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Todo lo que necesita saber sobre la reforma de las pensiones y su impacto sobre el ahorro privado

Influencers| 4 de diciembre de 2020

Aunque parece que la reforma de las pensiones finalmente no será tan ambiciosa como la propuesta impulsada por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, los cambios tendrán impacto directo sobre el cómputo de la pensión pública y el ahorro privado.

El año que viene arrancará con la cuarta reforma del sistema de pensiones español en la última década. En esta dirección ha estado trabajando el actual Gobierno a lo largo de 2020, a través de la elaboración de una serie de recomendaciones por parte de la Comisión parlamentaria de seguimiento y evaluación del Pacto de Toledo.

El Banco de España (BdE) ha propuesto a esta comisión medidas como volver a incrementar la edad de jubilación, sobre todo teniendo en cuenta, según sus propios datos, que actualmente cerca del 40% de las jubilaciones en España son anticipadas. Por su parte, la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) ha concluido -según recoge en la segunda fase de su estudio Spending Review-, que el incentivo fiscal que tienen los planes de pensiones “no consigue el objetivo de incentivar el ahorro a largo plazo”. En consecuencia, el Gobierno ha incluido en los próximos Presupuestos Generales del Estado la rebaja en la deducción máxima anual de 8.000 a 2.000 euros.

Las dos son medidas con un impacto directo sobre el sistema público de pensiones, pero también sobre el pilar del ahorro privado para la jubilación. Otras de las propuestas que han trascendido han sido la vuelta a la indexación del importe de las pensiones al IPC, así como la posibilidad de elegir los mejores años de cotización para calcular la cuantía de la pensión. Para apuntalar la reforma, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, prevé inscribirla en el marco del Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la economía española, para poder dotarla con parte de la financiación procedente de los fondos europeos. También es fundamental resolver el déficit de la Seguridad Social, actualmente de 5.167,6 millones de euros (datos oficiales a 31 de julio de 2020). Según diversas declaraciones del ministro, el objetivo es separar las fuentes de financiación de las pensiones, de manera que las pensiones contributivas se pagarían vía cotizaciones de los trabajadores, mientras que las no contributivas se pagarían vía impuestos.

Ahorro para una larga jubilación

Según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a 1 de agosto de 2020, en España perciben actualmente algún tipo de pensión cerca de diez millones de personas, con un gasto mensual a la Seguridad Social de 9.904,02 millones de euros. Es un gasto que va al alza en un país con una población cada vez más envejecida y con mayor esperanza de vida: de acuerdo con datos del INE, en 2023 la esperanza de vida a partir de los 65 años será de 19,73 años para los hombres y de 23,49 años para las mujeres.

Estas cifras se irán incrementando hasta 20,75 años para los hombres y 24,44 años para las mujeres en el 2033. Para ese año, el INE calcula que uno de cada cuatro españoles tendrá más de 65 años. En un contexto de envejecimiento, caída de las cotizaciones, posibles subidas de impuestos y revisión a la baja de los incentivos fiscales, a falta de que el Ejecutivo aporte más claridad, lo cierto es que son pocos los incentivos aparentes al ahorro a largo plazo, pero muchas las señales que apuntan a que los españoles necesitarán cada vez más complementar su pensión pública con ahorro privado para poder mantener su nivel adquisitivo durante un horizonte de jubilación de veinte años de media.

La cuestión es que numerosos españoles no toman conciencia de esta urgencia hasta que ya están prácticamente en la fase final de su vida laboral, como evidencia el VI Barómetro del Ahorro que publica Inverco, la patronal de gestoras de fondos en España: los menores de 26 años ahorran principalmente para hacer crecer su capital (30%), los millennials y generación X (de 26 a 50 años) para hacer frente a imprevistos (34% y 29%), mientras que los baby boomers (de 51 a 70 años) y la silent generation (a partir de 70) lo hacen para complementar su jubilación (33% en ambos casos). Los productos a través de los cuales canalizan ese ahorro son los depósitos y la renta variable en el caso de los centennials, mientras que los millennials, generación X y baby boomers optan por los planes de pensiones, depósitos y renta variable.

Contra esta tendencia, la recomendación de los expertos es iniciar el ahorro cuanto antes mejor, de una manera periódica y constante para poder beneficiarse del interés compuesto en el largo plazo. A través de su portal Finanzas para Todos, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ilustra los beneficios de esta táctica con este ejemplo: “Pilar empieza a ahorrar cuando tiene 22 años e invierte 1.200 € cada año a un 8% de interés anual. Al cabo de 10 años, deja de realizar aportaciones porque prefiere disponer del dinero para otras cosas, pero deja todo lo que ya ha invertido acumulando intereses todos los años. Miguel tiene la misma edad que Pilar, pero no empieza a ahorrar hasta los 32 años porque prefiere disfrutar y gastar el dinero en otras cosas mientras sea joven. A partir de entonces es muy responsable e invierte 1.200 € al año durante 34 años, con un 8% de interés anual. Al llegar a los 65 años, con su aportación de 12.000 Pilar habrá generado 245.027 € en intereses. Miguel, en cambio, habrá sacrificado un total de 40.800 € (1.200 € x 34 años) y al final solo habrá acumulado 205.580”. En resumen, al ahorrar de manera constante, el receptor del ahorro va sumando sus aportaciones periódicas al capital inicial para ir generando nuevos intereses y beneficiarnos del efecto multiplicador del interés compuesto.

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