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Volkswagen, Renault o Mercedes: las marcas disparan el precio de sus modelos por la inflación

Pedro Ruiz| 26 de octubre de 2021

“La tendencia del mercado será continuar aumentando los precios”, resumió Clotilde Delbos, directora general de Renault, acerca de la situación que vive el sector. Unas palabras que tienen dos componentes preocupantes para los consumidores. El primero es que señala que ese incremento ya se está produciendo. Así, la propia directiva de la marca gala lo reconoció para el caso de sus modelos más vendidos. Volkswagen hizo lo propio un poco antes que Delbos. El segundo elemento perturbador es la proyección a futuro. Y es que se espera que ese aumento todavía se acentúe más en 2022.

La realidad es que no importa donde se mire porque la inflación de costes está por todos los sitios. En los últimos meses, la escasez de chips y su efecto sobre la producción de vehículos se ha llevado todo el ruido mediático. Volkswagen ha frenado turnos. Pero resulta todavía más importante la situación por la que atraviesan los distintos mercados de materias primas que están detrás de la fabricación de los coches. Y es que no importa donde mires, dado que prácticamente todas ellas están o han transitado por máximos no vistos.

Aunque, por suerte y por ahora, no se aprecian signos evidentes de escasez. De hecho, Delbos tranquilizó a los analistas que siguen los avatares de Renault al explicar que “lo que vemos principalmente es un aumento de precios, no tanto de escasez”. Herbert Diess, el jefe de Volkswagen, piensa igual. Una frase que se apostilla con un “por el momento”. Y es que las tensiones en la oferta en este tipo de mercados parece preocupante de cara a equilibrarse con la demanda. Una brecha que solo puede cerrarse mediante incremento de los precios, de ahí que la situación tienda a ser un empeoramiento en los precios para los consumidores. Y también en los márgenes de los productores.

 

VOLKSWAGEN AUMENTA SUS PRECIOS HASTA UN 4% EN OCTUBRE Y EL RESTO LE SIGUEN

“Volkswagen ya ha señalado que están subiendo los precios de sus vehículos a nivel mundial cerca de un 4% solo en octubre”, explica Horst Schneider, analista de Bank of America. Eso supone un aumento de unos 1.000 euros por cada coche de la marca que se adquiera nuevo con un precio medio superior a los 20.000 euros. Aunque evidentemente solo es una media. El Tiguan R de la marca alemana ya cuesta cerca de 860 euros más, mientras que en el caso de la marca Audi ese incremento llega a los 1.160 euros.

En Japón, esos aumentos son ya más que visibles. De hecho, cinco de las diez marcas de automóviles más vendidas, entre las que se incluyen la propia Volkswagen, Jeep de Stellantis (la firma resultante de la unión de Peugeot y Fiat) o Mercedes. Delbos, por su parte, advirtió que Renault sigue esa estela también para sus modelos más vendidos. “Los coches de Dacia han vuelto a subir sus precios (…) Arkana (el nuevo superventas de la compañía francesa), en vista del éxito, también está incrementando sus precios”.

Y todavía será más visible con el paso de los meses. “Nosotros también esperamos que la competencia siga aumentado los precios porque todo el mundo se enfrenta a las mismas dificultades en cuanto al precio de la energía, las materias primas y el enriquecimiento de los coches para electrificarlos. También para cumplir con la normativa en materia de seguridad y de emisiones”, añadió Delbos. De hecho, las estimaciones de los analistas de cara a los elementos más utilizados en la fabricación de vehículos es que sus precios vayan al alza en los próximos años, no a la baja.

 

EL INCREMENTO DEL PRECIO DE LAS MATERIAS PRIMAS PODRÍA EXTENDERSE HASTA 2025

Empecemos por el cobre, un elemento indispensable para la electrificación de la flota mundial de vehículos. Así, un estudio reciente de Goldman Sachs predice que los precios subirán hasta en un 50% hasta 2025, de los 10.000 dólares por tonelada actuales hasta los 15.000, porque la oferta no será capaz de satisfacer la demanda. Una razón es que la segunda crecerá con fuerza a medida que la vida humana se vuelva más electrificada apoyada por los planes de gasto de los Gobiernos. Mientras, la primera necesita mucho más tiempo para crecer.

En concreto, se necesitan de dos a tres años para expandir la producción de una mina ya en funcionamiento. Y, además, ahora las empresas que quedan en el sector, con poder de mercado, valoran positivamente unos precios altos con los que retribuir a sus maltrechos inversores tras años muy difíciles. Algo similar ocurre con el magnesio, otra de las sustancias claves para la industria del automóvil. Pero no son los únicos. A otras sustancias como el zinc o el cobalto se les añade no solo una baja producción, sino también problemas geopolíticos en lugares con grandes reservas.

Por último, el aluminio también tiene importantes limitaciones. Por un lado, por su importancia. Así, para fabricar un coche eléctrico se utilizan de media unos 250 kilogramos de dicho material. Pero también es imprescindible para el sector de la energía solar, en plena ebullición. Por otro lado, porque no solo está limitada su producción -proviene principalmente de las reservas mundiales de hierro-, sino también su trabajo. La extrusión del aluminio, como se conoce a su tratamiento, es un proceso muy intensivo en energía, por lo que implica fuertes aumentos de los precios de cara al futuro.

 

LOS FABRICANTES DAN PRIORIDAD A SUS VEHÍCULOS CON MEJOR MARGEN

En septiembre de 2020, el aluminio costaba unos 1.700 dólares por tonelada, mientras que, en la actualidad, casi se ha duplicado. Un crecimiento que según Moody’s “se mantendrá al alza por lo menos hasta mediados de 2022”. Aunque Goldman Sachs va más lejos y proyecta que el precio por tonelada alcance los 3.500 dólares en 2025. Un encarecimiento que los fabricantes de vehículos tienen previsto repercutir sobre sus clientes. Aun así, esas mismas compañías creen que no serán capaz de hacerlos en un 100%, por lo que también les castigará en sus márgenes.

Esa circunstancia está obligando a las firmas a dar un paso más allá: concentrarse en vehículos más caros y con mejor margen. Eso, obviamente, lleva inexorablemente a precios más altos. Mercedes-Benz está intentado sortear la crisis de chips con importaciones de otros más costosos, también mejores, pero eso ha implicado que el aumento de precios de sus autos premium supere los 4.000 euros. También ha registrado sus precios más altos por primera vez en más de un lustro.

Delbos, por su parte, señaló que Renault, para sortear estos problemas, enfocará se producción en aquellos vehículos con mejor demanda. Los mismos, a su vez, en los que ya está incrementando los precios como el Arkana, el Dacia Sandero o la nueva versión del Mégane que saldrá a principios de 2022. Volkswagen espera sortear la crisis igual. En definitiva, a medida que pasan los meses, el incremento de precios se hará cada vez más visible. Por ahora, la media se acerca a los 1.000 euros, pero esa cifra crecerá considerablemente una vez llegue la primavera de 2022.

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