BBVA prepara una criba que podría acabar con la salida de Onur Genç
BBVA pasa por una situación difícil, quizás la más compleja en años. Así, esta misma semana la entidad era superada en capitalización por CaixaBank. Un hecho aislado que, sin embargo, es el reflejo de los muchos males que aprisionan a la firma bilbaína y que mete presión sobre su consejero delegado, Onur Genç, que podría ser reemplazado próximamente. Y es que no solo ha perdido el favor de los inversores, sino que cada vez le persigue una mayor preocupación por su solvencia. Especialmente, por Turquía, pero también porque se ha fundido ya los 9.000 millones que recibió por su filial en EE.UU. sin grandes resultados.
Lo peor de todo, probablemente, es que allí dónde se mire aparecen problemas importantes. Y cada vez es más difícil ocultarlos, incluso para su presidente, Carlos Torres, al que se le ve incómodo en cada una de sus últimas intervenciones. “No tiene sentido comprar oficinas”, señalaba este pasado lunes 21 de junio en Santander. Unas declaraciones curiosas, ya que unos pocos días atrás BBVA completó la compra de 662 sucursales por unos 2.000 millones. También evidencian una ruptura con el artífice del plan, el propio Genç.
Incluso, aunque se maticen las palabras del presidente. Al fin y al cabo, hacía referencia al hecho de ‘comprar oficinas’ como sinónimo de un movimiento corporativo con un banco tradicional. “Las fusiones me aburren en el sentido estratégico”, diría antes. De nuevo, una coletilla mohína que contrasta con las entusiastas palabras que hacía el mismo Torres hace algo más de año y medio. Era mediados de noviembre, en el Investor Day del grupo, cuando el presidente dejaba la puerta abierta a futuros movimientos con un “veremos que depara el futuro”. Antes, siempre había señalado la importancia del M&A para generar ganancias en un territorio.
LAS DEBILIDADES QUE AFLORAN EN BBVA
Pero la realidad es aun peor que las amargas palabras del presidente. Por un lado, porque pese a que le aburran, o eso dice ahora, intentó un movimiento corporativo con Banco Sabadell. Una operación que, además, se frustró por las malas negociaciones llevadas a cabo por el propio BBVA. Por otro, porque ‘comprar oficinas’, como ahora lo llama Torres, es lo que ha ayudado a CaixaBank para erigirse como el segundo banco con mayor capitalización de España, superando por primera vez en la historia a la firma bilbaína. Algo que no ha gustado en el banco.
Al fin y al cabo, la capitalización de cualquier empresa, con sus defectos, es la forma más eficiente de conocer el valor de un activo. Una realidad de la que es consciente Torres. También de que el sorpasso de CaixaBank no es más que la causa de unos síntomas (debilidades) cada vez más patentes.
Empiece por España. En marzo de 2020, poco antes del terremoto que llegaría con la pandemia, BBVA presentaba un volumen de activos, dentro y fuera de balance, y un número de clientes parejo al de la entidad catalana. Además, de una ventaja notable en cuanto a su cotización bursátil.
Cerca de medio año después todo se descuadraría. CaixaBank rompió el tablero de juego anunciando su fusión con Bankia. BBVA, por su parte, intentó dar un golpe en la mesa con un movimiento corporativo junto a Banco Sabadell. El coste de ambas operaciones no solo se asemejaba, sino también el resultado. Pero ahora la firma catalana es un gigante de 20 millones de clientes que está triturando a sus competidores, por ejemplo, en cuanto a captación de fondos. Una fortaleza antigua fortaleza de los bilbaínos.
EL EMPEÑO DE GENÇ CON TURQUÍA PUEDE SER SU PUNTILLA
Aunque hay algo todavía peor, bastante peor. Y es que finalmente BBVA sí se ha gastado ese dinero (el destinado a cerrar la fusión con Sabadell) en España. Aunque el resultado ha sido muy diferente al que ha logrado CaixaBank. Así, en la operación de compra de sucursales a Merlín deja entrever cierta improvisación. Al fin y al cabo, es un movimiento casi obligado por el notable incremento de la inflación que perjudicaba a la entidad por dos vías. En primer lugar, al elevar sus costes, ya que tenía los contratos ligados al IPC. En segundo lugar, al reducir el valor del efectivo que mantenía el banco.
