Así maniobra Vodafone para salir de España y deja en el aire a sus clientes
Vodafone se afana en buscar un comprador para España que le permita salir del país y proseguir con su proceso de reestructuración a nivel global. Un proceso que arrancó en el momento en el que MásMóvil decidió dar calabazas a la firma británica y aliarse con Orange. Ese movimiento abrió la puerta por primera vez a que internamente se debatiera acerca de la conveniencia o no de salir del territorio español. Posteriormente, los malos resultados y, sobre todo, la lucha interna en el accionariado de la telco han hecho el resto. Ahora la idea es cómo obtener el mejor precio.
La operación de venta probablemente se acelerará en virtud de los malos resultados obtenidos por la compañía, una vez más. En concreto, el operador británico registró unos ingresos totales de 3.907 millones de euros en su año fiscal 2022/23, que va del 1 de abril al 31 de marzo, un 6,5% menos que en el ejercicio anterior. Pese a que la cifra vuelve a ser preocupante, hay otro dato que lo hace todavía peor: en el último trimestre fiscal (entre enero y marzo) los ingresos cayeron casi un 4%, pese al incremento de precios en sus ofertas y la retirada de otras más baratas.
Antes de eso, en su tercer trimestre fiscal (de octubre a diciembre), el hundimiento de los ingresos fue de casi un 9%. Una caída a plomo que se ha llevado por delante, incluso, los ahorros generados por su enésimo ERE presentado en España hace no mucho. En concreto, el Ebitda bajó un 23,9% hasta 787 millones de libras (unos 965 millones de euros), mientras que el margen se redujo en 3,4 puntos porcentuales hasta el 22,4%, según los datos aportados por la compañía.
EL EVENTO QUE LO CAMBIÓ TODO
La salida de Vodafone España ya no es ningún secreto. La idea, como ya se ha comentado (y ya publicó Influencers), empezó como una de otras muchas alternativas para simplificar la estructura sobredimensionada del grupo. En este caso, cualquier región en la que la operadora no tuviera una posición ciertamente dominante en el sector, es decir, donde tuviera poder de fijación de precios era prescindible. Eso incluía España, pero también Alemania (aunque en menor medida) Italia o el propio Reino Unido.
En ese primer paso, no solo se hizo un estudio en profundidad de la posición de la compañía en cada región, sino también si había alguna posibilidad de poder crecer en ellos de forma rentable. En especial, a través de fusiones y/o compras de pequeños operadores. Para el caso de España, por ejemplo, se identificó a MásMóvil, y una posible fusión con la firma, como la mejor manera de volver a tener un papel dominante en el sector. Pero esos planes también se extendieron al resto de mercados: en Reino Unido se identificó a Three UK y en Italia a Iliad.
Vodafone ha colocado a España en su Europe Cluster, un grupo en el que engloba sus negocios secundarios en el viejo continente donde, por ejemplo, no están Alemania o Italia
El segundo paso, una vez estudiadas las palancas de impulso, ha sido el de tantear el mercado para ver si las operaciones eran posibles. En este caso, por ejemplo, se vio que la fusión con Three UK en el Reino Unido podría llegar a buen puerto, lo que afianzó su presencia en Reino Unido de nuevo. Algo nada extraño, ya que sería impensable que Vodafone pudiera salir de su país natal. Con Alemania como parte central, las opciones se redujeron a España e Italia.
Con un tamaño similar en ambos mercados, el hecho de que la filial italiana no solo fuera más rentable, sino también mucho más grande dejó a la española en una posición débil. Esa fragilidad quedó totalmente al descubierto cuando MásMóvil aceptó la oferta de Orange y no la de Vodafone, principalmente porque el grupo británico no podía ofrecer lo que los franceses. Ese movimiento pareció apuntillar al negocio en España, aunque todavía quedaba un último baile accionarial que es el que ha terminado por impulsar la venta.
VODAFONE YA ESCUCHA OFERTAS POR ESPAÑA
El primero en llegar arrasando fue el fondo sueco activista Cevian, que nada más aterrizar en la firma (tras comprar un importante paquete accionarial) puso encima de la mesa la necesidad de hacer desinversiones: esto es, vender partes del negocio para impulsar otras. Eso, unido a que uno de sus fundadores, Christer Gardell, tiene especial aversión al sur de Europa puso a España en la picota. Más tarde, el magnate Xavier Niel también se convirtió en uno de los accionistas principales del grupo, lo que abrió la vía italiana para Vodafone; al fin y al cabo, Niel también es el mandamás en Iliad.
Y en ese contexto, con el grupo mirando a todos los sitios menos a España, sus resultados se han ido hundiendo en un entorno muy competitivo. Hasta el punto de que ya no es un mercado preferencial para el grupo. Así, Vodafone ha colocado a su filial española en el denominado Europe Cluster, un grupo en el que engloba sus negocios secundarios en el viejo continente y que está integrado por Holanda, Irlanda, Portugal, Grecia, República Checa, Rumanía, Turquía, Albania y Egipto, pero, por ejemplo, no están Alemania o Italia. La decisión responde a una evidencia: el grupo ya está buscando un comprador para su negocio en España.
Aunque por el momento, lo está haciendo de forma sigilosa para que el activo no pierda valor. De hecho, recientemente desde Bloomberg explicaban que la compañía ya está escuchando ofertas por su negocio en España entre las que se incluyen algunos nombres como los del fondo Apollo.
VODAFONE PLANIFICA UN REGUERO DE DESPIDOS EN ESPAÑA
Cualquier proceso de venta requiere, primero, hinchar en lo posible los resultados, en especial, el de explotación. La razón es que el precio en este tipo de ventas se suele articular bajo dos cifras significativas: uno de la propia empresa (normalmente el Ebitda, que recoge el resto de partidas operacionales) y después un múltiplo que recoge la salud y el potencial del sector. En este caso, como el segundo es ajeno a la firma, los esfuerzos se suelen poner en el primero.
Y ¿cómo se hincha un Ebitda? Lo más fácil es vía ingresos. Una de las operativas favoritas de las compañías es comprar empresas pequeñas que eleven la facturación, aunque eso suponga también un coste en deuda. Eso, por ejemplo, se puede apreciar bien cuando una empresa quiere salir a Bolsa, ya que es una compra de la compañía abierta. Otra opción es la de reducir costes de forma abrupta, con lo que puedes modular al alza tu Ebitda. La ventaja de esta segunda operativa es que la compañía queda en un mejor estado, mayor salud financiera, que de la otra forma. La desventaja es que su capacidad para multiplicar el Ebitda es más limitada.
Para el caso de Vodafone, se podría esperar más de la segunda operativa que de la primera. Aunque no renunciará a mejorar ingresos. Un buen ejemplo es la subida de las tarifas ejecutadas recientemente, que ha sido muy agresiva respecto a su precio medio, y que probablemente repetirá en el siguiente año. Pero el plato fuerte podría ser, una vez más, volver a ejecutar un nuevo ERE en su plantilla. De hecho, la compañía ya ha anunciado más de 11.000 despidos próximamente, de los cuales una parte podría recaer en España. En definitiva, ahora se abre una nueva vida para Vodafone en España, una aventura que se espera corta (la venta podría articularse antes de lo que se piensa), pero muy intensa.