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Vodafone busca salir de España presionada por sus accionistas

Pedro Ruiz| 23 de septiembre de 2022

A finales de enero de 2022 la historia de Vodafone se dinamitó. Más en concreto, el día 29 de ese mes. En ese momento, el fondo sueco Cevian tomaba una participación representativa del capital de la operadora. Hasta esa fecha, los analistas habían predicho que el vehículo de inversión ya había presionado a los directivos de la firma para vender sus activos periféricos. Entre los que se encuentra España. Para entonces la presión iría en aumento. Pero recientemente otra entrada en el capital, la del magnate Xavier Niel, parece que puede aumentar esa vocación de venta (o búsqueda de una fusión) para el grupo de España.

Tanto Cevian como Niel no son unos inversores cualquiera. Ambos son reconocidos como activistas, esto es que son proactivos a la hora de forzar a los equipos directivos a tomar ciertas decisiones que consideran trascendentales. Y en el caso de los dos el movimiento que se pide es calcado: acelerar los esfuerzos para deshacerse de los negocios periféricos. De hecho, el fondo sueco ya lo pidió incluso antes de su llegada y el magnate francés es lo primero que ha hecho al descubrir que había invertido hasta un 2,5% en el capital de Vodafone. Por si fuera poco, el director ejecutivo de la firma, Nick Read, ya ha dicho a inversores y analistas que esa es su máxima prioridad ahora.

 

¿LOS PRÓXIMOS PASOS EN VODAFONE?

Pero solo la intención no cuenta. En Italia, Vodafone hizo un amago para intentar vender su filial, aunque el movimiento fracasó por el bajo precio recibido. En España, por su parte, la decepción vino cuando su fusión en España con MásMóvil se truncó, al adelantarse Orange, lo que ha dejado descolocado al grupo. Ahora, Read y su equipo deben decidir cuál es el plan a seguir en ambos países. Una hoja de ruta que podría incluir la venta de alguna de las dos filiales, mientras se refuerza la otra con una fusión o adquisición futura. La idea es crecer lo suficiente para ser rentable o desaparecer.

El primer punto en el nuevo juego de fusiones, adquisiciones y ventas de Vodafone pasa por Sudáfrica. Así, uno de los puntos calientes entre Read, Cevian y Niel es que la filial del grupo en el país africano, denominada Vodacom, debe venderse, lo que inyectaría alrededor de 8.000 millones en el grupo. Además, la firma también parece convencida de vender una participación en Vantage Towers, la sociedad con la que gestiona todas sus torres en territorio europeo, que podría alcanzar en mercado un valor cercano a los 11.000 millones de euros. Y a partir de ahí, ya no se tienen más certezas.

 

Vodafone

 

Para Reuters “el siguiente paso sería fusionar o vender algunas de sus segmentos móviles (no de redes fijas) que mantiene en países europeos, como las de España y Gran Bretaña”. Para otras fuentes del sector, que directamente apuntan al territorio nacional, señalan que ​​“el fracaso en la consolidación en España genera dudas sobre su presencia en el país”. Al fin y al cabo, en Reino Unido el grupo ya ha empezado a sondear fusiones para crecer notablemente y hacer frente a los gigantes que se están rearmando. 

 

CEVIAN Y NIEL: ITALIA SÍ, ¿ESPAÑA NO?

Cuando se hace referencia a que tanto Cevian como Niel son un tipo de inversor especial, más conocidos como activistas, quizás se queda pequeña la definición. Y es que ambos son reconocidos por haber ido mucho más allá tanto en sus exigencias como en sus métodos. Así, el primero es uno de los fondos más agresivos de los que todavía quedan en Europa, en especial a la hora de recortar estructuras obsoletas de las compañías. De hecho, a su líder Christer Gardell se le conoce como el “carnicero” por sus presiones en este tipo de operaciones para trocear empresas.

Además, curiosamente, a Gardell le gustan poco o nada los negocios en el sur de Europa. Así, el grupo sueco prácticamente nunca opera en las latitudes más bajas europeas. “Considera que la gobernanza en las tierras salvajes del sur de Europa es demasiado impredecible”, advertía en un monográfico The Economist hace cinco años. Desde entonces, alguna apuesta ha llegado a Italia, pero no cuenta con presencia significativa en España. La misma preferencia geográfica parece tener Niel. El magnate francés es el fundador de Iliad, la operadora italiana que intentó comprar a Vodafone en Italia.

 

Fuentes del sector, que directamente apuntan al territorio nacional, señalan que ​​“el fracaso en la consolidación en España genera dudas sobre su presencia en el país”

 

Niel, por su parte, es conocido también por su tozudez inversora. En 2020 ayudó a bloquear una controvertida emisión de derechos en el propietario del centro comercial Unibail-Rodamco-Westfield. Pero la pregunta es cuál es el interés del magnate para invertir en Vodafone, más si cabe cuando no hace mucho la firma británica rompió las conversaciones con la compañía que dirige. Una opción, para Reuters, es forzar una venta con un precio a la baja, pero no parece ser la mejor decisión para el resto de inversores. Otra opción es una fusión de ambas para poder hacer frente a Telekom Italia en el país transalpino.

 

¿VODAFONE FORZADA A SALIR DE ESPAÑA?

Eso deja a España en un sitio incómodo dentro del grupo. Por un lado, porque la situación actual del mercado hace muy difícil que los directivos de Vodafone vean viable su permanencia en el país. Read, Cevian y ahora Niel son muy cristalinos al respecto: “permaneceremos en un mercado siempre que tengamos el tamaño suficiente para ser rentables”. ¿Es el caso de España? No. Así, con el nuevo tamaño que adquirirá MásMóvil, tras su fusión con Orange, puede retar perfectamente a la firma británica en el target del bajo coste. Y por si fuera poco, la aparición de Digi sigue haciendo mucho daño a todos.

Pero ese no es el único efecto: ¿Puede escalar a un nivel superior Vodafone? Parece cada vez más difícil. De nuevo, la fusión de Orange y Másmóvil cierra ese espacio, más si cabe que a medida que aumenta el Arpu, el ingreso medio por cliente, la presencia del gigante español por definición en el sector, Telefónica, acapara un mayor volumen de cuota. Al final, Vodafone parece atrapada en una pinza en la que ni por arriba ni por abajo logra salir adelante. La alternativa para ser rentable es subir sus precios con el IPC, pero es difícil retener a los clientes con esa política.

Al final, el grupo dependerá en España de que el resto de operadores suban precios de forma generalizada. Aunque eso podría ser una bendición, en realidad, es una muestra de debilidad, ya que no es capaz de mostrar capacidad para fijar los precios. En otras palabras, no tiene la envergadura que los directivos y fondos activistas piden. Incluso comprando Digi, una posibilidad que no es tan remota, debería pelear en el bajo coste e intentar rentabilizar una inversión que a día de hoy no hay prácticamente nadie capaz. En definitiva, las llegada de Niel abre de nuevo muchas posibilidades, pero una de las más importantes es la salida de Vodafone de España, al menos, en el segmento de móviles.

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