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Liderazgo y gestión de equipos

Redaccion| 22 de marzo de 2022

Es indiscutible que la covid-19 lo ha cambiado todo. Al cumplirse el segundo aniversario del estallido de la pandemia en España, ya nadie alberga dudas de que los cambios que este virus ha traído a nuestras vidas han llegado para quedarse. El impacto de los mismos afecta igualmente al liderazgo y a la gestión de equipos, un aspecto absolutamente crucial ya en la era precovid, pero que, actualmente, con la llegada del modelo de trabajo híbrido, se ha convertido en fundamental.

Una pregunta que ronda continuamente al liderazgo es la cuestión de si los líderes nacen o se hacen. Personalmente, siempre he creído que se puede llegar a ser un líder a base de trabajo, esfuerzo y experiencia, pero también creo que hay que tener ciertas cualidades innatas para ser un buen líder. Este ha de tener la habilidad de influir en su equipo y conseguir que trabaje con motivación y compromiso para llevar a cabo con éxito cualquier objetivo que se proponga.

Pero, ¿cómo llegar a convertirnos en referentes para nuestros equipos? Creo que las habilidades innatas favorecen el desarrollo del líder, pero a veces resulta más determinante la formación que uno va adquiriendo y la experiencia que va acumulando. No existe una única forma de liderazgo, cada persona tiene un estilo diferente que puede ser igualmente exitoso.

«Los líderes del siglo XXI deben ser capaces de dar respuestas ágiles y adaptarse fácilmente a los retos que nos plantea a diario esta nueva normalidad»

Lo que sí creo firmemente es que, hoy en día, los líderes del siglo XXI deben ser capaces de dar respuestas ágiles y adaptarse fácilmente a los retos que nos plantea a diario esta nueva normalidad. El liderazgo es algo que ha ido evolucionando con el paso de la historia, y, por tanto, también ha ido cambiando desde la llegada del coronavirus a nuestras vidas.

 

HACIA UN LIDERAZGO MÁS HUMANO

En un entorno casi 100% virtual en el que se han perdido muchas de las interacciones físicas y sociales entre los empleados, es fundamental destinar una gran parte de la estrategia empresarial a la gestión de las personas pues, a fin de cuentas, la empresa es eso, una comunidad de personas. Y la empresa gira en torno a las realidades personales y emocionales de sus colaboradores.

Las personas hacen las empresas y su gestión determina el éxito del negocio. Solo los directivos más capacitados para llevar a cabo una correcta gestión de equipos son los que consiguen maximizar la eficiencia y la eficacia de estos dentro de la empresa.

Asimismo, creo firmemente en la continua capacidad de aprendizaje del ser humano, y es por eso por lo que me parece elemental convertir los espacios laborales en lugares de continua enseñanza y formación. Las empresas y sus equipos deben poder y saber adaptarse para continuar siendo competitivos.

Por tanto, el líder de la nueva normalidad debe ser capaz de gestionar equipos, pero también de brindar a los profesionales nuevos conocimientos, gestionar su desempeño, favorecer la motivación en remoto y conseguir que los empleados sientan a uno cerca de ellos.

Uno de los aspectos más importantes para mí es la capacidad de gestionar las emociones y saber escuchar a las personas que trabajan a tu lado. Es cierto que siempre han sido importantes, pero es ahora cuando están cobrando una especial relevancia.

En mi opinión, es fundamental contar con un equipo integrado y que se siente parte de un todo, y con ello favorecer su compromiso con el trabajo y el resto de los compañeros, y conseguir, en definitiva, un equipo más fortalecido. En este punto debo destacar la importancia, asimismo, de una buena y fluida comunicación interna que permita que todos los empleados de una empresa, departamento o equipo estén al tanto de todas las novedades y se sientan parte importante del proyecto.

De esta forma, reforzamos ese componente emocional, conectamos de forma honesta y transparente con las personas con las que trabajamos diariamente y evitamos que nadie se sienta excluido, algo que mermaría, lógicamente, su dedicación y empeño.

Impulsar entornos diversos que promuevan la integridad y la igualdad es también un punto muy relevante. Son estos ambientes los que más ayuda pueden brindarnos cuando se producen crisis como la que estamos viviendo actualmente. Ese entorno permite atraer talento con diferentes puntos de vista y perspectivas, algo absolutamente necesario en el presente mundo globalizado.

La resiliencia es igualmente una soft skill que no puedo obviar. Los constantes cambios en los que nos vemos envueltos a diario nos obligan a desarrollar nuestra capacidad de adaptación y sobreponernos a situaciones inesperadas, sobrevenidas o desfavorables. Es una característica que considero esencial en un líder y en la gestión de equipos, ya que un guía es capaz de orientar muchísimo mejor a su equipo si cuenta con ese enfoque tranquilo y metódico que proporciona la resiliencia ante los conflictos.

En definitiva, el liderazgo del siglo XXI tiene que mirar a las personas y a los equipos como un pilar fundamental de su estrategia, y ser capaz de promover una experiencia de empleado que se convierta en un elemento diferencial y haga a la empresa merecedora del respeto y admiración de sus trabajadores.

 

Tribuna de Óscar Herencia publicada en el Nº 34 de la revista Influencers

 

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