Zara, Uniqlo, Balenciaga… ¿por qué las marcas se suman al mercado de la segunda mano?
Quizás una de las noticias más sorprendentes de estas últimas semanas haya sido la nueva línea de negocio de Inditex. El buque insignia de los gallegos, Zara, ha querido lanzarse al mercado de la ropa de segunda mano, aprovechando el auge de este tipo de tiendas. Sin embargo no es la única.
El origen de las tiendas de segunda mano se remonta a mediados del siglo XX. Este negocio nació con la idea de transformar la industria de la moda desde el punto de vista de la ecología, el anticapitalismo y la heterogeneidad de productos. Durante esa época, el consumo de moda de segunda mano iba ligada a muchos movimientos sociales, como la lucha por los derechos del colectivo gay.
Según fue avanzando el siglo, las tiendas de segunda mano se convirtieron en el punto de referencia de los hippies y los beats. Estas tribus urbanas usaban ropa donada, además de porque era mucho más barata, porque manifestaban así su desprecio al capitalismo.
Con el paso de los años, estas prendas de segunda mano se relegaron a un segundo plano. La gente quería consumir ropa nueva a una velocidad de vértigo. Sin embargo, la consciencia sobre el cuidado del medioambiente nos ha hecho recuperar este hábito más sostenible.
La moda low cost y las grandes firmas se suman a este negocio
El mercado de segunda mano ha seducido también a las grandes firmas. La última en sumarse a esta moda es Zara. Desde que Marta Ortega llegase a la presidencia del grupo textil gallego, la sostenibilidad ha cobrado una importancia aún mayor dentro de la compañía.
De esta manera, en noviembre, el buque insignia de Zara lanzará la plataforma ‘Zara Pre Owned‘. Según explican en un comunicado, «esta nueva plataforma es una acción más que se enmarca en el enfoque de sostenibilidad de Inditex y su apuesta por avanzar hacia un modelo de economía circular, que abarca todas las fases de su actividad, desde el diseño del producto hasta la gestión de las tiendas, así como fabricación, logística y oficinas de la empresa».
Por el momento, se trata de un proyecto piloto que solo verá la luz en Reino Unido. Esta iniciativa ofrece la posibilidad de revender, reparar o donar prendas usadas de cualquier temporada, bien a través de las tiendas físicas, la web o la aplicación móvil.
Esta filosofía también la comparte Uniqlo. El grupo textil asiático lleva tiempo ofreciendo una función a través de su página web en la que es posible personalizar o arreglar prendas de temporadas pasadas. De esta manera, los usuarios pueden darle una segunda vida a su ropa antes de tirarla.
Pero no solo las tiendas de ropa low cost se han sumado a este modelo. El mes pasado, Balenciaga daba la sorpresa anunciando que emprendería un nuevo camino con un programa de segunda mano.
Sin embargo, no se trata de una tienda de segunda mano tradicional. Llamado Re-sell, el sistema se basa en la tecnología desarrollada por Reflaunt (empresa que apoya Balenciaga económicamente) y permite a los clientes vender accesorios y prendas de temporadas anteriores de la firma de lujo. Estos clientes reciben una compensación económica para cuando decidan comprar nuevas cosas en las tiendas de Balenciaga.
¿Dónde radica el éxito de la segunda mano?
Es normal que estas tiendas quieran sacar su propia línea de segunda mano viendo el éxito que tienen estos establecimientos de marcas tan reconocidas como Humana. Mucha gente, entre ellos influencers, que han hecho de la ropa usada su propia religión, y van descubriendo nuevas tiendas donde encontrar verdaderos chollos.
El auge de este modelo de negocio radica, principalmente, en la consciencia social de la población. En estos últimos años, hemos entendido que todos nuestros actos tienen unas determinadas consecuencias en el medioambiente. Y, una de las más contaminantes, es el fast fashion.
Comprar ropa en el mercado de segunda mano reduce considerablemente el impacto medioambiental, a la vez que se les consigue dar una segunda vida a prendas que, la mayoría de las veces, se desechan estando aún nuevas.
Otra cuestión que está haciendo florecer este tipo de negocios es su precio. Aunque determinadas prendas tengan un precio excesivo al ser consideradas vintage, la mayoría de ellas las puedes encontrar por menos de 10 euros. Esto hace que personas que no pueden permitirse comprarse un jersey nuevo de Zara pueda conseguir otro similar a un precio mucho más reducido en este mercado de segunda mano.
Estas tiendas han conquistado a las personas jóvenes, que han hecho de la ropa de segunda mano una seña de identidad. Sin embargo, numerosos estudios apuntan a que toda la población va a virar hacia ese modelo de negocio, al primar la sostenibilidad y la calidad de las prendas a un menor coste.