La trampa rusa que asfixia a los dueños de Alcampo
La familia Mulliez, los dueños de Alcampo, no están pasando su mejor momento fuera de nuestras fronteras. Su extraña relación con Rusia les lleva tiempo persiguiendo. Acusados por unos y asfixiados por otros, esta es la situación de los propietarios de múltiples tiendas, como Auchan o Leroy Merlin.
La familia Mulliez es una de las más ricas del mundo. La estirpe, que es la octava fortuna de Francia, ha conseguido labrarse su posición gracias a la empresa familiar. Lo que nació de la mano de Gérard Mulliez -la decimoquinta persona más rica del mundo- como un supermercado en Roubaiz, se ha transformado en todo un conglomerado multinacional.
Bajo las riendas de esta familia se encuentran marcas como Auchan, Alcampo, Leroy Merlin, Kiabi o Decathlon, entre muchas otras. Esto les hace tener una fuerte presencia en casi todos los países del mundo y en todos los continentes.
Uno de los países donde la familia Mulliez tiene un gran negocio es en Rusia. Sin embargo, desde que comenzase la guerra hace ya más de un año, el confuso posicionamiento de los dueños de Alcampo, junto con sus extraños movimientos, han hecho que su integridad quede en entredicho.
Para algunos, la compañía multinacional es una golpista a favor de Putin, mientras que para otras voces las decisiones que ha tomado la empresa les hacen pensar que se puede llegar a ahogar económicamente si no se decanta por uno de los lados de la balanza.
Ucrania les acusa de ayudar a Rusia
Fue el periódico francés Le Monde el que hizo saltar todas las alarmas. Uno de los medios más importantes de Francia afirmaba que tanto Leroy Merlin como Auchan apoyan al ejército ruso a través del suministro de productos a los soldados. Esta información es algo que siempre han negado desde ambas cadenas, aunque con poco éxito.
Estas afirmaciones se basan, según Le Monde, en que solo un mes después de que estallase la guerra, una filial del grupo en San Petersburgo realizó una colecta de productos alimenticios dirigida a los soldados del Kremlin enviados «a la operación especial en Ucrania». A través de ella se recaudaron más de 26.000 dólares.
Además del dinero, supuestamente la compañía también habría enviado «miles de cigarrillos, calcetines de lana de las tallas 43 o 44, cartones de estufas de gas, estofado de cerdo en lata, hachas y clavos, todo ello procedente de las existencias de la tienda».
Le Monde basa sus informaciones en mails internos de los dueños de la filial de Alcampo a los que ha podido acceder, así como en fotos y vídeos de colectas de diferentes ciudades rusas que ha ido verificando.
Ante las preguntas del medio, la cadena de supermercados aseguró que esas colectas se habían realizado fuera de sus tiendas, sin su consentimiento ni cooperación, algo que contradice los correos filtrados. En ellos, importantes directivos de Auchan en Rusia instan a sus subordinados a colaborar en el envío de «ayuda humanitaria».
Ante unos datos tan concretos, la familia Mulliez elaboró un comunicado desmintiendo dicha implicación. «Estamos muy sorprendidos. Estamos verificando los elementos afirmados, pero, hasta la fecha, los elementos que obran en nuestro poder no corroboran la investigación de Le Monde«, señalan.
La dirección del grupo añade que «los únicos elementos aportados datan de marzo de 2022», es decir, unas semanas después de que estallara el conflicto, y que en este caso «quienes hicieron el pedido fueron nuestros contactos habituales, que ya nos habían hecho un pedido con anterioridad. No financiamos ni participamos en ninguna colecta voluntaria o activa para las fuerzas rusas».
Quedarse o irse, esa es la cuestión para la matriz de Alcampo
A pesar de la negación por parte de la familia Mulliez, desde Ucrania no les creen. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, aseguró en un mensaje en Twitter que el grupo galo es «un arma de la agresión rusa». Una posición que también mantiene el asesor de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak. «Al pagar impuestos a Rusia, en realidad están financiando la guerra».
Quizás, esta duda se debe a que Auchan y Leroy Merlin aún siguen presentes en Rusia. Lo máximo que ha hecho el grupo es ceder el control de Adeo, holding de Leroy Merlin, a la dirección local.
La operación es una forma de adaptarse, mientras el conflicto continúa. Leroy Merlin se independiza de Adeo en Rusia, en términos de flujos financieros, servicio de TI o cadena de suministro, pero la forma legal futura sigue sin estar clara. Se están manteniendo conversaciones con las autoridades rusas para encontrar una salida, pero no se ha concretado nada.
Lo mismo ha ocurrido con Auchan. Cuando estalló la guerra, la cadena de supermercados permaneció en el país, alegando que prestaban un servicio para garantizar las necesidades de la población. El ministro de exteriores ucraniano ya pidió entonces el boicot de Auchan por no haber salido del país.
Esto no ha hecho que la compañía se plantee una salida, aunque tenga todas las miradas puestas en las 230 tiendas que dispone en Rusia. Lo cierto es que, ahora mismo, tanto quedarse como irse de Rusia pondría a ambas marcas en una situación muy complicada. Irse sería desastroso; quedarse sería destructivo, afirman los medios franceses.
Rusia representa (sobre la base de cifras anteriores a la guerra) un volumen de negocio anual de 8.000 millones de euros para la familia, según la agencia de calificación Scope Group: 5.000 millones generados por Leroy Merlin, más el 10% del volumen de negocio de Auchan. En 2022, el beneficio antes de intereses de Auchan en Europa del Este aumentó un 4%, mientras que en Francia cayó un 26%.
Además, no hay que olvidar que, hasta la fecha, fuera de Francia y de Ucrania, el continuar con su negocio en Rusia no le ha supuesto ninguna mala publicidad o un problema en el resto de mercados en los que opera. Por lo tanto, todo apunta a que no se marchará pronto.