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Que viva la buena gente

Miguel Angel Gomez| 10 de marzo de 2023

Ocurrió hace ya unos cuantos años, pero todavía recuerdo aquella noche. Sentado en la butaca de un céntrico teatro de la capital, presencié una parodia interpretada por un gran monologuista sobre un exseleccionador de fútbol español tan divertida que la risa que me provocó, a día de hoy, me hace sonreír. Es una sensación de bienestar única, pero tengo la impresión de que cada vez se ejercita menos, a pesar de que diversos estudios de expertos acerca de sus beneficios han llevado a la Sociedad Española de Neurología (SEN) a afirmar que una risa natural —y frecuente— alarga la vida hasta cuatro años y medio más en comparación con quienes no sienten ese impulso a menudo.

Dos palabras, ‘reír’ y ‘vida’, que tienen un significado especial en este número de Influencers: la primera, porque ver a Joaquín Sánchez hacerlo resulta contagioso, con esa forma tan naturalmente divertida que tiene de afrontar la vida; la segunda, porque desde este número incluiremos de forma permanente una nueva sección sobre la salud, dada la indiscutible influencia que ejerce en la vida de todos, sin excepción. En ella, pretendemos poner el foco sobre las cuestiones que más preocupan a nuestra sociedad, y hemos comenzado con una enfermedad —el cáncer— que en 2040 afectará en España a uno de cada dos hombres y a una de cada tres mujeres. Una proporción alarmante.

Está demostrado que la risa es beneficiosa para la salud, pues reduce los síntomas de la depresión y la ansiedad, haciendo que quien ríe se sienta más feliz; tan importante es, que la risoterapia se ha convertido en una técnica psicoterapéutica complementaria para la atención médica (sobre todo, en lo que a oncología, psicología y psiquiatría se refiere).

Aunque Joaquín lo ha conseguido prácticamente todo en lo futbolístico, su forma de ser le empuja a devolverle a la sociedad parte de lo que esta le ha proporcionado. Por eso, hace tiempo que su trascendencia pública rebasó el mundo del fútbol para convertirle en un referente para mayores y pequeños… incluso para los que nunca le han visto sobre el césped. El portuense se implica siempre que puede en labores sociales, pues su propio mantra lo define: “No hay cosa más bonita que hacer felices a los demás”. Y lo hace, dentro y fuera del campo. Consciente de poder ser el motivo por el que alguien sonría, cuando Joaquín entra por la puerta de un hospital con la intención de animar a los niños enfermos ejerce tal efecto sobre ellos que transforma la manera y las ganas con las que se aferran a la vida. Es la diferencia entre las personas que solo son termómetros de las que son termostatos: estas últimas no solo registran ‘la temperatura’ de su entorno, sino que además son capaces de modificarla.

Es cierto que en este mundo nuestro cada vez somos más gente, pero esto no significa que haya más gente buena. Es responsabilidad de todos cuidar y promover las buenas personas, esos referentes que se sacrifican por sacar lo mejor de los demás, como las buenas velas, que se queman para dar luz al resto.

Hagámonos un favor e intentemos reír más. Cojamos un poco de perspectiva para darle importancia a lo que realmente la tiene y no olvidemos que, como dijo Marie Curie, “la mejor vida no es la más larga, sino la más rica en buenas acciones”.

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