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¿Spider-Man, de Netflix o Disney? La quiebra de Marvel y un acuerdo histórico

Pedro Ruiz| 3 de octubre de 2021

Spider-Man es un personaje singular. Las aventuras del popular hombre araña son un fenómeno. Hasta el punto de que es el superhéroe que más películas ha protagonizado en lo que va de siglo. De hecho, hemos conocido un par de Peter Parker en apenas unos años y la próxima secuela ya tiene fecha de estreno. Pero el intrépido spidey tiene un superpoder insólito, y es que sus aventuras se pueden ver en Netflix, donde está su colección de películas, y también en Disney +, como integrante del universo Marvel.

La razón de ello reside en que Spider-Man es un superhéroe de Marvel, pero sus derechos de explotación los tiene Sony. Un intercambio de propiedad que se produjo por la quiebra, hace 25 años, de la firma estadounidense. Así, los orígenes del hombre araña se remontan a 1962 de la mano de Stan Lee y Steve Ditko, y su primera presentación en público fue en 1962, en el número 15 del tebeo Amazing Fantasy.

Desde su primera aparición, el superhéroe de las telarañas se convirtió rápidamente en un auténtico fenómeno de masas. En poco tiempo, el personaje ya tenia una serie individual titulada The Amazing Spider-Man, que pronto se convertiría en uno de los productos más comercializados por la editorial. Además, el cariño de los fans junto a las buenas críticas, le convirtió en un icono cultural.

Un estatus que logró gracias a que Lee estaba convencido de convertir a su creación en un protagonista más humanizado desde el principio y con referencia a la población más joven. Una decisión que le acercó al público y le convirtió en uno más, mientras que otros personajes carismáticos similares tanto de Marvel como de DC, que van desde Superman a Batman, o el Capitán América, eran prototipos más alejados.

 

MARVEL, DEL DEBUT BURSÁTIL A LA QUIEBRA

El éxito persiguió al superhéroe en muchas de las sagas que se ejecutaron con su nombre. A The Amazing Spider-Man, le siguió The Spectacular Spider-Man y, más tarde, Marvel Team Up, Spidey Super Stories, para luego dar paso también a otras versiones audiovisuales. Para la década de 1990, nadie dudaba de que Spider-Man era uno de los mayores éxitos creados por Lee y uno de los personajes más rentables para Marvel. Pero, entonces, llegaría el momento de que ambos rompiesen su relación y siguieran su camino por separado.

Pero esa historia comienza unos años antes. Así, en 1986, la compañía acabo en manos del multimillonario Ronald Perelman que, tres años después, la sacaría a bolsa. Curiosamente, el magnate se refería a Marvel como “mini-Disney”, sin saber que años después acabaría cayendo en manos del ratón Mickey. Fue a comienzos de 1990 cuando empezaron los problemas. Perelman ejecutó la arriesgada estrategia consistente en lanzarse al mercado de los juguetes endeudando fuertemente a la compañía. Una posición financiera débil que dejó a la editorial a merced de la evolución económica.

Y, al final, pasó lo que siempre pasa con las empresas endeudadas: una crisis, en esta ocasión en el mercado de los cómics, llevó a Marvel a la quiebra en 1996. La bancarrota involucró también a uno de los hombres más importantes en el mundo de la inversión de las últimas décadas, Carl Icahn, que terminó demandando a Perelman por su mala gestión y los daños ocasionados. Con el tiempo, y con ayuda de la justicia, se había revertido la situación, pero para Spider-Man ya era demasiado tarde.

 

SPIDER-MAN, VENDIDA POR 10 M$, HA RECAUDADO CERCA DE 6.000 M$

De hecho, en un intento por llegar a un acuerdo con los acreedores, Perelman vendió los derechos cinematográficos y televisivos de Spider-Man a Sony por menos de 10 millones de dólares. Aunque no fue lo único. También se repartieron los derechos de otros personajes y los de un parque temático. Y así, entre la necesidad de uno y el buen ojo del otro, la multinacional japonesa logró uno de los acuerdos más ventajosos de los que se tienen recuerdos. Hasta el punto de que la recaudación solo en cines de sus películas en los últimos años se acerca a los 6.000 millones de dólares.

Una cifra que podría dispararse próximamente. Así, en el mes de diciembre, se estrenará la tercera película de la última saga que protagoniza el superhéroe, de la mano de Kevin Feige y Amy Pascal, Spider-Man: No Way Home. Los productores han logrado volver a conectar con el público gracias a apostar por volver a los orígenes del personaje, esto es, hacerle ver como un joven con preocupaciones normales alejadas de los grandes propósitos de otras películas del mismo estilo. Además de contar con la inestimable ayuda de la presencia de Spidey en la saga Vengadores.

Todo ello ayudó a que la última película del superhéroe fuera la más taquillera con una recaudación cercana a los 1.130 millones. Unas cifras que marean y que, gastos de producción aparte, no le costó ni 10 millones a la firma nipona. En definitiva, Sony mantiene los derechos de explotación de su joya de Marvel y puede comercializar con ellos, de ahí que sus películas se puedan ver en Netflix. El mundo de los negocios es así hasta para los superhéroes.

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