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Roberto Leal: «Me siento un privilegiado»

Miguel Angel Gomez| 17 de mayo de 2023

 

Roberto José Leal Guillén (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1979) es uno de los grandes presentadores que tiene la parrilla televisiva actual. Con él hemos vivido algunos de los momentos más emocionantes de la televisión durante estos últimos años, pero todavía le quedan muchos más por protagonizar.

 

En uno de los últimos días de abril, padeciendo el llamado ‘horno ibérico’, que ha reventado varios récords históricos dejándonos temperaturas alarmantemente altas para esta época del año, hablamos con este alcalareño que se ha convertido en uno de los rostros más populares de nuestras pantallas justo cuando acaba de finalizar una de las grabaciones de Pasapalabra, el exitoso programa de Antena 3 que viene presentando con ese sello tan personal.

 

roberto leal
Roberto Leal en ‘Pasapalabra’ (©Roberto Garver)

 

Reconoce que no es un experto en esta materia, pero comentando las temperaturas que tenemos, cree que  “debemos preocuparnos por ser más sostenibles y consecuentes con lo que estamos viendo. Está claro que algo está pasando y no es normal que ahora tengamos dos estaciones, ya que la primavera y el otoño prácticamente no existen. Cuando empiezan a preocuparse las autoridades de esta forma, hay que ponerse manos a la obra. Ya vamos tarde”, afirma.

Si hay un entorno en el que el debate sobre el cambio climático está en plena ebullición es el de las redes sociales. Unas redes que sacan en algunas ocasiones lo peor de muchos, pero que en el caso de Leal son un trabajo más, “porque yo hago muchos trabajos o colaboraciones con marcas y me divierto. Bien llevadas, pueden ser un instrumento bastante informativo, de conocimiento, y luego una forma muy buena de proyectar esto que está tan de moda: tu marca personal. Pero trabajándolas bien y no abusando de ellas, porque en ciertos casos se nos puede ir la mano y, no digo caer en la adicción, pero sí en dependencia de las redes sociales. Dándole su tiempo adecuado, son una herramienta bastante útil”, aclara.

 

PROFETA EN SU TIERRA

El pequeño ‘Rober’ vivió una infancia muy feliz en el municipio sevillano que le vio nacer, “rodeado de mis amigos de toda la vida, de mis padres y de mi hermana, y jugando al fútbol en el equipo del pueblo. Aunque ahora no tengo  contacto diario con todos mis amigos, siempre me preocupo mucho de interesarme por cómo están. De hecho, en unos meses haré de maestro de ceremonias en la boda de una amiga. Ellos nunca me preguntan por la tele. Cuando quedo con ellos para desayunar, o para tomar algo, me preguntan por los niños, por cómo estoy, pero no por la tele, porque ellos ya me conocían antes y para ellos sigo siendo el ‘picúo’, que es mi mote por la forma que tiene mi cabeza”.

Aunque al principio sacaba muy buenas notas, “no porque fuese muy aplicado, sino porque tenía muy buena memoria”, tuvo que repetir curso en dos ocasiones. Él quería ser dibujante, e hizo bachiller artístico con la intención de estudiar Bellas Artes. Pero como la vida, a veces, tiene planes distintos para uno, “cuando iba a hacer el ingreso en la facultad de Bellas Artes, para lo que me pedían un 5, como había sacado casi un 7 y, como también me gustaba el mundo de la publicidad y del periodismo, puse como primera opción Publicidad, por ser más creativa, y después, Periodismo. Al final no entré en ninguna y me fui a trabajar a un supermercado. A los tres meses, me enviaron desde la facultad un telegrama para decirme que tenía plaza, pero que tenía que hacer el ingreso en menos de 48 horas. Dejé el trabajo en el supermercado y me fui a la facultad, pero nunca me planteé que llegaría a ser presentador de televisión”.

Tal es el arraigo que mantiene con Alcalá de Guadaíra, que en 2019 pusieron su nombre a una de sus calles más transitadas, ladel Teatro Auditorio Riberas del Guadaíra, algo que Roberto recuerda con gran cariño, pues para él supuso “una bendición. Una cosa que no te esperas nunca, y menos en vida. Normalmente siempre lo hacen a título póstumo. Es uno de los recuerdos más bonitos que tengo de estos últimos años y de la última etapa con mi padre”, recuerda.

 

“NO ME MOLESTA LA ETIQUETA DEL ‘YERNO DE ESPAÑA’”

 

¿Te incomoda la etiqueta que te ponen de chico bueno?
No, al final todos tenemos nuestras luces y sombras. Yo me considero buena persona y he tenido la suerte de que ninguno de los programas que he hecho haya sido polémico, y de que no me haya tenido que posicionar de forma abrupta. Mis programas siempre han sido blancos y familiares, pero eso no lo decido yo. Lo único que uno decide es cómo actuar en cada uno de ellos. Pero para nada me molesta la etiqueta de bueno, del que cae bien o del ‘yerno de España’. Al contrario.

 

¿Tú cómo te ves?
Profesionalmente, creo que soy trabajador y responsable. En televisión me dicen que improviso mucho, pero la mejor improvisación es saberte el guion y luego improvisar sobre lo que uno ya sabe. No se puede improvisar sobre lo que uno no sabe, porque se te ve el cartón. Pero luego, como persona, soy tranquilo, familiar… y bastante cabezota. Eso no se ve en la tele; lo saben mi mujer, mi madre y mi familia. Incluso cuando ya sé que no tengo razón, la peleo hasta el final. A veces me enfado por tonterías, pero a mí me dura el enfado, como le pasaba a mi padre, un minuto. Después ya incluso se me ha olvidado por qué me había enfadado.

