legalmente en España. Por ejemplo, una persona que pide asilo entra dentro de una excepción para vuelos de retorno como el que se ha hecho a Mauritania. Pero si no tiene información, puede entrar en ese vuelo y quizá volver a la situación de la que huyó por razones de persecución o violencia, y no económicas estrictamente.
¿Cómo actúa ACNUR en casos como el de Canarias?
Colabora con las autoridades para agilizar el procedimiento de asilo, que si es demasiado largo se puede convertir en una vía migratoria. Trabajamos de acuerdo con las autoridades para dar respuestas en Canarias, y como organismo internacional siempre lo hacemos desde un criterio positivo y de apoyo. Pero damos nuestra opinión, y creemos que 50 policías más en Las Palmas bastarían para dar acceso al asilo. También hacen falta más intérpretes y más abogados formados para que el sistema de asilo funcione bien.
¿Se ha debilitado la capacidad de Naciones Unidas para resolver problemas?
Algunos políticos dejan de lado las soluciones multilaterales. Trabajar con personas como António Guterres me ha hecho creer aún más en luchar para una visión concreta del multilateralismo. A nivel personal, la energía y la ilusión del personal de ACNUR en su trabajo es algo que no he visto en otros lugares y crea un compromiso personal, como de familia. La ambición de Guterres, que fue mi jefe en el ACNUR y ahora Secretario General de toda la Organización, por renovar el multilateralismo al cumplirse los 70 años de ACNUR nos obliga a renovar nuestro compromiso con el trabajo que hacemos. Somos actores humanitarios haciendo frente a problemas políticos, así que debemos llamar la atención de todos los actores insistiendo en que las soluciones siempre son políticas. Las soluciones a las guerras, a las persecuciones, a los problemas humanitarios y de desarrollo que conocemos, son soluciones políticas, por lo que han de encontrarse en foros políticos, y el más global es Naciones Unidas. Lo que ocurre es que, sin unión de las naciones, la organización no funciona. Cada vez que el Consejo de Seguridad no llega a un acuerdo de solución para una situación crítica, y cada año hay más, no se encuentra esa solución. Pero es que se trata de soluciones políticas y dependen de la buena voluntad de los Estados. No es un problema de Naciones Unidas, sino de la buena voluntad de las entidades que la conforman.
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