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Dominos, menos cantidad al mismo precio: la OCU denuncia que la reduflación se dispara en España

Pedro Ruiz| 17 de enero de 2022

Dominos Pizza ha decidido reducir en un 20% las porciones de pollo en sus raciones. Aunque el precio lo mantendrá igual. Así lo confirmó recientemente el consejero delegado de la compañía, Ritch Allison, como estrategia para defender su rentabilidad de la alta inflación que sacude al mercado. Pero no es un caso atípico, de hecho, se está repitiendo en todo el mundo. En España, sin ir más lejos, la OCU detectó que los fabricantes están reduciendo el contenido de sus envases entre un 5 y un 10% manteniendo los precios originales.

Se trata de la otra cara de la moneda de la subida de precios. Al fin y al cabo, la inflación no es más que la pérdida de poder adquisitivo de los compradores. En otras palabras, que con la misma renta, o presupuesto, se pueden comprar menos cantidad de bienes. Lo anterior, se traduce que o bien los precios tienen que subir para poder comprar lo mismo o que si se quiere mantener el dinero gastado se comprará menos. Aunque eso último, que se conoce como shrinkflation, reduflación en español, tiene un problema importante: no aparece en las estadísticas.

Los actuales cálculos para el índice de precios se ejecutan normalmente sobre una base. Los estadísticos utilizan ese suelo para computar si ese mismo producto se ha encarecido o no. Pero no es capaz de hacer ese trabajo de forma eficaz con las cantidades. De hecho, en muchas ocasiones acaba escapando de las cifras oficiales. Al final, eso supone que los consumidores están padeciendo un incremento de los precios superior a la oficial. Y eso es un problema porque en muchas ocasiones se utiliza ese dato ‘real’, que no lo es, para ajustar el poder adquisitivo con revalorizaciones de los sueldos, pensiones o ayudas.

 

DE DOMINOS A ESPAÑA: LA OCU ADVIERTE DE SU USO GENERALIZADO

El ejemplo de Dominos ha dado visibilidad a un hecho generalizado. Incluido España. En el último informe sobre supermercados publicado por la OCU, hace unos meses, destacó que había un 45% de productos de la cesta de los españoles que habían reducido su precio. Una buena noticia, sino fuera porque tenía truco. Así, la organización que vela por la defensa de los consumidores alertó que «las bajadas son solo aparentes, ya que ocultaban un fenómeno curioso», por el que se reduce la cantidad de producto en mayor porcentaje que el precio.

 

Domino's

 

Pero no solo se trata de los artículos que mantienen el precio, pese a traer menos cantidad como ocurre con Dominos, sino que se iba más allá. Así, la OCU señaló que hay «productos que reducen la cantidad incluida en el envase para camuflar la subida del precio», como lomos de merluza de Pescanova, que ha rebajado el coste el 5,6%, pero el envase trae un 10% menos -pasa de 400 a 360 gramos-. «Pagas menos, pero también recibes menos. El precio en realidad ha subido”. Además, desde la asociación se denunció que el número de artículos que estaban aplicando esta forma de reduflación es cada vez mayor.

Entre los ejemplos más destacados que pone sobre la mesa la OCU podemos encontrar: el del bote de Cola-Cao que ha perdido 40 gramos y el precio se ha rebajado el 8%, pero con la pérdida de peso la rebaja queda en el 3,1%. Un yogur natural de Danone se abarata el 0,2%, pero trae un 4% menos, por lo que en la práctica el precio sube el 4%. Un Activia ve subir su precio un 0,5%, pero trae un 4% menos (5 gramos menos), por lo que la subida real es del 4,7% en el precio.

 

EL INCREÍBLE CASO DE LAS COMPAÑÍAS CHOCOLATERAS

La lista no acaba ahí. La margarina de Tulipán ve que el envase se ha reducido un 10% (50 gramos menos) y sube el precio el 3,4%, por lo que finalmente el consumidor está pagando un 14,8% más. En otro caso destacado, en los espaguetis y macarrones de Gallo los paquetes han subido un 3,7% y un 4,1% al pasar por caja respectivamente, pero traen un 10% menos de producto, lo que implica en la práctica un encarecimiento real del 15,2% y el 15,7%. Un último ejemplo paradigmático es el de los helados: acaso nadie se ha dado cuenta que cada vez son más pequeños.

Y es que los artículos con chocolate son algunos de los ejemplos más claros de está nueva, y cada vez más extendida, práctica empresarial. Un caso muy sonado fue el de la fuerte reducción en el tamaño de las icónicas barras de Toblerone. Unos años más tarde, la propia compañía, Mondelez International, reconocía públicamente la decisión de cambiar la forma de la barra, con la consiguiente pérdida del 10% de su peso, estuvo destinada a mantener el producto accesible para los clientes, por los elevados costes internacionales del cacao.

Evolución de los futuros del cacao en el mercado de EE.UU., fuente Investing

 

Nestlé ha asegurado que en ocasiones también ha ido reduciendo el peso de sus productos para disminuir las calorías o equiparar el proceso de producción en distintos países. Pero en realidad lo que se está haciendo es maximizar la rentabilidad de la compañía. De hecho, pese a que el precio de su materia prima por excelencia, el cacao, no ha parado de subir con los años, hasta un 38% en los últimos cinco años según los precios de los futuros que cotizan en EE.UU., las firmas de dulces cotizan en la actualidad cerca de máximos históricos. Obviamente, no es casualidad.

 

DOMINOS EN EVIDENCIA: EL POLLO ENTRE LO QUE MENOS SUBE

Los problemas de Dominos o la decisión de las firmas de dulces de todo el mundo podrían exacerbarse próximamente. La razón es que entre los productos que más han subido de precio están los alimentos primarios, esto es, los que no son procesados. El movimiento de los mismos es curioso. A comienzos de la pandemia podría esperarse que los precios se hubieran disparado por los problemas de almacenamiento y el cierre de fronteras. Pero cuando el mundo empezó a abrirse y las economías se reabrieron, los precios comenzaron a subir alarmantemente rápido. De hecho, en mayo habían alcanzado su punto más alto desde 2011.

Lo peor es que ese incremento no ha frenado con el paso de los meses, según el índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Así, el registro se situó en diciembre de 2021 en un promedio de 133,7 puntos, lo que supone un 23,1% más que en diciembre de 2020. Entre las mayores subidas, se encuentran la de los cereales. En concreto, los precios del maíz y el trigo en 2021 fueron un 44,1 % y un 31,3 % más elevados que sus respectivos promedios de 2020. Muy cerca de máximos históricos, también, se sitúan los aceites vegetales. Por último, el índice de precios de los productos lácteos de la FAO en el años pasado alcanzó un promedio de 119,0 puntos, lo que supone un aumento de 17,2 puntos (un 16,9 %) respecto de 2020.

Curiosamente, el índice de precios de la carne fue el que menos subió en promedio con un aumento del 12,7%, respecto de 2020. Y entre las distintas categorías fueron las aves de corral las que menos tensiones inflacionistas tuvieron. Un hecho que descubre que el movimiento de Dominos con sus raciones de pollo no es tanto por la materia prima, sino por todo lo demás. Por lo que a la cadena especializada en pizzas le seguirá probablemente el resto. Ya sea a través de una subida de precios o de reducir la cantidad vendida a ese mismo precio. Y es que la inflación, el impuesto de los pobres, puede aparecer de muchas maneras y todas ellas suelen ser negativas.

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