 

¿Está el periodismo en un buen momento?
Yo creo que está en un momento interesante de cambio y de adaptación constante a las nuevas tecnologías, en el que las generaciones que están llegando vienen muy preparadas. Yo creo que son buenos tiempos para el periodismo, sobre todo para tratar de luchar contra las fake news y contra los que están tratando de ejercer de periodistas sin que se hayan formado para ello. Por eso, creo que es importante que haya periodistas de verdad.

 

Fue a raíz de la pandemia cuando se puso más en valor la labor periodística por la desinformación que hubo…
Pues estoy de acuerdo contigo en que la pandemia nos exigió muchas cosas. No sé si salimos mejor o no, pero una de las cosas que nos enseñó fue a esperar a que fueran los periodistas los que nos contasen las cosas, porque había sobreinformación.

 

“SON BUENOS TIEMPOS PARA EL PERIODISMO”

 

¿Sigues dando cursos de comunicación?
Actualmente no, pero me encantaría retomarlo. Lo que pasa es que con la vida que llevo es complicado porque el trabajo que hago en la productora de televisión que comparto con mi mujer me quita también bastante tiempo. El hecho de trabajar conjuntamente con mi mujer comenzó con los cursos de improvisación televisiva, porque a mí me encanta el mundo de la improvisación y en la televisión me había visto en muchos líos al hacer muchas horas de directos. Esos recursos que adquieres en esos líos luego puedes compartirlos con los chavales que están empezando y que les da miedo quedarse en blanco.

 

Llevas 21 años trabajando en la televisión, prácticamente la mitad de tu vida, pero no siempre has hecho programas que hayan sido un éxito. Te he escuchado afirmar que has hecho programas que no ha visto nadie.
Claro. Es que lo difícil en televisión es hacer programas que funcionen y perduren en el tiempo. No sé cuál será exactamente la estadística, pero te diría que, de cada diez programas, funciona igual… ¿uno? Dime qué programas llevan más de cinco años, muy pocos. Al final, he tenido la suerte de estar en programas longevos como Espejo Público, España Directo, Operación Triunfo y, ahora, Pasapalabra. Pero también he estado en programas que no han superado el 4% de audiencias, cuando las audiencias eran tales que esos datos se consideraban un fracaso, y en programas que me han durado tres días. Y uno sigue siendo el mismo…

 

“LO QUE ME LLEVÓ A PRESENTAR OPERACIÓN TRIUNFO FUE ESPAÑA DIRECTO

 

¿Qué recuerdas de tus nueve años en España Directo?
Para mí ha sido el mayor master en televisión que he tenido. Después he tenido formatos enormes que he tenido que presentar, pero siempre he pensado que lo que me llevó a mí a presentar OT (Operación Triunfo) fue ED (España Directo). Sobre todo en mi época de reportero, cuando empecé en 2005, porque teníamos muy poco tiempo para llegar a los sitios, rodar, lanzar la pieza con la unidad móvil… y teníamos de media dos o tres directos diarios, que eso, durante cinco años que estuve allí, no hay master que te lo dé.

 

Pero, visto desde fuera, te convertiste en un protagonista más del programa. Si había que bailar, bailabas. Si había que cantar, cantabas. Y bastante bien, por cierto.
Sí, pero mi crecimiento como presentador fue a la misma velocidad que el de los concursantes y el del propio  formato, porque como todo lo que ocurría allí era de verdad, y los chavales no sabían realmente dónde se habían metido, ni yo tampoco, fuimos haciendo una piña y nos dejamos llevar por lo que suponía una oportunidad como esa. Yo me impliqué al máximo porque para mí era una oportunidad muy grande y era consciente de que los chavales se la estaban jugando también. Podía haber salido mal, pero afortunadamente salió bien y a todos nos dio mucha fuerza.

 

¿Alguna anécdota de entonces?
Una, que no fue muy divertida, fue el primer día, en la primera gala: hacíamos la primera conexión desde fuera del plató para darle un poquito de empaque a aquello y contar que dentro del plató ya estaba todo listo; pero a diez segundos de arrancar, los micrófonos no funcionaban. Había una cuenta atrás y tenía que empezar. Si no se me oye, pues ya me quitarían de en medio. Y, por arte de magia, vino el sonido. Petardeaba un poco el micro, pero se pudo hacer el directo, que duró un minuto, y luego ya empezó la gala. Lo pasé mal.

 

Vivirías muchas anécdotas allí…
Muchísimas. Allí, prácticamente, todo eran anécdotas. Desde llegar a pueblos con cuatro metros de nieve y pasar una odisea, o, en mi época de reportero de cocina, quemarme la boca a muerte; o probar platos que no estaban terminados de hacer y decir que estaban buenísimos.

 

¿Cómo surgió la posibilidad de presentar Operación Triunfo?
Yo supongo que querían un presentador con experiencia, pero que no fuese demasiado popular, para que el  protagonismo fuese para los concursantes y para el propio formato. Y que fuese de dentro de la casa, porque era Televisión Española.

 

 

Si quiere leer la entrevista completa, pida la revista Influencers en su quiosco o acceda a la versión digital que podrá encontrar aquí.

 

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