¿Qué es el Pacto Verde Europeo?
El Pacto Verde Europeo, lanzado por la Comisión Europea a finales de 2019, es una de las estrategias más ambiciosas destinadas a transformar la Unión Europea en una economía sostenible, justa y próspera, con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050, disociar el crecimiento económico del uso de recursos y evitar que personas y lugares se queden atrás.
Este plan integral no solo busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también proteger la biodiversidad, asegurar una transición energética justa y promover la economía circular. A través de diversas estrategias, directivas y reglamentos, el Pacto Verde Europeo aborda planes reactivos como el RePowerEU (enfocado en la consecución de una energía asequible, segura y sostenible) o el Plan Industrial Verde Europeo (para mejorar la competitividad de la nueva industria europea cero emisiones), pero también aborda ámbitos, sectores e industrias estratégicas como el clima, la energía, la biodiversidad, la agricultura, el transporte o la inversión.
Este plan integral no solo busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también proteger la biodiversidad, asegurar una transición energética justa y promover la economía circular
Del Pacto Verde Europeo surgen diferentes estrategias y planes de acción que van de lo general a los específico, para poder cubrir todas las necesidades en todos los sectores e industrias indicados anteriormente. Esto supone que el Pacto Verde Europeo es la ‘madre’ de las estrategias de sostenibilidad de la UE, pues dentro de él se enmarca el plan de acción para la economía circular y hay una estrategia específica para la industria textil o una directiva ya vinculante sobre plásticos de un solo uso que aborda la urgencia de reducir la contaminación por plásticos, prohibiendo ciertos productos desechables y promoviendo alternativas más sostenibles, lo que refleja un esfuerzo por fomentar prácticas de producción y consumo responsables.
También dentro del Pacto Verde se encuentra la reforma del Pacto Agrícola Común o la estrategia ‘De la granja a la mesa’, que pretende garantizar la seguridad alimentaria de los ciudadanos europeos y la producción saludable y sostenible en toda la cadena de valor. También la Ley Europea del Clima, que emerge como una iniciativa crucial, comprometiendo a la Unión Europea con la meta de lograr la neutralidad climática para 2050 y fijando objetivos significativos de reducción de emisiones para 2030.
También merece nuestra atención la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa, que amplía la visión hacia la transparencia empresarial, exigiendo a las compañías que informen detalladamente sobre el impacto ambiental y social de sus operaciones. Este paso hacia la claridad busca influir en el comportamiento corporativo, alineándolo con los principios de sostenibilidad. Asimismo, el Reglamento sobre Taxonomía Verde establece criterios para determinar si una actividad económica es ambientalmente sostenible. Algo que es fundamental para dirigir las inversiones hacia tecnologías y proyectos verdes, asegurando que el financiamiento esté alineado con los objetivos del Pacto Verde.
Finalmente, estrategias como la Biodiversidad para 2030, Movilidad Sostenible e Inteligente, Hidrógeno Verde, Energías Renovables Marinas y de Finanzas Sostenibles despliegan un abanico de objetivos y acciones profundizando en las necesidades de una sociedad cambiante. Estas van desde la protección intensiva de la naturaleza y el fomento del transporte sin emisiones hasta la reorientación de los flujos financieros hacia inversiones verdes.
Todas ellas no solo delinean un futuro en el que la legislación puede jugar un papel más definido y vinculante, sino que también abren camino para una integración más profunda de la sostenibilidad en todas las facetas de la economía y la sociedad europeas, sentando las bases para un futuro más verde, justo y resiliente.
