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El James Webb encuentra los primeros indicios de vida extraterrestre

Pedro Ruiz| 31 de agosto de 2022

El telescopio James Webb está llamado a cambiar todo lo que conocíamos del universo. De hecho, en sus primeras semanas surcando el espacio, el resultado no ha podido ser más revelador. Y no se trata de la precisión en sus imágenes, como las proporcionadas de Júpiter con todo lo que conlleva, sino su último descubrimiento menos conocido: las primeras evidencias de posible vida extraterrestre.

Así, el James Webb capturó recientemente la primera evidencia inequívoca de dióxido de carbono en la atmósfera de un planeta fuera del Sistema Solar. Pese a que la historia esconde muchos más detalles científicos -algunos de ellos tendrán una gran repercusión en los próximos años-, que se abra la puerta a la vida extraterrestre ya es por sí mismo un hallazgo que dará mucho que hablar.

Detectar dióxido de carbono en la atmósfera de un planeta es un trampolín hacia la detección de vida más allá de la Tierra”, reconocía recientemente la prestigiosa revista Nature. La razón es que se trata de un material íntimamente relacionado con la vida orgánica, ya sea por ser el alimento de un tipo (las plantas por ejemplo) o el desecho de otro (las personas, sin ir más lejos). 

Pero también ofrece muchos otros detalles. Y es que es también una prueba de que este tipo de planetas pueden contener elementos sólidos más pesados, un requisito imprescindible para la vida. Aunque no sea inteligente, obviamente.

 

LA HISTORIA DE WASP-39B

La detección de dióxido de carbono en un planeta llamado Wasp-39b es nueva, pero había sospechas acerca de ello. De hecho, por eso mismo, el propio James Webb le ha analizado con detenimiento. El exoplaneta era conocido desde hacía tiempo y bautizado como ‘Júpiter Caliente’ porque su diámetro es ligeramente más ancho que Júpiter y está a más de 200 parsecs de la Tierra. Fue descubierto inicialmente durante observaciones desde tierra y luego detectado por el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, operativo entre 2003 y 2020.

Finalmente, los datos de este último sugirieron que la atmósfera de WASP-39b podría contener dióxido de carbono, pero no fueron concluyentes. Y en esta parte de la historia entra el James Webb que se lanzó a su análisis a través de distintas imágenes que ayudarán a encontrar ese material en la atmósfera. 

 

James Webb
Imagen del jame Webb de como detecta el dióxido de carbono

 

¿Cómo se logró? Durante algo más de ocho horas del 10 de julio, el telescopio observó el movimiento del planeta frente a su estrella. Mientras lo hacía, la luz de las estrellas brilló a través de la atmósfera del planeta donde varias moléculas absorbieron longitudes de onda específicas de luz infrarroja. “Y ahí estaba, simplemente saltando de la pantalla de la computadora”, dice Natalie Batalha, astrónoma de la Universidad de California en Santa Cruz (UCSC), para Nature

 

¿QUÉ SIGNIFICA EL HALLAZGO DEL JAMES WEBB?

Batalha dirige el equipo científico de liberación temprana de exoplanetas en tránsito de Webb. Pero no estaba sola, ya que su compañera Jessie Christiansen, astrónoma del Instituto de Ciencias de Exoplanetas de la NASA en Caltech en Pasadena, le acompañaba. La respuesta de ambos fue: «Hemos tenido indicios de ello antes, pero esta es la primera vez que realmente ha sido un tipo de detección de ‘golpe en la cara'».

De una forma tan clara hacía referencia a un hecho elemental: el James Webb es capaz de ayudar a detectar este tipo de gases en exoplanetas. “Lo primero que pensé cuando vi esa señal fue ‘guau, esto va a funcionar’”, dice Batalha. Y es que una de las misiones del telescopio es ayudar a detectar este tipo de gases en las atmósferas que muestran los indicios de que pueda haber vida en el exterior. 

El WASP-39b es solo una pequeña prueba de lo que está por venir. Al fin y al cabo, los científicos eran conscientes de que el planeta no tendría vida, ya que está más cerca de su estrella que Mercurio, pero debía servir para calibrar el potencial del James Webb. En los próximos meses debería venir lo realmente importante. Solo en el primer año de su funcionamiento, el telescopio está encargado de observar 76 exoplanetas, pero la cuenta final podría ser de cientos. Observará a través de las atmósferas de gigantes gaseosos y pequeños mundos rocosos que podrían parecerse a la Tierra.

 

EL JAMES WEBB YA ESTÁ CAMBIANDO LA ASTRONOMÍA

Pocas ciencias son tan antiguas y tienen visos de cambiar tanto como la astronomía. Y todo gracias a la llegada de este gigante espacial llamado James Webb. Aunque su advenimiento, hay que recordarlo, ha llegado con algunos problemas importantes, como un sobrecoste de 10.000 millones y 11 años más tarde. Aun así, sus capacidades son enormes. 

Una de sus características principales es que está demostrando ser el telescopio más sensible para detectar luz cósmica infrarroja (longitudes de onda apenas más largas que las que los humanos pueden ver). La radiación de este tipo es interesante para los astrónomos por tres razones. Primero, es mejor para penetrar las nubes de polvo que la luz visible, iluminando regiones hasta ahora ocultas donde se están formando estrellas y sistemas solares. En segundo lugar, es emitido por antiguos objetos calientes como estrellas y galaxias cuyas longitudes de onda se han estirado hasta el infrarrojo por la expansión del universo. En tercer lugar, también corresponde a las emisiones de objetos fríos como los planetas, incluidos aquellos potencialmente capaces de albergar vida

La suma de las tres le convierte en un agente potencial para provocar una revolución en la astronomía. Muy probablemente, será el primer gran detector de signos de vida biológica (si los hay) allí donde detenga su mirada. Ese será sin duda el evento que puede cambiarlo todo, aunque mientras ayudará a entender el cosmos mucho mejor. 

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