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Teresa Helbig: «Lo que engancha es nuestra forma de entender la moda»

Marina Vazquez| 4 de abril de 2024

Bajo la premisa de que una ‘mujer Helbig’ nunca pasa desapercibida, la diseñadora catalana y su equipo se han convertido en una firma de referencia a nivel internacional.

Teresa Helbig creció entre patrones. Su madre, modista en un taller, le inculcó que “la verdadera belleza de una creación de moda reside en aquello que no se percibe de inmediato”, mientras la semilla del diseño comenzaba a incubarse en ella. Su firma de ropa homónima, donde la elección de los tejidos de calidad, la meticulosidad y la obsesión por los detalles no faltan, es la mejor prueba de ello.

Sus inicios en la moda empezaron haciendo escaparatismo, junto a su maestro Paco Hidalgo, una experiencia que define como “un ejercicio de creatividad apasionante” que le dio pie a hacer una colección.

Lleva cerca de tres décadas al frente de su taller, pero en todo este tiempo no hay prenda con su nombre en la etiqueta que carezca de esos valores y de esa picaresca, innata en Teresa, que traslada a cada uno de sus diseños pensados “para mujeres auténticas y muy fieles a sí mismas, que hacen las cosas a su manera y bajo sus normas”, la misma que buena parte de la sociedad señala, identifica y reconoce al instante al contemplar sus creaciones.

Un mérito que ha favorecido que haya sido reconocida con el Premio Nacional de Diseño de Moda en 2023 y que sus propuestas luzcan en diferentes puntos del mundo rodeadas de aplausos. Tan solo hay que recordar que fue su nombre el encargado de trazar el uniforme actual de la compañía Iberia para corroborarlo.

¿Cuál diría que es la clave responsable de que el nombre de Teresa Helbig siga brillando así desde sus inicios? ¿Qué tiene para atraer cada vez a más mujeres?
Rodearme de un equipo que vibre igual que yo. Un equipo apasionadísimo que lo hace todo posible. Uno en el que poder delegar y que respeta, como yo, el trabajo y la firma. Por otro lado, Teresa Helbig es una marca creada para empoderar a la mujer, para favorecer su cuerpo, sea cual sea.

«Hay que estar muy atentos a los cambios y a las tendencias de la vida social y cultural»

Vivió la última década de la dictadura franquista y, desde ese momento, es un hecho que la moda no ha cesado de evolucionar, pero ¿cuánto diría que ha cambiado su forma de verla?
El ADN Helbig sigue siendo el mismo, pero sí que hay que estar muy atentos a los cambios y a las tendencias de la vida social y cultural. Hay que mantenerse fieles a una visión, pero con la empatía y la generosidad de escuchar siempre qué es lo que pasa alrededor.

Tengo entendido que, ya en esos años, personalizaba su uniforme en el colegio de monjas. Llegó, incluso, a coser un sujetador de transparencias sobre este, ¿diría que la moda siempre ha sido una herramienta de expresión y, en cierta manera, de rebelión?
Absolutamente. Parece un ejercicio de frescura y generosidad dejar que los inicios sean todo lo ambiciosos y locos posibles. Nuestra forma de trabajar está inequívocamente unida a nuestra manera de vivir, a nuestra manera de ver y entender la vida. Entendemos la slow couture como entendemos los procesos: una comida elaborada, un café con una buena conversación, la lectura, el cine… todo es relevante, y creemos firmemente en darle a cada uno el tiempo que se merece.

Y ese espíritu rebelde, ¿sigue teniendo cabida en sus colecciones? ¿Cree que es justo esa ‘facilidad’ para romper con lo tradicional lo que consigue enganchar a sus clientes?
Yo creo que lo que engancha es nuestra mirada, nuestra forma de entender la moda, de vestir, de vivir. Todas las ‘mujeres Helbig’ tienen ese je ne sais quoi con un denominador común basado en la autenticidad, la inteligencia y la rebeldía que nos entusiasma. Llevamos muchos años ‘pico y pala’ con un estilo muy definido y particular, pero que no nos impide innovar con otro tipo de creaciones sin renunciar al sello Helbig.

Asimismo, en 2023, recibió el Premio Nacional de Diseño de Moda, ¿cómo fue recibir este reconocimiento a su trabajo?
Un galardón así es un regalo inmenso. Es el reconocimiento a 30 años de dedicación, a un tipo de costura slow muy particular y al cuidado máximo en los procesos. Recibirlo fue muy emocionante, una alegría enorme en el atelier y muy celebrado por todo el equipo.

Méritos, desde luego, no le han faltado… se ha convertido en la primera mujer en diseñar el uniforme de Iberia, ¿cómo surgió la idea de presentarse al concurso? ¿Cambiaría algo de la propuesta si se presentase ahora?
Desde el principio, tuvimos claro presentarnos al concurso porque con Iberia tenemos un espíritu compartido basado en la tradición, el savoir faire, el esfuerzo en el trabajo, etc., y sabíamos que un proyecto juntos sería de esos que dejan huella. La propuesta está pensada para que toda la tripulación se sienta orgullosa de llevar ese uniforme, que se sientan favorecidos, empoderados y que los acompañe en cualquier situación. Me sigue emocionando igual que hace seis años cuando ganamos el concurso y no, no cambiaría ni una cremallera.

En estas décadas, hemos visto cómo sus diseños han dejado los maniquís para ganarse un hueco entre los diferentes vestidores y armarios y, por supuesto, en el suyo… De todos ellos, ¿cuál diría que es su favorito? ¿Lo seguiría llevando a día de hoy?
Pregunta complicada; no sabría escoger uno. Podría ser igual un modelo de la colección Outsiders de 2016, como uno de la última, París Texas; un Helbig es para siempre.

De hecho, la reina Letizia se atrevió a dejar sus emblemáticos looks protagonizados por vestidos de un estudiado largo para apostar por un concepto más mini con uno de sus diseños, ¿cómo fue verla con uno de sus diseños y qué impacto puede cosechar para la marca?
La reina es una mujer con ideas claras y fiel a sí misma. La expectación que genera su indumentaria demuestra su interés e implicación con la moda y, sobre todo, con la española. Estar entre sus firmas de referencia es un orgullo.

Lo que está claro es que, a lo largo de su trayectoria, han sido muchos nombres los que han lucido sus vestidos, pero si le dieran la posibilidad, ¿añadiría algún nombre a la lista?
Cualquier mujer que quiera vestir un Helbig es bienvenida, pero si me preguntas de manera concreta… me gustaría vestir a Tilda Swinton y Elle Fanning; soy una grandísima seguidora de su trabajo y algo me dice que sería amor a primera vista.

No obstante, su firma tardó cerca de una década en desfilar, ¿qué diría que fue lo que la ‘detuvo’ a no dar ese paso antes?
Desfilar conlleva una gran responsabilidad. Teníamos que estar muy seguros de que podríamos satisfacer la demanda que, lógicamente, se genera a partir de un desfile. Es un engranaje complejo en el que hay que encajar muchas piezas, producción, proveedores, artesanos… De hecho, hemos tardado 30 años en conseguir desfilar en París, que, para mí, es un sueño que cumpliré este 2024.

Además, sus colecciones son sostenibles…
Desde nuestros inicios, producimos sin stock, bajo pedido y a medida, en Barcelona, y con un grupo de artesanos desde nuestros inicios. Y esperamos poder seguir haciéndolo muchísimos años más con la misma pasión e ilusión.

¿Futuras metas para Teresa Helbig?
Ahora mismo: el desfile de París. Y, además, seguir cuidando a nuestras clientas, ampliando la Helbig Gang y no parar de crear en base al slow.

Y, por curiosidad, al tener un trabajo tan creativo, más allá de la moda, ¿dónde le gusta invertir su tiempo libre para desconectar?
Salir de la ciudad, disfrutar de tiempo con mi gente, participar de buenas conversaciones y comidas que pueden alargarse hasta la cena, un buen libro o exposición, pero, sobre todo, soy una cinéfila sin cura…

A los nuevos diseñadores que están buscando abrirse paso en la industria, ¿qué consejo les daría a partir de su experiencia?
No traicionar su manera de entender la moda. Ser generosos, perseverar y no escatimar esfuerzos. El sacrificio es enorme, pero la recompensa es impagable.

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