Un desastre sin paliativos que parece tener un solo tiene un culpable: Onur Genç. Así, el consejero delegado del grupo no solo opuso desde el primer momento a un maridaje con el Sabadell, sino que siempre puso la adquisición total de Garanti por delante. De hecho, así se hizo finalmente. BBVA descartó finalmente el movimiento con la entidad catalana para gastarse miles de millones en recomprar acciones y, posteriormente, lanzar una opa sobre su filial turca. El resultado no ha podido ser peor.
En concreto, Banco Sabadell ha más que duplicado su precio, mientras Turquía se hunde arrastrando a BBVA. Al fin y al cabo, el enorme derrumbe del precio de las acciones del grupo, que cede ya casi un 15% frente a las fuertes subidas de sus competidores, se explica casi principalmente por el desastre de la economía turca. Una catástrofe que no tiene visos de acabar demasiado bien. La región se encamina hacía una inflación de tres dígitos, lo que implica activar la contabilidad de hiperinflación en dicho mercado. Una modalidad que afectará a la baja tanto los resultados del banco como el capital.
BBVA SE HA FUNDIDO 9.000 M€ Y LOS INVERSORES RECELAN DE SU SOLVENCIA
Esos problemas en la economía turca han propiciado, además, que la solvencia del grupo empiece a resentirse. Por el momento no es un problema, pero la velocidad a la que crecen sus seguros ante un impago del grupo, llamados CDS (Credit Default Swaps), es un toque de atención. En concreto, hace una semana se situaban en los 92 puntos básicos, lo que supone un crecimiento del 50% en apenas unas semanas. Detrás de ese vertiginoso ascenso estaría tanto el desastre turco como la presión de la deuda pública española. Por último, que amplio colchón de capital que mantenía se ha reducido drásticamente.
“El exceso de capital se ha evaporado en menos de un año”, advierten fuentes financieras acerca de la situación de BBVA. Así, los analistas esperan que el grupo pueda cerrar el segundo trimestre con una ratio de capital CET 1 Fully Loaded en torno al 12,3%, desde el 12,7% del primer trimestre. Una caída que no gusta al mercado y que también está forzando el precio de las acciones a la baja.
Francisco Rodríguez Soler parte como favorito para sustituir a Onur Genç, como consejero delegado de BBVA, que volvería a Turquía para reconstruir Garanti.
Aunque probablemente la mayor preocupación para inversores y accionistas es qué se ha hecho con esos 9.000 millones. La cuantía se ha gastado en despedir a parte de la plantilla, la recompra de acciones, la compra de las oficinas de Merlín y la OPA sobre Garantí. Pero que también se ha consumido a medida que Turquía empeoraba día a día. Y el resultado es que se ha quedado muy por detrás en revalorización frente a sus competidores como Banco Sabadell o CaixaBank. La estrategia parece haber fallado estrepitosamente.
RODRÍGUEZ SOLER, EL FAVORITO PARA SUSTITUIR A GENÇ EN BBVA
De ahí, que el puesto de Genç esté más en el aire que nunca. Hay que recordar que fue elegido, vino precisamente desde Garantí, en 2019, por lo que el año que viene se cumplirá el ciclo de cuatro años que parece ser una ley no escrita en muchas empresas para los puestos directivos. Orange, por ejemplo, es un reloj para este tipo de remodelaciones. Un ejemplo más cercano es el de Banco Santander y José Antonio Álvarez, consejero delegado, que fue reelegido ese 2019 y dejará el cargo en 2023. Así, tras los malos precedentes las fuentes apuestan por la salida del actual CEO dirección, de nuevo, a Turquía.
Por su parte, el nombre que más suena para acceder a ese cargo es el de Francisco Javier Rodríguez Soler. Pese a que en la actualidad ostenta un cargo algo menor como el de Global Head of Sustainability, el ejecutivo ha estado detrás de los dos últimos grandes movimientos del banco. En primer lugar, se ocupó de cerrar la venta del negocio inmobiliario del grupo a Cerberus por 2.800 millones. En segundo lugar, fue el encargado de llevar la venta de Compass en Estados Unidos por 9.000 millones. En ambas ocasiones, Rodríguez Soler salvó ‘in extremis’ al BBVA, por lo que es más que probable que haya una tercera.