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Rocketman: sexo, drogas y Elton John

Jesús Casañas| 31 de mayo de 2019

Este viernes llega a los cines Rocketman, el biopic sobre Elton John. En la pantalla le veremos encarnado de forma soberbia por Taron Egerton, mientras tenemos al de verdad sobre los escenarios en su gira de despedida.

Las comparaciones son tan odiosas como inevitables. Y al calor del éxito de Bohemian Rhapsody resulta inexcusable cotejarla con Rocketman. A nivel cinematográfico, por supuesto, que a estas alturas no nos vamos a poner a hablar de si tocaba mejor Queen o Elton John.

Muchos se quejaron de lo “poco” y “suave” que se habló sobre la condición sexual y las adicciones del protagonista, Freddie Mercury (lo importante debería ser su música, pero no nos vayamos por las ramas), en el mencionado biopic.

En Rocketman no podrán hacerlo, ya que se abordan ambos temas desde el minuto uno. De hecho, el hilo narrativo de la película es el propio músico haciendo terapia en sus reuniones de Alcohólicos Anónimos, donde descubre a sus compañeros de sesión de primeras todas sus adicciones: alcohol, drogas, sexo, compras, bulimia…

De este modo asistiremos de forma cronológica a la transformación del pequeño Reginald Dwight (su nombre real) en la estrella mundial que todos conocemos. Ahondando de lleno en los traumas que le perseguirían toda su vida: la falta de atención de sus padres y la mala suerte con sus primeras parejas sentimentales.

El director Dexter Fletcher juega con maestría todas las cartas que le otorga tener en sus manos una superproducción: recreaciones miméticas de sus actuaciones, la riqueza cromática del estridente vestuario del músico… Pero va más allá, aprovechando por un lado el despliegue de efectos especiales para meter enfoques surrealistas: la ascensión a los cielos en su primera actuación en EE. UU., la profundidad de su intento de suicidio al lanzarse ciego perdido a una piscina… Metáfora pura.

Y por otro, el juego que da meter el lenguaje de los filmes musicales en el biopic de un músico, haciendo partícipe no solo al protagonista sino al resto de personajes a la hora de interpretar canciones que, de paso, sirven para narrar determinadas etapas de su vida. Las transiciones temporales que ejecuta en una sola canción otorgan gran dinamismo al ritmo de la cinta.

Veremos, claro está, la bajada a los infiernos de Elton John y su travesía por el desierto. Y también cómo influye su condición homosexual en su vida personal y profesional, tratado de forma natural y admirable, como debe de ser.

Pero por encima de todo, se nos presenta la historia de uno de los músicos más importantes que ha dado Gran Bretaña. El gran acierto de Rocketman es haber hecho una película capaz de cautivar a cualquier espectador, y no solo al seguidor incondicional de Elton John (algo de lo que sí que pecó Bohemian Rhapsody).

Mientras Rocketman se estrena en cines este viernes, 31 de mayo, Elton John continúa con su gira de despedida mundial, que recaerá en el WiZink Center de Madrid el 26 de junio. No da puntada sin hilo.

 

Texto: Jesús Casañas

Fotos: Paramount Pictures

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