Skip to main content

La prenda más polémica y criticada del siglo XIX es, ahora, la más codiciada de la temporada

Marina Vazquez| 6 de mayo de 2024

Cuando se hace alusión a la prenda más cara de la historia es común pensar en aquellas subastas donde se pujaba por los estilismos que lucieron en su día -nombres tan influyentes como, por ejemplo, Marilyn Monroe o Audrey Hepburn en sus películas- como piezas de coleccionista.  Sin embargo, no nos referimos a ellas. Al fin y al cabo, su coste de producción no distó al de cualquier otra prenda. No. En esta ocasión, hablamos de una prenda presente en todos los armarios: el pantalón vaquero.

Una que, pese a estar actualmente normalizada en cualquier armario, en su día marcó un antes y un después en el ámbito social y en el panorama económico. Y es que, aunque el valor de su etiqueta ha crecido exponencialmente desde sus orígenes, el pantalón vaquero de estilo clásico es para buena parte de la sociedad asequible.

De distintos tipos, diseños y colores, esta prenda, tachada y repudiada en sus inicios, supo adaptarse a la necesidad de la época y, como ya se ha matizado, sigue encabezando la lista de las prendas más básicas, económicas y todoterreno de los guardarropas desde hace casi un siglo. Incluso, constituye y forma parte de la última tendencia de moda en el armario masculino.

El pantalón vaquero y todo lo que conllevó su fabricación

Fue a finales del siglo XIX, cuando Levi Strauss ideó y confeccionó el primer pantalón vaquero. En esas décadas, la sobriedad y la uniformidad de los tonos empezaban a volverse una constante en los trajes masculinos. Al contrario de lo que sucedía con las apuestas estilísticas pensadas para el ocio, las cuales se encontraban respaldadas por tonos y diseños más llamativos. Y fue eso, junto al escaso coste y resistencia del tejido, lo que incitó a que fuera tachada como la prenda óptima para formar parte del uniforme de los mineros.

Sin embargo, con el cambio de siglo su exclusividad cambió. La Primera Guerra Mundial supuso una revolución en todos los armarios. Una que dio paso al fenómeno de la ‘antimoda’, es decir, una etiqueta más atemporal. Aceleró una transición estilística hacia una puesta más sobria. Por otro lado, la quiebra de la bolsa de Wall Street evitó que este cambio retornara hacia sus inicios. Y fue ese mismo fenómeno el que favoreció que el repudiado pantalón vaquero adoptase una mayor repercusión de la que poseía a escala mundial.

A finales de la década de los años 30, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, varios países fijaron sistemas de racionamiento. Con ellos, se buscaba abastecer y distribuir los recursos necesarios. Unos donde la moda no fue la excepción. Ni tampoco el cine: se abarataron los costes del vestuario. De ahí a que el pantalón vaquero figurase entre las propuestas de estilismos. El mismo que lució el actor Marlon Brando en Salvaje o James Dean en Rebelde sin causa. Dos propuestas que les convirtió en símbolos identitarios entre los jóvenes de la época. Lo que, asimismo, favoreció que el repudiado (y barato de producir pantalón vaquero) tuviera cabida en todos los armarios. Y sigue en la actualidad.

De ser una prenda desterrada a ser la más codiciada y deseada de cualquier armario

Indistintamente de la época en la que nos situemos, la ropa lleva siendo utilizada como una declaración del estatus. Una que, en sus inicios, estaba marcada por el color de la toga lucida o la calidad del traje y que, actualmente, se rige por la marca o el logo que portan los pantalones vaqueros. Eso sí, pese a sus constantes reinvenciones, la etiqueta del vaquero no ha abandonado nunca su informalidad.

De ahí que su puesta en las ocasiones de etiqueta se haya convertido en una llamada a la renovación estilística -como ocurrió a mediados de la última década del siglo XX con la ya citada imagen de James Dean- por parte de las nuevas generaciones.

Al fin y al cabo, el vaquero en la moda lleva estando ligado al concepto del adolescente que aboga por prendas informales que los adultos desaprobaban -en las escuelas no estaban bien vistos- convirtiéndola en parte de su identidad.

Zendaya en la alfombra roja de los Hollywood Awards con un pantalón vaquero. Gtres.

Un sentimiento que, hoy por hoy, cuando se aboga por su puesta en ocasiones de etiqueta sigue representando esa idea novedosa. Las mismas cualidades que han favorecido que esa prenda que fue lucida como parte del uniforme de los mineros, por la resistencia y el bajo coste de producción que tenían, la hayan convertido en una de las prendas más deseadas y codiciadas, tanto en el ámbito social como en el económico, del armario actual.

El cambio de etiqueta y reconocimiento del pantalón vaquero

Porque si bien es cierto que el pantalón vaquero ha logrado tener cabida en todos los armarios… es la búsqueda de la firma de origen y más representativa la más codiciada. Es decir, la que porta el nombre de Levi Strauss.

Un anhelo que ha contribuido a que la prenda de bajo coste, usada por las clasas bajas para el periodo de entreguerras, haya sufrido una renovación. De hecho, se podría decir que el pantalón vaquero es la prenda que mejor se ha adaptado al nuevo siglo. Al menos, en el terreno económico. Sufriendo una completa renovación al valor que lucía en sus inicios.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO