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Sandra García-Sanjuán: «Me encanta hacer magia»

Miguel Angel Gomez| 8 de mayo de 2024

La relación de Sandra García-Sanjuán (Tenerife, 1972) con los más importantes artistas del mundo se fraguó desde su infancia, se intensificó durante su juventud y llegó a su esplendor cuando cofundó Starlite junto a su marido, Ignacio Maluquer. Hoy estamos ante la que, probablemente, sea la española más influyente en la industria musical nacional.

Como veremos más adelante, lo que comenzó como una gala benéfica de una noche ha derivado en la creación de un holding empresarial conocido como Grupo Starlite, que en la actualidad engloba, por un lado, la parte musical (gestionada por la empresa Bendeus) que abarca: Starlite Occident, en Marbella (un festival por el que han pasado ya más de 2 millones de personas en sus doce años de vida); Christmas by Starlite, en Madrid; un nuevo proyecto para junio de 2025, Mar de Sons, en Benicàssim; La Plaza by Starlite, en la plaza de toros de Alicante; el festival Brilla Torrevieja; y un proyecto para construir Starlite Music World, en Estepona. Por otro lado, Starlite Universe acomete las colecciones de ropa y de gafas de la marca.

Por su parte, Avory Celebrity Access es la empresa que mantiene Sandra desde que tenía 20 años, cuando empezó dedicándose a la contratación artística, y que se ha transformado en una agencia estratégica de marketing y comunicación que da servicio tanto a nivel interno (Starlite) como externo (respaldando las marcas que esponsorizan Starlite). Starlite Films y Starlite Media son las productoras que hacen toda la parte audiovisual de Starlite, pero que además producen documentales y películas de cine, como la que están produciendo ahora con el director Roland Joffé. El toque filantrópico lo aporta la Fundación Starlite, que cumple este año su decimoquinto aniversario celebrando la citada gala benéfica. Pero para lograr entender cómo ha llegado hasta aquí, hay que retroceder hasta la década de los 70.


APUNTANDO MANERAS

Sandra es la primogénita del matrimonio formado por Pedro García-Sanjuán, que fue uno de los empresario más importantes de Canarias (llegando a presidir el C.D. Tenerife), y Carmen Machado. Ella se considera “una persona bendecida por la familia maravillosa que he tenido y por haber disfrutado de una infancia superfeliz”, y añade que, “por ello, tengo la responsabilidad de dar mucho más de vuelta”.

Como toda hermana mayor de familia numerosa, maduró antes que la media, y con solo 8 años se iba a cargo de los dos hermanos que la siguen en edad a campamentos de verano en Alemania. “Mi madre me tuvo muy jovencita, con solo 20 años, y me veía entonces suficientemente mayor como para hacerme cargo de mis hermanos. Me trataba casi como a una amiga y me llevaba a sus cenas, a sus fiestas y a todas partes, porque al principio ella estaba muy sola en Tenerife, al ser de Madrid”, recuerda la tinerfeña.

Al igual que hiciera su padre, se formó en el Colegio Alemán, lo que ha posibilitado que Sandra hable con gran fluidez cuatro idiomas (español, alemán, inglés y francés) y se defienda en otros tres (portugués, ruso e italiano). Una habilidad para los idiomas que le ha permitido desenvolverse con gran soltura por el mundo. “Todas las asignaturas eran en alemán, y aprendimos inglés y francés a través del alemán”, puntualiza.

Aquel centro educativo fue testigo de las dotes organizativas que, desde bien pequeña, rezumaba Sandra. También de sus primeros negocios. Y es que podría decirse que Starlite es la versión adulta y espectacular de lo que ya apuntaba entonces. “Recuerdo que, como me encantaba organizar, montaba las funciones y organizaba eventos en el colegio. Y con 8 años monté mi primer negocio, desplegando un pañuelo en el patio del colegio sobre el que colocaba las pulseras y pendientes que hacía como manualidad para venderlos”.

Cursó el Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) a caballo entre Oxford y Tenerife, el Curso de Orientación Universitaria (COU) en Madrid y accedió a la Universidad CEU San Pablo. Y, para entonces, ya había hecho sus primeros ‘pinitos’ confraternizando con destacadas celebrities.

EL PUNTO DE ENCUENTRO

“Mi padre era un empresario muy conocido en Canarias, y mucha gente que pasaba por Canarias venía a mi casa. Recuerdo ver allí a María Jiménez (cuando estaba casada con Pepe Sancho), a Los del Río, a Enrique y Ana… De pequeña tuve a los artistas muy cerca porque mi padre era muy sociable. Luego, cuando cumplí 15 años, acompañaba a mi madre a las pasarelas de París, porque la invitaban a los desfiles de moda. Pero un par de años después ya no le apetecía ir y, como yo quería seguir yendo, hablé con la directora de la revista La moda en España, Pilar de Avia, y le propuse cubrir toda la moda de París si me hacía la corresponsal de moda de la revista, sin cobrarle nada. Lo vio como un chollo. Me hizo las tarjetas y empecé a enviar faxes (no había e-mails entonces) a todos los departamentos de prensa de los diseñadores, consiguiendo que me invitaran a los desfiles”.

“Era una revista muy casera y, además, yo no sabía hacer fotos. Utilizaba al principio una cámara automática chiquitita, y me llevaba una Canon de mi padre estupenda para hacer el paripé, porque tenía al lado al fotógrafo de Vogue Australia, al de Elle Estados Unidos… y, mientras ellos iban en vaqueros y ropa de sport, yo iba muy arreglada con una chaqueta de Chanel de mi madre, ropa de Valentino… Ideal. Por eso en muchas ocasiones acababa en el backstage”.

“Así me hice muy amiga de celebrities como Naomi Campbell, Carla Bruni, Elle Macpherson… Y entonces, como en muchas fotos de prensa aparecía yo al lado de ellas, me empezaron a pedir que les pusiese en contacto con alguna de ellas para contratarla, cosa que empecé a hacer. Hasta que en un viaje me dijo Naomi: ‘Oye, estás haciendo el trabajo de agente, esto deberías cobrarlo’. Entonces pensé: ‘¡Ah! ¿Encima me tienen que pagar?’. Yo ya me sentía pagada yéndome con alguna de estas top models al Caribe, Seychelles, Nueva York o Miami a hacer fotos: billetes de avión en primera clase, hoteles de cinco estrellas… Me divertía un montón y no era consciente de que podía ganarme la vida con esto. Así comencé a trabajar con celebrities y con artistas”.

Una vez finalizada la carrera, Sandra aprovechó sus viajes a Estados Unidos para entrevistar a celebrities para la revista ¡Hola!, lo que le dio la posibilidad de conocer a grandes actores como Salma Hayek, Gregory Peck o Anthony Quinn, y a escritoras como Barbara Taylor Bradford o Judith Krantz, entre otros muchos, lo que ha hecho de su agenda de contactos el tesoro por el que mataría cualquier agente o relaciones públicas.

DE UNA ÚNICA GALA AL FESTIVAL MÁS LARGO DE EUROPA

El año 2010 fue clave, ya que se celebró la primera gala benéfica de lo que devendría posteriormente en el festival Starlite. “La gala surge porque sabíamos que Antonio Banderas quería montar su fundación y nos fuimos a verle a Los Ángeles. Era la mañana de los Oscar. Yo sabía que él quería hacer una gala y que estaba montando la Fundación Lágrimas y Favores, y le propusimos una gala conjunta para repartir lo recaudado entre su fundación y la nuestra, Niños en Alegría. Le encantó la idea y empezamos a hacer la gala juntos”, recuerda Sandra.

Desde aquel año, esta gala solidaria se celebra anualmente para dar visibilidad a la labor social que hacen determinadas personalidades públicas con objeto de devolver a la sociedad lo que les ha dado.

“Pero cuando hicimos la segunda gala, me di cuenta de que era dificilísimo, porque, aunque recaudásemos, el coste de una gala para cuatrocientas personas es muy elevado y me pasaba seis meses buscando para conseguir financiarlo. Entonces se nos ocurrió hacer un concierto antes y otro después, haciendo que los artistas, ya que vienen a dar un concierto, se queden, y aprovechando los aprovisionamientos y toda la producción de los conciertos para la gala”, evoca Sandra.

Fue entonces cuando su marido, Ignacio Maluquer, que había diseñado y patentado junto a su socio Alexis Puig el sistema de luces que indican si las plazas de un aparcamiento público están libres u ocupadas, vendió su parte de la empresa para que, con el dinero obtenido, Sandra pudiese montar el festival con el que soñaba.

Sandra no tardó en enviar cartas a todos y cada uno de los artistas con los que trabajaba habitualmente y tenía buena relación: Julio Iglesias; Miguel Bosé; Raphael; Antonio Carmona, Lolita y Rosario (que los juntó a los tres en un concierto); George Benson… “En total, a unas quince personas, pensando que era muy difícil encajar mi fecha en una gira de un artista, ya que tiene su propio routing desde un año antes.

Pero resultó que yo no era consciente de que en aquel momento las giras se habían parado porque estábamos en plena crisis, y tuve una respuesta positiva de todos. Ignacio me dijo que eligiera a los dos mejores, pero yo no podía invitar a una persona diciéndole que para mí era muy importante que estuviera, esta cambiara un viaje, anulara sus planes y me dijera que contara con ella, y entonces decirle yo que ya no cabe en la mesa. Y, aunque Ignacio pensaba irse un año sabático por el mundo, al final le convencí para hacer esto juntos. Abrió Google Maps y trazó con un compás una hectárea completa donde celebrar el festival, porque él es el ingeniero. Y así descubrió la cantera, que era un vertedero del que sacamos doscientos camiones de porquería”, recuerda.

Si quiere leer la entrevista completa y saber cuál ha sido para ella el mejor concierto, la mayor decepción, cómo apostó por Rosalía cuando era desconocida o si valora trasladar el festival que se celebra en Marbella, entre otras muchas cosas más, pida la revista Influencers en su quiosco.


fotos Jesús Cordero
maquillaje María Salud
peluquería Carmen Vivanco

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