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Así es el semáforo que dice a los británicos qué alimentos son saludables

Redaccion| 7 de abril de 2017

Se implantó en 2007 y categoriza por colores los alimentos para ayudar a los consumidores.

¡Alto! ¡Eso que vas a comerte está repleto de grasas saturadas, azúcar o sal! Algo así perciben los británicos cada vez que compran un producto alimenticio en un supermercado. Sucede desde hace una década, cuando el Reino Unido adoptó el llamado ‘Semáforo Nutricional’: un código de colores que identifica qué alimentos son saludables y cuáles deben ser tomados con moderación según la concentración de algunos compuestos.

El semáforo en cuestión está situado en parte delantera de los envases para que, de un vistazo, el consumidor pueda conocer detalles sobre los ingredientes que contiene cada producto. Se limita a una serie de compuestos: azúcar, sal, grasas y grasas saturadas. Es decir: a los más criticados y potencialmente peligrosos si se abusa de ellos. La etiqueta marca con los tres colores del semáforo a cada compuesto: rojo para altas concentraciones, ámbar para cantidades aceptables y verde para lo óptimo y sano.

Este sistema ha sido mejorado en los últimos tiempos y ha sido tomado como ejemplo para otras naciones europeas, que buscan implantar modelos similares. Francia es una de ellas, que con el llamado ‘5C’ va a marcar cada producto con un código de colores. No son los primeros países en implantarlo, ya que Suecia lo hace desde 1989 con el ‘Key Hole’, utilizado por Noruega y Dinamarca para sus propias adaptaciones nacionales.

El éxito del semáforo británico llevó en 2011 a la Unión Europea a plantear un modelo similar para los Estados miembros. La medida no prosperó, en parte por la oposición de algunos lobbies asociados a un sector de la industria alimentaria y de bebidas, que según algunos estudios pudo haber invertido entre 1.000 y 1.400 millones de euros para que la medida fracasara, según ha explicado el sanitario y periodista Félix A. Morales basándose en varios informes.

Sin embargo, la mayor concienciación entre la población sobre la necesidad de llevar una dieta equilibrada como requisito imprescindible para proteger la salud ha llevado a una parte de la industria a crear por su cuenta un semáforo para sus productos. Al menos seis grandes compañías quieren «ayudar a los consumidores a tomar decisiones equilibradas y conscientes» a la hora de elegir un producto. Este semáforo asignará los colores según la porción de consumo estimada por persona, en lugar de por cada 100 gramos o 100 mililitros de producto del modelo británico. Algunos expertos han aplaudido la medida, pero critican que no exista un baremo oficial que proporcione a los consumidores información de confianza, dado que el modelo planteado por estas compañías deja en manos de cada fabricante la valoración final que hará de su producto.

Estas noticias llegan precisamente en plena polémica por el aceite de palma, un compuesto muy utilizado por la industria alimentaria pero que está en el punto de mira de nutricionistas y consumidores por su alta concentración de ácidos grasos saturados (alrededor de 49 gramos por cada 100 gramos de producto). Algunas cadenas de supermercados se han sumado a una iniciativa para eliminar de sus productos este compuesto, una medida aplaudida por los consumidores preocupados por su presencia en alimentos pero vista con cierto recelo por una parte de los fabricantes, quienes aseguran que actualmente no existe una alternativa viable al aceite de palma. No sabemos qué dirá el semáforo de todo esto.

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