Las nuevas plataformas tecnológicas están revolucionando el mundo del transporte. Uber, Cabify y BlaBlaCar son solo algunos ejemplos de empresas que permiten compartir vehículo para abaratar los gastos de un viaje. Pero, ¿sería posible trasladar la filosofía del ‘carpooling’ a otros transportes?
La empresa alemana Wingly ha ideado un sistema que conecta a pilotos aficionados con viajeros que quieren realizar un trayecto en avión. El servicio se asemeja a BlaBlaCar: los pilotos privados agregan los vuelos que planean realizar y los pasajeros solo tienen que reservar una plaza en su aeronave.
Desde Wingly aseguran que hay más de 300.000 pilotos privados en Europa a los que les gustaría volar más, pero no pueden hacerlo por ser una pasión muy cara. Gracias a esta solución, podrán disfrutar de su hobby mientras dan un servicio a su comunidad.
Los pasajeros tienen la posibilidad de reservar un viaje entre dos ciudades, de ida y vuelta en el día o simplemente disfrutar de un paseo para descubrir magníficos paisajes desde el cielo. La aplicación también permite a los usuarios proponer destinos.
Los vuelos disponibles se centran fundamentalmente en Europa, aunque también se realiza algún viaje intercontinental. En España hay cuatro pilotos que ofrecen sus servicios, en Barcelona, Girona, Palma de Mallorca y Jerez.
El objetivo de Wingly es lograr democratizar el mundo de la aviación con una comunidad de usuarios que basen su relación en la confianza. La legislación europea no permite obtener rédito económico de esta actividad, por lo que el pasajero solo deberá abonar la parte proporcional del coste total del vuelo, que incluye gasolina, tasas de aeropuerto y gastos de alquiler de la aeronave. Wingly añade el 12% del coste del vuelo, más una pequeña tasa.
La mayoría de los aviones que prestan el servicio en Wingly tienen un solo motor y una capacidad para alberga entre 2 y 6 pasajeros, incluido el conductor. En la descripción de los vuelos aparece la marca y el modelo de cada aeronave.
Los pilotos de Wingly se reservan el derecho a cancelar un vuelo. Al no tratarse de una compañía aérea, no están obligados a realizar ese viaje si se dan ciertas condiciones, como por ejemplo fenómenos climatológicos adversos. En ese caso, la compañía reembolsa al cliente el 100% del dinero.
El diario británico ‘The Sun’ publicó hace unos meses el caso de un ‘cazador de gangas’ de 26 años que encontró un vuelo privado de hora y media entre Londres y Newcastle por 67 libras (74,6 euros). El viaje en tren entre las dos ciudades asciende a 146 libras y tiene una duración de tres horas.
Viajar en vuelo privado tiene muchas ventajas, como no tener que pasar el protocolo de seguridad de los aeropuertos, realizar el check-in o facturar el equipaje. Por el contrario, el pasajero deberá indicar su peso y el de su maleta por adelantado para que el piloto haga cálculos de equilibrio.
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