Skip to main content

Vodafone ‘liga’ su futuro a Digi y desconcierta a millones de clientes

Pedro Ruiz| 5 de julio de 2022

Vodafone sigue buscando una salida airosa para su filial española. Un viaje que parece compartir con Digi, para bien o para mal. Y es que la situación cada vez es más difícil para la compañía. Hasta hace relativamente poco, el problema era la fuerte competencia, que limaba sus ingresos. Pero ahora, con la inflación disparada, aquel contratiempo parece un juego de niños. Al fin y al cabo, la deriva hacía el low cost de la firma británica le ha dejado sin capacidad de fijación de precios y a merced de la deriva del sector.

El escenario es “extremadamente” difícil, opinan fuentes del sector. “Mirando acción por acción, nuestro análisis sugiere que es probable que Telefónica y Vodafone tengan las tasas de inflación más altas en 2022”, explican desde Barclays. Pero que el escenario sea similar para ambas no implica que la situación sea igualmente complicada. En realidad, el problema es mucho más agudo para la firma británica que para la española.

La razón es sencilla y responde a la pregunta: ¿Cuál tiene más capacidad para subirle los precios a sus clientes? Obviamente, Telefónica. La operadora española tiene un perfil de cliente de alto poder adquisitivo al que retiene con servicios casi únicos, como el fútbol, por ejemplo. Vodafone, por su parte, sigue creciendo en líneas móviles, pero cada vez pierde más clientes de banda ancha fija, que demandan servicios con más margen.

En concreto, Vodafone ha perdido 40.000 líneas de banda ancha entre enero y abril de 2022, según los datos de la CNMC. Esa cifra asciende a 160.000 clientes menos si se toma como referencia los últimos 12 meses. Por ello, la operadora no solo tendrá tasas más altas, sino que también (como apuntan desde Barclays) es “la más expuesta”.

 

LOS AHORROS DE COSTE YA NO LE SIRVEN A VODAFONE

Quizás lo peor no es la situación en España, sino que también se extiende a Italia. “Los altos niveles de competencia y/o macroincertidumbre impiden a las operadoras subir sus precios en Italia y España”, apuntan los analistas. Esa circunstancia es un doble desafío para Vodafone, porque su rentabilidad se ve flanqueada por ambas regiones.

Una respuesta evidente pasa por actuar drásticamente en alguno de los dos mercados. Y es que con la inflación a doble dígito, como en España, las operadoras ya no pueden fiar sus resultados a recortar gastos. También necesitan subir precios.

“La industria no ha tenido que lidiar con el aumento de la inflación durante muchos años (excepto en los mercados emergentes). Por ello, cualquier presión de precios estructural generalmente se ha compensado con una reducción de costes”, señalan los analistas. Pero la situación ahora es totalmente diferente, ya que las operadoras ahora dependen de “ventas adicionales de paquetes cada vez más grandes para compensar la inflación”. Pero eso sin cierto poder de fijación de precios es complicado.

De ahí que una de las salidas más viables para analistas, inversores, accionistas y los propios directivos sea hacer operaciones corporativas. “Tenemos negociaciones abiertas en nuestras principales geografías”, señaló recientemente el director ejecutivo de Vodafone, Nick Read. “En nuestra opinión, la agenda de fusiones y adquisiciones sigue estando muy presente”, explican desde Barclays.

Pero en la configuración de esos movimientos está la clave, ya que hay varias posibilidades. La más sencilla, al menos de forma informativa, es vender una de las filiales, española o italiana, y reforzarse en la otra. Una gran compra permitiría no solo ganar músculo, sino también reducir el número de competidores en dicho mercado. En este sentido, Vodafone frenó recientemente la venta de su filial en Italia, lo que pone a la española en el disparadero.

 

VODAFONE ESPAÑA: ¿VENDER LA FILIAL ENTERA O TROCEARLA?

“El fracaso en la consolidación en España [MásMóvil eligió finalmente a Orange para su fusión] genera dudas sobre su presencia en el país”, adviertían fuentes financieras no hace mucho. Se le añadía, además, la presión de unos de sus grandes accionistas, el fondo activista Cevian. Un fondo que se caracteriza por propiciar grandes ventas en sus compañías de activos poco rentables.

“Es posible que Cevian ya haya jugado su papel en el impulso acelerado de consolidación de Vodafone en sus mercados europeos clave”, opinaban los analistas. Eso era a finales del primer trimestre de 2022. Ahora, en plena debacle inflacionista y entre tambores de recesión en un espacio de tiempo más cada vez más corto, la presión puede ser todavía más alta.

Aún así, una salida total de un país es difícil de ver. Al fin y al cabo, cada segmento dentro de la filial es diferente. Además, tiene que haber un comprador que pueda asegurar un pago, que en el caso de Vodafone España es muy elevado. Quizás en la actualidad, Telefónica sería el único capaz de ejecutarlo. Aunque tanto desde el punto de vista del alto endeudamiento como desde el de los reguladores se trata de una operación casi imposible.

Otra opción es una venta a un gran fondo, hace no mucho KKR intentó adquirir Telekom Italia. Una opción cada vez menos descabellada, aunque también difícil por la baja rentabilidad del negocio. A no ser que dicho actor prefiera trocear la compañía y venderla por segmentos para incrementar su valor. Una opción que también podría adoptar la propia Vodafone.

De hecho, esa opción ayudaría a la operadora a crecer en segmentos donde realmente es rentable. En el caso de España, por ejemplo, Vodafone es muy fuerte en empresas y pese al enorme volumen de contratos de clientes móviles es relativamente poco rentable.

 

DIGI, ¿AMENAZA O SOLUCIÓN?

Así, vender el primero para reforzar el segundo es una buena opción. Además, serviría para redistribuir el capital a otras filiales o a desendeudar el grupo, una de las ambiciones que más repiten los directivos. En este punto entra Digi, el operador rumano que no para de crecer.

“Digi muestra un impulso acelerado” en España, advierten desde distintos bancos de inversión. Un crecimiento que hace mucho daño a Vodafone por varios motivos. El primero es que son competidores directos en low cost, lo que le resta clientes y le obliga a revisar sus precios. El segundo está directamente relacionado con el primero, pero es más delicado. A medida que la operadora rumana gana clientes, su tamaño aumenta más rápido que el de Vodafone. Al final, el resultado puede ser similar a lo ocurrido con MásMóvil, la firma gana tanto tamaño que es imposible adquirirla y las tornas se invierten.

En ese caso, si el crecimiento de Digi sigue acelerándose pronto podría optar a comprar trozos de Vodafone hasta comérselo entero. Ese es uno de los problemas de mantener una estructura obsoleta y poco rentable. En definitiva, Vodafone está obligado a reestructurar sus planes en España. De hecho, probablemente, está en ello. Pero el margen de maniobra es cada vez más pequeño. Así, el futuro de la filial española del grupo está más amenazado que nunca, ya sea de forma interna (se quiere vender) o externa (escenario difícil que estresa el balance). Pero la falta de claridad del grupo está sumando a sus clientes en un caos del que es difícil escapar.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO