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De ArcelorMittal a Seat: las fábricas se paran en España

Pedro Ruiz| 5 de septiembre de 2022

Hace solo unos días el mercado energético europeo explotó. Especialmente el alemán. Eso supuso un frenazo a la producción industrial, muy intensiva en energía, no sólo para Alemania, sino también para el resto que depende de ella. El primer golpe ha sido en las plantas de fabricación de coches, una decisión camuflada entre la falta de microchips. Pero el más severo ha sido la decisión del gigante acerero ArcelorMittal de parar hasta tres de sus fábricas, una en España.

“El aumento exorbitante de los precios de la energía está teniendo un impacto masivo en la competitividad de la producción de acero”, dijo ArcelorMittal recientemente en un comunicado. Pero no solo es el aumento de los precios energéticos, sino que cada vez es más difícil seguir trasladando esos precios a los consumidores. más si cabe en un contexto de menor crecimiento económico: «Esto se ve agravado por la débil demanda del mercado y una perspectiva económica negativa», resume la compañía.

 

LA PLANTA DE ARCELORMITTAL EN ASTURIAS SE PARARÁ

El frenazo de ArcelorMittal es vital para el corazón industrial europeo, ya que es la siderúrgica más grande de Europa. En concreto, la firma ha decidido que se cerrarán parcialmente las instalaciones en Bremen y Hamburgo, por el desorbitado coste de la energía en Alemania, y también la planta que tiene en Asturias, España. De hecho, el alto horno español se llevará la peor parte, ya que la compañía ha decidido que directamente se mantenga inactivo.

“La decisión se adopta en un momento de incertidumbre económica en el que la confianza de los consumidores de acero ha disminuido; situación a la que se unen las elevadas importaciones de productores extracomunitarios que no se ven afectadas por los crecientes costes derivados del sistema europeo de asignación de derechos de emisión de CO2, impactando en la posición competitiva de los fabricantes europeos”, defiende la compañía.

 

ArcelorMittal

 

Una decisión que abre la puerta a una nueva pugna entre trabajadores y empresa. Así, fuentes del Principado de Asturias advierten de que “que las condiciones laborales sean negociadas y acordadas entre las partes”, al tiempo que insiste en la necesidad de “la aplicación apremiante del arancel ambiental u otro mecanismo de ajuste en frontera por parte de la UE, para que la siderurgia europea no compita en desventaja respecto a la producción de otros países que no están comprometidos en la lucha contra el cambio climático”.

Pero también es un movimiento estratégico para forzar a las autoridades europeas a actuar para hacer frente a ese incremento de precios. De hecho, ArcelorMittal está pidiendo un cambio en el diseño del mercado eléctrico para desvincular el precio de energía del del gas natural. Además, tampoco quiere que el impuesto sobre el gas planificado por Alemania se aplique a los precios al contado, que ya actualmente son muy altos.

 

LA INDUSTRIA DEL MOTOR INTENTA FRENAR

La industria automotriz también está intentando frenar su producción. Al menos, la menos rentable, esto es, aquellos vehículos con menor margen y menos ventas. Así, los fabricantes de vehículos se enfrentan a los mismos retos que el resto de industrias: en primer lugar, unos costes inmensos energéticos que les destrozan los márgenes si no consiguen aumentar los precios. En segundo lugar, una demanda cada vez más débil. Si bien es cierto que la demanda de vehículos ha estado por encima de una producción raquítica, lo que ha ayudado a los precios, ahora ese efecto es cada vez menos claro.

Por último, el problema de microchips que vuelven a escasear en la industria. Así, algunas fábricas en España ya han anunciado que reducirán jornadas e incluso puede que haya parones de algunos días. En Martorell, por ejemplo, Seat contempla ahora nuevos parones en la línea de ensamblaje y estudia la puesta en marcha de un nuevo ERTE. En Vigo, Stellantis, la marca que agrupa a PSA y Fiat, ha estado también parando a medida que no llegaban los pedidos. Y en Navarra, Volkswagen afirma que tiene cerca de 9.000 coches parados por la falta de microchips.

Pero muchos de esos movimientos hay que cogerlos con pinzas. Por ejemplo, SEAT ha anunciado que va a tener que parar por la falta de semiconductores, mientras que en Renault, donde hace unos meses no había suficientes semiconductores, ahora la fábrica de Palencia tuvo que volver antes de vacaciones para fabricar el nuevo Austral. En definitiva, los parones podrían obedecer también a una forma de contención de costes y de precios que un problema verdaderamente real a ese nivel. Unas triquiñuelas muy costosas para el Estado y los trabajadores que seguirán hasta que el precio de la energía no vuelva a niveles normales.

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